El texto tiene, evidentemente, algunos aspectos aprovechables. Pero mi valoración general sobre él es que parte de unas premisas, “camufladas” sólo hasta cierto punto, que son erróneas y que por tanto llevan a los autores a un análisis de aspectos, y a una definición de estrategias y tácticas, que también son errores en muchos casos. Esas premisas parten de un deseo también sólo a medias ocultado: la formación de una ¿nueva? entidad política que sea el referente parlamentario de la izquierda social. El problema parte, así, de confundir los deseos (no entro a valorar si buenos o malos deseos) con la realidad.
Aunque analizaré el texto en su propio orden, sí quiero primero decir que la más central y errónea de esas premisas es que impregna todo el texto la asunción del momento presente (la crisis del sistema) como perdurable en el tiempo. Es decir, los autores piensan en escenarios en los que el sistema se mantendría tal cual, en crisis pero tal cual. Y las crisis lo que suponen es la imposibilidad de mantenimiento de lo existente. Y en este caso, la imposibilidad de mantenimiento del capitalismo, no como está, sino incluso como sistema.
Es plenamente cierto que todas las HGs anteriores fueron atacadas por el poder con todos sus medios. Pese a lo cual salieron adelante. Lo que no es cierto es que lograran modificar las políticas gubernamentales de forma drástica. Que cambiasen las medidas concretas no supone en ningún caso que la tendencia del capitalismo a un aumento de la explotación variase. La prueba, más allá de la extensión de la precariedad y los cambios en la estructura productiva, es precisamente la crisis actual, que tiene que ser entendida como resultado de una sobreexplotación que impide la continuación del proceso de acumulación.
La HG ha logrado que el debate sobre la crisis se expandiera. Es cierto, aunque en tajos y barrios probablemente se haya hablado más de la Huelga en sí que de la crisis. Entre otras cosas por el propio discurso de los “mayoritarios”, que no se ha centrado en la crisis en sí (menos aún en su futura evolución), sino en el hecho concreto de la Reforma Laboral (vinculada a la reforma de las pensiones y en mucha menor medida al “decretazo”), tratando de “individualizar” ese hecho, de aislarlo del contexto general. Bien por desconocimiento (lo dudo), bien por tratar de impedir la radicalidad anticapitalista.
Pero la HG ha sido también la “cristalización” de un largo proceso anterior, que arranca al menos de los primeros momentos del estallido de la crisis. En la visión interesadamente limitada de los autores, probablemente los “debates” dispersos previos carezcan de relevancia, al igual que la consigna, tan repetida como escuchada (¿e interiorizada?) en estos años: ¡Que la crisis la paguen los capitalistas! Pero en la realidad es inimaginable que las direcciones de los mayoritarios se hayan lanzado a la HG “sin contar” con esos “debates”, sin verse “influidos” por las luchas y movilizaciones que llevan jalonando todo el país desde hace más de 3 años. Y que son resultado no de grandes ideas, sino de la necesidad de responder a la crisis desde la perspectiva y la defensa de los intereses proletarios.
Es totalmente cierto que la HG ha tenido mayor seguimiento y combatividad entre los trabajadores fabriles. Esto no debería llevar a un simplista reforzamiento de visiones “obreristas” (por más que se reconozca lo evidente: que los obreros fabriles tienen mucha mayor conciencia de clase que la mayoría del proletariado), sino a plantearnos cómo se puede extender esa conciencia entre el resto del proletariado, tanto entre aquellos que lo son negándose a reconocerlo (muchos funcionarios, por ejemplo), como entre aquellos que parecen más lumpen que otra cosa (empezando por los “autónomos”, en realidad trabajadores autónomos dependientes –TAD es ya una categoría analizada desde hace años-). Es decir, en un contexto, que viene de muy atrás, de cambios en la organización de la producción (deslocalizaciones, subcontratación, reducción de plantillas,…) que han supuesto una disminución de la proporción de los obreros fabriles en el conjunto del proletariado (no entro a analizar aquí si sólo en los países desarrollados o en todo el mundo), ¿cómo se consigue que no disminuya la conciencia de clase sino que se extienda? ¿Cómo se sustituye la acumulación de proletarios en grandes centros de trabajo como mecanismo de extensión y consolidación de esa conciencia? ¿Cómo se “pasa el testigo” a quienes viven realidades cotidianas organizadas de manera tan diferente a la producción fabril clásica?
A todo esto, mientras escribía esto he leido un texto reproducido por rebelion que me ha resultado muy interesante. Se titula “La noria. Reflexiones sobre las últimas movilizaciones sindicales europeas” y puede verse en el enlace:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=114569
¿Tácticamente correcto el planteamiento de CC.OO. y UGT? Para nada. Los autores muestran aquí una concepción verticalista (y falsa) de lo que ha sido la convocatoria de la HG, como si Méndez, Toxo y sus co-directores hubiesen reflexionado y decidido la convocatoria por su cuenta y riesgo. Si hubiese sido así, la HG hubiese sido mucho antes o todavía estaríamos esperándola. Las direcciones de los 2 mayoritarios se han resistido todo lo posible, y han convocado cuando no les quedaba más remedio. Era convocar o sufrir una rebelión interna, aunque sólo fuese porque ¿para qué ser sindicalista si no hay convenios colectivos que negociar? Quizás sea interesante que alguien explique alguna vez cómo se decidió la Huelga de la función pública del 8-J. Es decir, cómo es posible que los dos líderes “se enterasen” al tiempo que ellos estaban reunidos con PetaZeta, que les estaba explicando el decretazo.
Lo que han hecho estos burócratas es encorsetar lo más posible la HG, obstaculizando cualquier discurso radical que pudiera hacer crecer un anticapitalismo que también se extiende entre sus propias bases. No han querido “presionar unitariamente desde la izquierda” sino encuadrar a la izquierda en una presión con el menor gas posible. No se trata de que sean “malos malísimos”, sino de que ellos creen (también errónea o falsamente) que pueden mantener el status quo que les da de comer y poder, su utilidad a un sistema en el que también creen (de nuevo falsamente) que el P$E podrá mantener su posición. O, en último extremo, piensan (los líderes, no sólo Méndez y Toxo) que les serán recompensados los servicios prestados cuando sus organizaciones se desplomen ante su inutilidad manifiesta. Lo mismo que piensan PetaZeta y los líderes sociatas de más alto nivel, porque saben perfectamente que el P$E se dirige al desastre (como ya hiciese el SPD alemán, al que siguen otros) y han DECIDIDO que el sacrificio merece la pena.
Por cierto, lo de los “votantes socialistas” me lleva a preguntarme, siguiendo unas encuestas inequívocas, ¿cuántos quedan? ¿Quiénes son? No vaya a ser que, además de perder votantes por desencanto, el P$E esté perdiendo lo que le queda por un simple hecho biológico. Y lo del “zapaterismo” como “proyecto político progresista” pudo tener validez (la de unos medios que lo proclamaban) cuando ganó en 2004 (lo que logró por el hastío de la mayoría con Aznar, en especial por sus mentiras cuando el 11-M, que fueron el chaparrón que colmó el vaso). Pero pensar que es ahora (desde Mayo) cuando se desmorona es muy revelador y está plenamente conectado con el objetivo último de los autores: la fundación de algo tipo IU que haga “rectificar”, “girar” o el verbo que se les ocurra al P$E. Y que provea de cargos.
No hay que “prepararse para un largo periodo de experiencias parciales colectivas de resistencias”. Ese periodo lleva abierto desde el estallido de la crisis, de manera multiforme, y es lo que está detrás de la HG, no es su concecuencia.
La crítica a los mayoritarios, a su “malmenorismo”,… es acertada pero demasiado “generosa”. Y no tiene en cuenta algo que creo que es esencial: que las bases de CC.OO. y UGT han comprobado en sus propias carnes lo ilusorio de ese discurso de sus líderes, antes de que éstos ¿cambiaran? de discurso. Más que cualquier otro factor, creo que es esa radicalización ante la evidencia de las bases sindicalizadas (especialmente las de CC.OO.) las que han forzado la convocatoria.
La HG ha dejado claras muchas cosas:
1. Los sindicatos mayoritarios tienen capacidad de movilización. Sobre todo frente a los minoritarios, empantanados como suelen estar en sus guerras particulares, tan pródigos en discursos como cicateros en la acción, e incapaces de unir sus fuerzas para algo tan concreto como convocar una HG. Y tienen el monopolio legal de convocatoria de huelgas, no se nos olvide. Y presencia mediática en la tele.
2. Constituyen AÚN uno de los más importantes (o el que más) núcleos de la izquierda socio-política realmente existente. Pero tan importante como esa constatación de la realidad es el análisis de la tendencia. Y ésta es también fácilmente constatable: les crecen los enanos, mientras ellos se desgastan, marchitan o languidecen. Lo que no desconocen ni el PP ni el P$E, y ambos pretenden laminarlos, aunque con ritmos temporales distintos: el PP pisa el acelerador para lograrlo incluso antes de las elecciones; y el P$E lo deja para después (mitin guerrista de por medio con las famosas referencias a la “derechona”). Y ya de paso, en un remedo de totum revolutum como el de esa generalización ridícula sobre “la política” que tantos repiten cual papagayos (“a mí la política no me interesa”, “yo es que la política no…”, “todos los políticos son iguales” –da igual que sea el alcalde corrupto que el militante de la extrema izquierda más extraparlamentaria-, o cualquier otra imbecilidad aprendida de tanto escucharla en la tele), lo que el PP y el P$E quieren es llevarse por delante a todos los demás sindicatos y a todas las fuerzas de la izquierda, social, sindical, y política. También porque les da bastante miedo ese crecimiento de los enanos, y el recurso a la criminalización (que no ha hecho más que empezar, ya veremos cómo se las gastan todos estos fascistas, empezando por Rubalcaba) no es suficiente, no es mantenible en el tiempo, y/o es peligroso. Por lo que si se puede convencer a la gente de que todas las organizaciones que se movilizan son “burócratas” y “liberados”, eso que se ahorran.
3. La coordinación internacional de los mayoritarios se basa en la repetición en todas partes de la situación qe viven nuestros mayoritarios. En el enlace que he puesto antes se critica la blandura de la mani de Bruselas, y el error tan evidente en el lema proclamado, que pedía contra los ajustes lo que los gobernantes ya han dicho perseguir. Y este “ataque sin precedentes” tiene poco que ver con ir contra la “soberanía democrática de los pueblos” (¡sic!). Es la respuesta desde el capitalismo a su propia crisis terminal, su “salida” hacia la Barbarie a costa de la mayoría proletaria.
4. No me he puesto a contrastar los datos electoral-parlamentarios de la “representación política parlamentaria” de la “izquierda socio-política realmente existente” (los autores usan esa expresión con cierto “retintín”, ¿no?). Pero ni de lejos llegan a esas cifras, salvo que del sufragio popular elimines a toda la abstención (y ni así creo que lleguen a “mucho más del 15%”). Lo mismo es por la ley electoral, como dicen los de IU. O por chuparle el culo al P$E a cambio de cargos, como hacen tanto IU como BNG y ERC (y no sólo en el tripartito catalán, sino en todos los lugares en los que pueden: Asturias, Sevilla, Albacete,…). Lo que les cuesta, como a las direcciones sindicales, el rechazo (y el abandono) de sus propias bases. Por cierto, lo último publicado al respecto de IU, escrito por Carlos Taibo (¿Refundación de la Izquierda?), puede leerse en: http://www.kaosenlared.net/noticia/refundacion-de-la-izquierda
En cuanto a los vínculos UGT-P$E, ya dije que se han notado en ciertos sectores en mi opinión, pero también se están resquebrajando en muchos otros.
La concepción sobre el “giro económico de austeridad neoliberal” no es generosa. Es una falacia. Lo que ha hecho PetaZeta, aparte de seguir los dictados de Bruselas o de los “mercados”, es una serie de pasos más (acelerados, eso sí) en la coherente estrategia de servidumbre al capital que desarrolla desde el estallido de la crisis (y desde antes, durante la “bonanza”). Y no es casual que sea una política ordenada por instancias supranacionales a todos los gobiernos prácticamente a la vez: la crisis es global, y las orientaciones también, por más que se adapten (cada vez menos) a las realidades concretas de cada territorio. Esas simultaneidades debieran poner sobre la pista de las dificultades que se avecinan, del grado de “desesperación” del sistema. Y de que cualquier solución verdaderamente posible de realizar, en un sentido u otro, tiene que ser mundial. El tiempo de las políticas nacionales se acabó. Y las desconexiones son irrealizables.
Cuando se nos dice “Un ciclo que dependía para arrancar del éxito de la huelga general del 29 de septiembre, con el que la clase obrera recobraba su autonomía social frente al gobierno Zapatero. Se puede augurar que será largo y tenso, con avances y retrocesos, y que se proyectará más allá de las elecciones legislativas de 2012.”, se está diciendo justamente el esquema que tienen los sectores más a la izquierda de CC.OO. Y se está asumiendo como seguro que llegaremos al escenario de las legislativas de 2012. Lo que implicaría una “foto fija” en la crisis que es difícilmente defendible. Los autores hablan después de “macroeconomía” y usan mucha terminología económica. Entonces, ¿por qué no consideran lo que ya hasta muchos pro-capitalistas dicen sobre la evolución económica? Quizás porque esas elecciones son una pieza clave para la estrategia de los autores. Pero, por poner sólo un ejemplo mucho más cercano: ¿qué pasará con las municipales ante la ruina de tantos ayuntamientos? Hay informaciones incluso sobre las dificultades para elaborar listas por los partidos más grandes, ante la situación económica de muchas localidades. ¿Van a ser unas elecciones normales? Con la velocidad con que se producen los acontecimientos (estos últimos 4 años han supuesto un auténtico vértigo para el mundo), hacer cábalas para 2012 es absurdo. Salvo en el esquema de las “acumulaciones de fuerzas” tan queridos por el bolchevismo. Pero si uno atiende verdaderamente a los economistas, puede ver esquemas en L, en W, o en caída libre.
En el párrafo siguiente nos encontramos con la concepción sobre los procesos de lucha de los autores del texto:
“6 meses de conflictos sectoriales”. ¿Sólo? ¿Y todo lo anterior?
“Movilizaciones débiles y derrotas”, una muestra de inmediatismo y de que, al final, se mantiene el trillado y falso esquema que distingue entre luchas “defensivas” y “ofensivas”
Los 7 años de diálogo social y negociación por parte de las cúpulas no han evitado las huelgas, las manifestaciones, incluso las recuperaciones de empresas (pocas, pero ahí están). Son esas luchas las que han impuesto el cambio de estrategia a las cúpulas, no al revés.
Por supuesto que el paro es un agente desmovilizador en la mayoría de los casos. Pues bien: habrá que plantearse cómo hacer para que se revierta esa situación y los parados ocupen el centro de la escena. Desde luego no será por lo que han hecho hasta ahora los sindicatos (todos, no sólo los mayoritarios). Pero ahí están las asambleas de parados. Mal que bien, han iniciado un camino que los autores parecen desconocer. Y, si de verdad alguien se cree aquello de la acción directa y la autogestión de las luchas, cualquier iniciativa pasa por el acuerdo y la colaboración con esas asambleas. Todo lo demás será arengar desde el púlpito.
En cuanto a los miedos a perder la representatividad si la HG fracasaba, los tiros no van por ahí. Toxo, Méndez y los suyos no son tan necios para no ver que el papel tradicional de los sindicatos cambia con la atomización de las empresas y los cambios en el mundo del trabajo. Pueden ser “agentes sociales” si el poder los reconoce como tales. Pero en las empresas serán cada vez más comparsas. O ni existirán siquiera. Los que parecen darse cuenta menos de esto son los sindicatos minoritarios, que centran su discurso en que los trabajadores cambien de siglas, pero que no están atentos a los cambios. Y a ellos también les van a afectar.
¿Significa esto que los sindicatos no tienen papel alguno que jugar? Para nada. En este Foro hay un hilo (sobre movilizaciones en la enseñanza) en el cual mostré mi postura al respecto. Lo que es implanteable es la estructura tradicional. Las herramientas han de adecuarse a la tarea. No a la inversa.
Lo de ELA y LAB ha sido un mayúsculo error. Y una prueba de sectarismo. Se quejaban (con razón pero también como excusa) de que los demás no seguían sus convocatorias. CC.OO. siguió la de Junio (que debía haber sido estatal). Pero ahora ellos han sido los esquiroles. En ELA es lógico. Pero LAB hace años que podía haber intentado crear verdaderas alianzas con los minoritarios a escala estatal. En lugar de eso están a lo suyo, chupando rueda de ELA hacia el precipicio.
El siguiente párrafo (“El gobierno Zapatero intentó,…) es uno de los mejores del texto y nada tengo que objetarle. Creo, eso sí, que debe denunciarse en todo momento cualquier discurso/excusa que se base en que “el gobierno no va a rectificar”, en que la lucha “no conseguirá nada”. Y no me refiero al de la tele, sino al que dicen muchos trabajadores. Ahí está la labor diaria de los que apostamos por la lucha: desmontar las memeces que dicen nuestros compañeros de trabajo alienados por la tele del poder. Y sin muchos miramientos, que nuestros compañeros no son imbéciles ni hay que tratarlos como a bebés. Ni se van a sumar a la lucha porque seamos “correctos” y “respetuosos” con su forma de estar alienados. Hay que decirles lo que sabemos que es una verdad como un templo: cualquier conquista de los trabajadores se ha obtenido por la lucha, al tiempo de la lucha o (sobre todo) mucho después de iniciada esa lucha.
Sobre el suicidio político de PetaZeta y la dirección del P$E, al análisis de los mayoritarios, compartido por los autores del texto, les falta algo que ya he comentado: es un suicidio en toda regla (con su voluntariedad incluida), no una muerte por accidente. La dirección del P$E ha optado por no rebelarse ante sus amos, que los conducen al matadero. Y van a sacrificar lo que haga falta, incluido el partido. Evidentemente, se consuelan de muchas formas, y sueñan con que sea algo pasajero. Pero la ¿socialdemocracia? (¿se la puede llamar así sin que entren ganas de vomitar?) no va a resistir esta crisis. Ni aquí ni en ningún lado. Eso nos está mostrando la evolución de todas sus organizaciones en Europa (y en otras partes). No van a levantar cabeza más. Dónde se ubiquen sus líderes mayores y menores será algo a observar con atención. Pero que nadie espere “rupturas” masivas y organizadas por la izquierda en el caso español.
No ha habido ningún giro de 180º en la política social y económica a partir de Mayo. Ya lo he comentado, pero creo que en esto hay que incidir. Desde 2007: el gobierno dio dinero a bancos y multinacionales cuando se lo ordenaron; el gobierno dejó hundirse a las pequeñas empresas sin soltar un euro, para a renglón seguido darselo a las grandes a través del despilfarro ridículo de los planes E y similares; el gobierno asistió a la más que duplicación del desempleo y lo único que hizo fue falsear cifras y dar miserias para que no estallasen más conflictos; el gobierno aprobó ayudas a multinacionales (a través de diversas vías) mientras les permitía despedir a gran parte de sus trabajadores; el gobierno redujo los gastos sociales, mientras favorecía el avance del sector privado en los servicios públicos y gastaba lo indecible en armamento; el gobierno subió los impuestos indirectos (al consumo), mientras quitaba impuestos a los ricos; el gobierno redujo el empleo público, mientras le regalaba a los patronos las cuotas de la seguridad social y otras millonadas para que contratasen sin coste. Luego vinieron el decretazo, la reforma laboral y el ataque a las pensiones. Pero luego. Si los autores del texto no quieren verlo quizás sea porque tienen un discurso demasiado similar al de IU y al de los mayoritarios, al reformismo en su versión actual (que no es ya la de los sociatas, que no son ni reformistas). Ellos sabrán por qué. Pero la realidad es la que es y muchos lo denunciamos desde el principio (nosotros podemos tirar de los textos que tenemos, incluidos boletines de AlterProl). Las mentiras de PetaZeta a lo largo de estos años no pueden ser pieza de ningún discurso serio. Salvo para denunciarlas.
No se trata de que la política económica del gobierno vaya a agravar los problemas. Lo hará para la mayoría. Se trata de que es la única solución desde la lógica del capitalismo en crisis. Eso es lo que hay que denunciar, la propia lógica del capitalismo. Por eso es necesario plantear en primera línea el objetivo socialista, comunista. El capitalismo está en crisis terminal. Sólo queda optar a toda la Humanidad: ¡Socialismo o Barbarie! Que cada uno elija.
El punto de vista “contable” que analizan los autores no tien en cuenta lo que ya hasta los principales representantes del poder político dicen abiertamente: el modelo a seguir es el “modelo asiático”. Para decirlo llanamente: que todos cobremos y trabajemos como lo hace el proletariado chino o indú (o, peor aún, malayo o filipino). Para nada se pretende aumentar las exportaciones, porque las mismas transnacionales que dominan los países centrales (no sólo la UE) son las que tienen sus plantas en China, India,… Les da igual que la UE exporte. Lo que quieren es ganar ellos. Y eso es lo que hay que analizar “desde el punto de vista de los costes laborales”, no la relación con el aumento del coste de la vida o con el bajo gasto social, que por supuesto que son un problema, pero por lo mismo: por una reducción de la parte que el proletariado se apropia de la riqueza total, para que una mayor parte vaya al proceso de acumulación.
El aumento del coste de la vida, como señalan los autores, tiene una pieza esencial en la vivienda. Bien. Pues habrá que plantearse que ni cayendo los precios la gente puede satisfacer esa necesidad. Así que las salidas, desde una óptica de defensa de los intereses proletarios, habrán de buscarse en otros lugares a los “habituales” (los reformistas). Y, estando de acuerdo plenamente en el final del párrafo, habrá que acabar, como sea, con esa extracción “vampírica” de la que se habla. Las viviendas están ahí, ¿no?
En cuanto al bajo gasto social, hay algo que me gustaría añadir: las privatizaciones están detrás de ese escaso gasto. Y los más lanzados entre los voceros del sistema lo dicen abiertamente hasta en la tele (véase lo que mencioné sobre el miembro del IESE que sale siempre en Cuatro: “hay muchas cosas que el Estado puede “vender” –regalar hubiese sido un término más exacto- para obtener fondos”.
El “capitalismo popular” debe ser denunciado, en todas sus variantes (hipotecas, fondos de inversión, acciones,…). Pero también hay que distinguir entre lo que es “querer hacerse rico” y lo que es verse obligado a aceptar unas condiciones impuestas. No vaya a ser que caigamos en el tremendo error de repartir culpas por igual. Eso es lo que quiere a cada paso el poder: que todos nos sintamos igual de culpables y responsables, para que no identifiquemos al verdadero enemigo.
El párrafo sobre los presupuestos del 2011 me parece acertadísimo. Incluida la referencia a la incompetencia manifiesta de la impresentable Elena Salgado.
El “proceso de mediaciones sociales y políticas” al que se refieren para cambiar las leyes es una de las trampas del sistema en sí, no se trata sólo de la actitud del P$E, y PNV y CC. Y el descubrimiento de esas trampas es lo que lleva a “la abstención y al desengaño asqueado”, no respecto del partido de turno ni por falta de “izquierdas”, sino del sistema en sí. En esas circunstancias, los revolucionarios deberíamos promover precisamente la lucha por la superación del sistema, no tratar de apuntalarlo cayendo en la misma trampa (o haciendo caer a los “votantes”).
De Rubalcaba ya he dicho lo que pienso: es un fascista. Y de la polarización en el seno del P$E creo que sólo tiene interés la ruptura por parte de sus escasas bases afiliadas y de sus votantes. Eso es lo que debe potenciarse desde el resto de la izquierda, mostrando la contradicción entre lo que defienden ellos y lo que hace su partido (en el que están –pocos- o al que votan –muchos, pero cada vez menos-). Y no caer en ninguna ilusión del tipo “consigamos que giren a la izquierda” o que “rectifiquen”. Esa cantinela me recuerda a los años en los que “El Militante” defendía eso haciendo entrismo en el P$E e IU. Ya entonces era ridículo. Ahora es patético.
Cuando los autores hablan del “postzapaterismo” muestran a las claras su objetivo último: “un nuevo proyecto de izquierda empeñado en hacer frente al neoliberalismo y capaz de defender las conquistas democráticas y sociales”. Y más adelante lo aclaran por si había dudas, al psicoanalizar a la izquierda social, sus “depresiones”, “asqueamientos” y “horfandades”. Para ese camino no hacían falta tantas alforjas, por más “al menos confederada” que se plantee la cosa. ¿No es eso lo que dice ser IU? A ver si se van enterando de una puta vez todos estos aspirantes a diputado que los movimientos sociales no necesitan de ningún padre que los tutele. Más aún si la tutela va a ir encaminada a “alejar a la UE del abismo” a través de poner a esos movimientos sociales otra vez de rodillas ante los sociatas (porque la derecha política no está esperando, como plantean esots señores, sino que está en el poder), a cambio de gestos de cara a la galería y poltronas varias.
Los sindicatos no deben entrar a negociar nada ya. Pero sus direcciones son bien propensas a la negociación. Ahí es donde juegan en mi opinión un papel muy relevante sus bases, donde tienen la iniciativa. Porque si esas bases se sienten defraudadas por sus cúpulas, las cúpulas se pueden quedar sin bases.
Por supuesto que hay que preparse para el conflicto. Pero partiendo de lo ya hecho, no desde hace 6 meses, sino desde mucho antes. Y por supuesto que habrá que plantear una nueva HG. En Portugal la hacen el 24 de Noviembre. En eso el resto de sindicatos, fortalecidos por esta HG, tendrán algo que decir, digo yo. ¿O de nuevo van a esperar a que convoquen sin ellos los mayoritarios? Desde luego uno a uno no los van a llamar. Pero distinta sería la cosa si la tan manida unidad de acción sindical fuese algo más que el relleno en los cónclaves. Más aún si la unidad forjada en la Huelga, en los grupos de huelguistas y en las movilizaciones, una unidad de base, se mantuviese y fortaleciese.
Tras las huelgas generales acontecidas, y tras las negativas explícitas de todos los gobiernos y de la UE en su conjunto a cualquier cambio en los planes dictados por sus amos, hay que ir más allá y hacer realidad lo que ya se ha planteado a pequeña escala este 29-S pasado: hay que ir a la HG Europea, en todos los lugares frente a todas las mismas medidas que nos están imponiendo. Creo recordar que el último boletín de AlterProl antes de la constitución de la nueva organización iba por ahí, ¿no?
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