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      ¿Como caracterizar el imperialismo actual? La Globalización: ¿de que se trata?

      JM Delgado
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      ¿Como caracterizar el imperialismo actual? La Globalización: ¿de que se trata? Empty ¿Como caracterizar el imperialismo actual? La Globalización: ¿de que se trata?

      Post  JM Delgado Fri Jun 18, 2010 11:09 am

      Camaradas: tal como se quedó, pego aquí el texto expurgado ahora y aportado por mi al de Villarobledo, así podemo discutir separadamente,vuelvo a aclarar que el texto en mi versión es identico al de Paco salvo estos apuntes que pego aquí ahora:

      7. La Globalización – a la que algún analista ha llamado “la prima maquillada del Imperialismo” – es la forma que reviste el Imperialismo en las décadas finales del siglo XX, una vez disueltos los imperios jurídicos o coloniales tras la II Guerra Mundial, y no es otra cosa que el despliegue mundial del capitalismo, la acumulación permanente de capital, tal y como Rosa Luxemburgo observó, de manera predadora, - que un conocido cientista ha denominado “acumulación por desposesión - es decir, no pagando por ellos, como tampoco salarios suficiente a las masas ex campesinas recién proletarizadas que garanticen la reposición de la fuerza de trabajo, sobre las economías naturales, pueblos, materias primas, fuentes de agua, campesinado, naturaleza, no regidos o basados en el Capitalismo y coexistente con él, y que una vez incorporados a este, coadyuvando a la “mercantlización” de todo lo vivo, tiende a saturar el Sistema haciendo emerger la crisis de sobreproducción, específica del modo de producción capitalista, crisis de sobreexplotación claramente distinguible de las crisis de subconsumo, no específicas del sistema actual y común a los precedentes. Por decirlo con las propias palabras de Rosa: “Que las raíces económicas del imperialismo residen, de un modo específico, en las leyes de la acumulación del capital, debiendo ponerse en concordancia con ellas, es cosa que no ofrece lugar a dudas, ya que el imperialismo no es, en términos generales, según demuestra cualquier apreciación empírica vulgar, más que un método específico de acumulación.” (Anticritica)

      La fase final implícita de este proceso es, una vez más la autocanibalización del sistema, en el momento en el que las fuentes del pillaje fuera del sistema capitalista cerrado y ya mundial fueran agotadas.

      No se trata pués, el Imperialismo contemporáneo o Globalización, de ninguna fase superior del capitalismo, ni, considerando el rol específico de los EEUU como superpotencia imperial, de una suerte de “hiperimperialismo” emergente tras una derrota de potencias rivales, antes al contrario fueron estas potencias derrotadas en la II Guerra Mundial, Japón y Alemania, los principales beneficiarios del régimen de Bretton Woods, y, el fiel aliado, el Reino Unido, el perdedor principal que se vió obliago por presiones estadounidenses a disolver su imperio colonial.

      Un estado particular que es comprador de último recurso, que mantiene un déficit comercial que a ningún otro estado se le permitiría sin exigirle devaluación de su moneda y someterse a los durísimos programas de ajuste del FMI, que emite la moneda-marco universal, que ejerce el rol de “banquero mundial” que mantiene bases militares en 110 estados, y posee el ejército dotado del armamento mas moderno del mundo, que a finales del siglo xx mantiene dos guerras, posee asimismo el control estratégico del petróleo, impone a aliados y clientes su propio ordenamiento jurídico mercantil, no duda en someter si las circunstancias lo exigen a cualquier régimen “rebelde”, y a los aliados a su disciplina, si este estado, los EEUU, no es claramente considerado un “Imperio”, solo puede sostenerse sobre la pretendida vigencia de teorías, viejas y nuevas, que el acontecer histórico ha arrojado a la basura.

      Desde luego existen potencias imperialistas, el núcleo duro de la UE, Alemania y Francia, Japón en Asia y otras menores, imperialistas a su vez sobre sus respectivas “áreas de pillaje”, Corea de Sur, China, Brasil, Rusia, sin la voluntad o la posibilidad de disputarle al Imperio USA que en efecto da muestras de agotamiento y descrédito, el liderazgo mundial., si bien la crisis financiera-económica exportada desde la explosión de las hipotécas subprime de Wall Street al resto del mundo, la insoportable carga de continuar financiando el déficit exterior, es posible que obligue a estas potencias “subimperiales” a construir líneas políticas y financieras de defensa que desde el Imperio han de verse como un auténtico desafio. La crisis económica actual ha deslegitimado el rol de coordinador del sistema capitalista mundial que los EEUU ejercián bajo el piadoso nombre de “multilaterismo”.

      Toda la realidad económica, socioeconómica, de explotación salvaje de poblaciones, recursos, naturaleza, de sobreexplotación del proletariado en cualquier lugar del orbe, de destrucción de conquistas sociales obtenidas por generaciones de proletarios, se ocultan algo mas que parcialmente tras la concepción nacional-estatalista del Imperialismo (y del Imperio) muy presentes entre demasiados herederos del leninismo (y de las escuelas que lo han seguido) que solo ven “estados” o “naciones” que explotan a otras, en ese constructo tan absurdo como peligroso que son las distintas versiones del “antiimperialismo”, desde la perspectiva del marxismo revolucionario, luxemburguista, esconde a la vez la legitimación de “burguesías nacionales” inventadas, burocracia políticas explotadoras del proletariado local, y apuntan a una reedición de versiones del capitalismod de estado que tienen en el estalinismo su máxima coherencia, y en la China actúal su mayor e hibrida perversión.
      alberto a.
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      ¿Como caracterizar el imperialismo actual? La Globalización: ¿de que se trata? Empty Re: ¿Como caracterizar el imperialismo actual? La Globalización: ¿de que se trata?

      Post  alberto a. Fri Jun 18, 2010 8:38 pm

      He estado buscando DIGITALIZADA la parte II del Apéndice a la Acumulación del Capital (o "Anticrítica"), y no la he encontrado. ¿Sabrían decirme si está en algun lado DIGITALIZADA ya?
      En el parágrafo 5. de esta Parte II, es decir, en las últimas páginas de la Anticrítica, Rosa despliega una sintética explicación que nos debería servir a todos para discutir sobre este tema, porque allí sintetiza ella su explicación del carácter del imperialismo, su relación con la acumulación capitalista y con la catástrofe del sistema.
      Allí, una vez que reproduce lo que Bauer plantea con respecto al imperialismo y la crisis, procede a explicar su punto de vista: especialmente desde el párrafo: "Seguramente la táctica y el comportamiento prácticos en la lucha no dependen inmediatamente...", hasta el final del libro (un total de 6 páginas y media).
      Si nadie lo tiene digitalizado, me dispondré a hacerlo.
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      ¿Como caracterizar el imperialismo actual? La Globalización: ¿de que se trata? Empty Re: ¿Como caracterizar el imperialismo actual? La Globalización: ¿de que se trata?

      Post  JM Delgado Sat Jun 19, 2010 3:19 am

      En esa parte que citas, Rosalux dá por supuesta la rivalidad interiimperialista, que es justamente la que se haya atenuada hoy hasta el punto de estar en cuestión que exista.

      En la presente crisis en la que parece indudable que se está produciendo ataques especulativo contra el euro (€) a través de la deuda de los paises de la zona euro, y que puede conseguir los mismos efectos económicos sobre Grecia, España, Irlanda, etc., que si se tratara de las victimas de una guerra, cabe pocas dudas de que ninguno de estos estados va a usar de su potencialidad militar contra "Wall Street-City de Londres" , o sea los EEUU y el RU, y ello a pesar de que la estrategia de los hedge funds y otros especuladores no es en absoluto ajena a los intereses que defiende la administración Obama, el gobierno de los EEUU.
      La catastrofe que Rosalux constata en 1915 al escribir la Anticritica al dia de hoy ya no es la derivada de guerras interimperialista, sino de rebeliones o resistencias a la servidumbre al imperialismo económico-político, dirigido por los EEUU, desde Serbia hasta el Iraq de Sadam Hussein y quizás mañana contra Iran.

      La llamada disyuntiva entre "unilateralismo" versus, "multilateralismo" solo expresa las ocasiones en que los EEUU actúan como potencia imperial, desentendiendose de sus aliados/clientes o perjudicandolos directamente - como en la invasión de Iraq, que perjudicó a intereses petroleros de Francia y Rusia sin que se sepa que hayan sido indemnizados por la perdida de sus contratos petroleros con el gobierno de Sadam, o el corto recorrido de las protestas del gobierno chino ante el bombardeo de su embajada en Belgrado, o de los gobiernos europeos ante los ataques de los hedge contra el sistema monetario europeo (SME) en 1989 - o cuándo actúan como coordinadores del sistema capitalista mundial.


      Last edited by JM Delgado on Sat Jun 19, 2010 1:04 pm; edited 2 times in total
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      Post  luxemburguista Sat Jun 19, 2010 3:20 am

      Tanto La Acumulación como la Anticrítica pueden verse íntegras en el siguiente enlace: http://grupgerminal.org/?q=node/449
      SALUD
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      ¿Como caracterizar el imperialismo actual? La Globalización: ¿de que se trata? Empty FRAGMENTO DE ROSA SOBRE IMPERIALISMO, ACUMULACION, CATÁSTROFE, ETC.

      Post  alberto a. Sat Jun 19, 2010 9:36 am

      Gracias, cr*s, por el enlace!
      Copio completo aquí el final de la Anticrítica, no porque "corresponda", sino porque además de útil para tenerlo acá quienes queremos discutir sus fundamentos, puede servir como extraordinaria propaganda, doy como hecho que "pro-luxemburguista", para quienes se acerquen por estos lares sin estar muy informados (¡yo he leído la Anticrítica solo recientemente!), y teniendo en cuenta que debe de haber miles y miles de no-lectores de Rosa que hablan de los "errores" de Rosa sin haber leído lo fundamental.
      En estos párrafos aparecen concentrados, me parece, los temas de la catástrofe capitalista, el imperialismo, la acumulación, etc.

      Seguramente la táctica y el comportamiento prácticos en la lucha no dependen inmediatamente de que se considere el segundo todo de El Capital de Marx como obra terminada, o como mero fragmento; de que se crea, o no, en la posibilidad de la acumulación en una sociedad capitalista “aislada”; de que se interpreten de un modo o de otro los esquemas marxistas de la reproducción. Miles de proletarios son bravos y firmes luchadores por los fines del socialismo, sin saber nada de sus problemas teóricos, sólo con la base del conocimiento fundamental de la lucha de clases, y sobre la base de un insobornable instinto de clase, así como de las tradiciones revolucionarías del movimiento. Pero entre la manera de comprender y tratar los problemas teóricos y la práctica de los partidos políticos, existe siempre la más estrecha relación. En el decenio que antecedió al estallido de la guerra mundial, la socialdemocracia alemana, como metrópolis internacional de la vida internacional proletaria, ofrecía perfecta armonía en el campo teórico y el práctico: en uno y otro reinaban el mismo desconcierto y la misma fosilización, y era el mismo imperialismo, como fenómeno dominante de la vida pública, el que había paralizado, tanto al estado mayor teórico, como al político de la socialdemocracia. De la misma manera que la orgullosa construcción de la socialdemocracia alemana oficial, en la primera prueba histórica, resultó ser algo figurado como el pueblo de Potemkin, así el aparente “expertismo” teórico y la infalibilidad del marxismo oficial, que daba su bendición a la práctica, ha resultado ser simplemente un pomposo bastidor, detrás del cual se escondían una severidad dogmática intolerante y pretenciosa, la inseguridad interior y la incapacidad para la acción. A la rutina seca que sólo sabía moverse por los carriles de la “vieja táctica probada”, es decir, de la acción exclusivamente parlamentaria, correspondían cumplidamente los epígonos teóricos que se aferran a las fórmulas del maestro, al paso que niegan el espíritu vivo de su doctrina. En lo anterior hemos visto algunas pruebas de este desconcierto reinante en el areópago de los “expertos”.

      Pero el nexo con la práctica es, en nuestro caso, más tangible de lo que a primera vista puede parecer. Se trata en último extremo de dos términos distintos para combatir el imperialismo.

      El análisis marxista de la acumulación surgió en una época en que el imperialismo no había aparecido aún en la escena del mundo, y el supuesto sobre el que fundamenta Marx su análisis, el predominio definitivo absoluto del capital en el mundo, excluye justamente, de antemano, el proceso del imperialismo. Pero (y en esto está la diferencia entre los errores de un Marx y las vulgares equivocaciones de sus epígonos) hasta el error es, en este caso, fecundo y animador. El problema planteado en el segundo tomo de El Capital y que queda sin resolver: la verificación de la acumulación bajo el dominio exclusivo del capitalismo y su demostración, es insoluble. La acumulación es imposible en estas condiciones. Pero basta traducir la contradicción teórica aparentemente rígida, a la dialéctica histórica, como corresponde a toda la doctrina y manera de pensar de Marx, y la contradicción del esquema marxista se trueca en un espejo vivo del curso mundial del capitalismo.

      La acumulación es imposible en un medio exclusivamente capitalista. De aquí nace, desde el primer momento de la evolución capitalista, el impulso hacia la expansión a capas y países no capitalistas, la ruina de artesanos y campesinos, la proletarización de las clases medias, la política colonial, la apertura de mercados, la exportación de capitales. Sólo por la expansión constante a nuevos dominios de la producción y nuevos países ha sido posible la existencia y desarrollo del capitalismo. Pero la expansión, en su impulso mundial, conduce a choques entre el capital y las formas sociales precapitalistas. De aquí que, violencia, guerra, revolución, catástrofe, sean en suma el elemento vital del capitalismo desde su principio hasta su fin.

      La acumulación del capital prosigue y se extiende a costa de capas y países no capitalistas, destruyendo y eliminando a aquéllos con un ritmo cada vez más apresurado. Dominio extensivo: tal es la tendencia general y el resultado del proceso de producción ca¬pitalista. Conseguido esto, entra en vigor el esquema marxista: la acumulación, es decir, la ulterior expansión del capital resulta imposible, el capitalismo entra en un callejón sin salida; no puede seguir actuando como vehículo histórico del desarrollo de las fuerzas de producción; alcanza su límite objetivo económico. La contradicción que se ofrece en el esquema marxista de la acumulación, dialécticamente considerada, no es más que la contradicción viva en¬tre el impulso ilimitado de expansión del capital y el límite que se pone a sí mismo por el aniquilamiento continuo de las demás formas de producción; entre las enormes fuerzas productivas, que su proceso de acumulación despierta en toda la Tierra, y la estrecha base que se construye a sí mismo por las leyes de la acumulación. El sistema marxista de la acumulación (bien entendido), precisamente por ser insoluble, es la prognosis exacta de la caída económica inevitable del capitalismo como resultado del proceso de expansión imperialista, cuya misión especial es realizar el supuesto marxista: el dominio absoluto e indivisible del capital.

      ¿Podrá producirse en la realidad, alguna vez, ese momento? Cierto que no es más que una ficción teórica, justamente porque la acumulación del capital es un proceso no sólo económico, sino político.

      “El imperialismo, al mismo tiempo que un método histórico para la prolongación de la existencia del capital, es el medio más seguro para señalar objetivamente el camino más corto del fin de su existencia. Esto no quiere decir que tal objetivo final haya de ser alcanzado. Ya la tendencia hacia este objetivo último de la evolución capitalista se expresa en forma que convierte, en un período de catástrofes, la fase final del capitalismo.” (La acumulación del capi¬tal, página 361)

      “Cuanto más violentamente acabe el capitalismo con la existen¬cia de capas no capitalistas, fuera y dentro de casa, y cuanto más rebaje las condiciones de vida de todas las capas trabajadoras, tanto más se transformará la historia de la acumulación del capital en el mundo en una cadena sin interrupción de catástrofes y convulsiones políticas y sociales, que, junto con las catástrofes periódicas económicas que se presentan en forma de crisis, harán imposible la prosecución de la acumulación y harán imprescindible la rebelión de la clase obrera internacional contra el régimen capitalista, aun antes de que tropiece económicamente con el límite natural que se ha puesto a sí mismo.” (lugar citado, página 389)

      Aquí, como en el resto de la historia, la teoría presta un servicio completo mostrándonos el término lógico a que se encamina objetivamente. Este estado final no podrá ser alcanzado, del mismo modo que ninguno de los períodos anteriores de la evolución histórica pudo realizarse hasta sus últimas consecuencias. Y menos necesidad tiene de realizarse a medida que la conciencia social, encarnada, esta vez, en el proletariado socialista, intervenga como factor activo en el juego ciego de las fuerzas. Las sugestiones más fecundas y el mejor acicate para esta conciencia nos son dadas por la exacta concepción de la teoría marxista.

      El imperialismo actual no es, como en el esquema de Bauer, el preludio de la expansión del capital, sino el último capitulo de su proceso histórico de expansión: es el período de la competencia general mundial de los estados capitalistas que se disputan los últimos restos del medio no capitalista de la Tierra. En esta fase última, la catástrofe económica y política es un elemento vital, una forma normal de existencia del capital, lo mismo que lo era en la “misma acumulación originaria” de su fase inicial. De la misma manera que el descubrimiento de América y de la ruta marítima hacia la India no sólo significaron un avance prometeico del espíritu y de la civilización humanos, tal como aparece en la leyenda liberal, sino también, inseparablemente, una serie incontable de matanzas en los pueblos primitivos del Nuevo Mundo, y una interminable trata de esclavos en los pueblos de África y Asia. En la última fase imperialista, la expansión económica del capital es inseparable de la serie de conquistas coloniales y guerras mundiales que tenemos ante nosotros. La característica del imperialismo, última lucha por el dominio capitalista del mundo, no es sólo la particular energía y omnilateralidad de la expansión, sino (y éste es el síntoma específico de que el círculo de la evolución comienza a cerrarse) el rebote de la lucha decisiva por la expansión de los territorios que constituyen su objeto, a los países de origen. De esta manera, el imperialismo hace que la catástrofe, como forma de vida, se retrotraiga de la periferia de la evolución capitalista a su punto de partida. Después que la expansión del capital había entregado, durante cuatro siglos, la existencia y la civilización de todos los pueblos no capitalistas de Asia, África, América y Australia a incesantes convulsiones y a aniquilamientos en masa, ahora precipita a los pueblos civilizados de Europa en una serie de catástrofes, cuyo resultado final sólo puede ser el hundimiento de la civilización, o el tránsito a la forma de producción socialista. A la luz de esta concepción, la posición del proletariado frente al imperialismo adquiere el carácter de una lucha general con el régimen capitalista. La dirección táctica de su comportamiento se halla dada por aquella alternativa histórica.

      Muy otra es la dirección del marxismo oficial de los “expertos”. La creencia en la posibilidad de la acumulación en una “sociedad capitalista aislada”, la creencia de que el capitalismo es imaginable también sin expansión, es la forma teórica de una tendencia táctica perfectamente determinada. Esta concepción se encamina a no considerar la fase del imperialismo como necesidad histórica, como lucha decisiva por el socialismo, sino como invención perversa de un puñado de interesados. Esta concepción trata de persuadir a la burguesía de que el imperialismo y el militarismo son peligrosos para ella desde el punto de vista de sus propios intereses capitalistas, aislando así al supuesto puñado de los que se aprovechan de este imperialismo, y formando un bloque del proletariado con amplias capas de la burguesía para “atenuar” el imperialismo, para hacerlo imposible por un “desarme parcial”, para “convertirlo en inofensivo”. Del mismo modo que el liberalismo en su época de decadencia apelaba de la monarquía mal informada a la mejor informada, el “centro marxista” pretende apelar de la burguesía mal aconsejada a la que necesita adoctrinamiento, de la tendencia imperialista a la catástrofe, a los tratados internacionales de desarme; de la pugna de las grandes potencias para imponer la dictadura mundial del sable, a la federación pacífica de estados nacionales democráticos. La contienda general para resolver la oposición histórica entre el proletariado y el capital se trueca en la utopía de un compromiso histórico entre proletariado y burguesía para “atenuar” las oposiciones imperialistas entre estados capitalistas.

      Otto Bauer termina la crítica de mi libro con las siguientes palabras:

      “El capitalismo no fracasará por la imposibilidad mecánica de realizar la plusvalía. Sucumbirá por la indignación a que impulsa a las masas populares. El capitalismo no esperará, para caer, a que el último campesino y el último pequeño burgués de la Tierra entera se hayan transformado en obreros asalariados y, por tanto, no llegará hasta el momento en que no quede ningún mercado adicional; será derribado mucho antes, por la indignación creciente de la clase obrera en aumento constante, y, por otra parte, cada vez más entrenada, unida y organizada por el propio mecanismo del proceso de producción capitalista.” Para adoctrinarme de este modo, Bauer, como maestro de la abstracción, tuvo que abstraerse, no sólo del sentido completo y la tendencia de mi concepción, sino también de la clara significación literal de mis manifestaciones. Pero que sus propias valerosas palabras sólo han de considerarse como típica abstracción del marxismo “experto”, es decir, como inofensiva especulación del “pensamiento puro”, lo prueba la actitud de este grupo de teóricos al estallar la guerra mundial. La indignación de la clase obrera en constante aumento, entrenada y organizada, se transformó, de pronto, en la política de la abstención del voto en las decisiones transcendentales de la historia universal y en un silencio vergonzoso hasta que sonaron las campanas de la paz. El “camino hacia el poder”, que durante la paz, cuando había sosiego en todas las cimas, se pintaba con virtuosidad en todos sus detalles, al primer soplo de tempestad de la realidad se transformó, de pronto, en un “camino hacia la impotencia”. Los epígonos que en el último decenio tenían en sus manos la dirección teórica oficial del movimiento obrero en Alemania, se declararon en quiebra al primer estallido de la crisis mundial, y entregaron la dirección al imperialismo. La clara visión de esto es una de las condiciones más necesarias para restablecer una política proletaria que se halle a la altura de su misión histórica en el periodo del imperialismo.

      Temperamentos sensibles lamentarán, una vez más, que “los marxistas se combatan entre sí”, que se ataque a “autoridades” prestigiosas. Pero el marxismo no es una docena de personas que se conceden unas a otras el derecho a actuar de “expertos”, y ante los cuales la masa de los creyentes haya de morir con ciega confianza.

      El marxismo es una concepción revolucionaria que pugna cons¬tantemente por alcanzar nuevos conocimientos, que odia, sobre todas las cosas, el estancamiento de las fórmulas fijas, que conserva su fuerza viva y creadora, en el chocar espiritual de armas de la propia crítica y en los rayos y truenos históricos. Por eso estoy de acuerdo con Lessing, que escribía a Reimarus:

      “¡Pero qué se ha de hacer! Que cada cual diga lo que se le antoje verdad, y que la verdad misma sea recomendada a Dios.”
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      martin


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      ¿Como caracterizar el imperialismo actual? La Globalización: ¿de que se trata? Empty sobre el imperialismo o la globalización

      Post  martin Tue Jun 22, 2010 5:56 pm

      Este es un texto que le escribí el otro día a Alberto y que hace referencia a este debate.

      Sigo pensando que lo único que nos puede caracterizar como organización política "distinta" es el análisis de la evolución del capitalismo y las luchas contra el mismo.

      La pregunta que tenemos que dar respuesta es si el capitalismo ha dejado de ser una formación económica y social en expansión, es decir, si ha llegado su límite. Esta hipótesis es la que planteó Rosa al analizar su tendencia, y eso que lo hizo en plena fase expansiva; ahora nos compete verificarla y darle forma, otros compañeros ya lo han hecho o lo están haciendo. Se puede simplificar, esto está podrido y huele a muerto.

      Las luchas contra el capitalismo han seguido su trayectoria y nos encontramos en un momento de derrumbe de los referentes, primero comunista y ahora socialdemócrata (y no voy a entrar a hablar de las formas caducas y estructuras organizativas caducas, o mejor dicho, de principios del siglo XX, en los tiempos que vivimos); es más, todos o casi todos ya hablan de poder de abajo-arriba, de fuera los burócratas, de asambleas, etc.; es un lenguaje que se va imponiendo, otra cosa es lo que hay después y si se conseguirá esto. Se puede simplificar, por más que haya crecido la clase trabajadora en su número a escala mundial, la burguesía y los capitalistas atacan y atacan, y han llevado a la clase trabajadora a la inanicción en muchos países y al borde de la misma en otros. ¿Lo que vivimos es ya "la barbarie"? Entonces, cómo subvertir esta relación de fuerzas.

      Por esto creo que los problemas teóricos se plantean en la praxis (el equilibrio inestable de los textos) y que sin ésta lo único que hay son relecturas de textos antiguos (lo escriba quien lo escriba); tenemos que definir nuestros problemas y como dijimos "cómo llevar la teoría a los trabajadores". Que el luxemburguismo y el poder o la globalización sean problemas a discutir, estoy de acuerdo, pero que después de la discusión hay que publicar algo conjuntamente, es decir, colectivamente, y que la gente lo asuma, para repartirlo entre la clase trabajadora, que sólo escribiendo en el Foro o aquí (en la lista de correco interna de Alternativa Proletaria)no sirve. Eso lo hablamos hace ya un año y es lo que perseguimos, un tema a debate, se escribe un borrador de editorial, todos opinan y escriben, y por último se vuelve a escribir y se publica, para difundirlo posteriormente. Esto son los temas específicos que hablábamos en la sesión de skype y estos deben servirnos argumentar y exponer nuestras ideas, es decir, materializar por escrito eso de ¿Por qué el luxemburguismo hoy?

      Esto que parece complicado, no lo es tanto porque hay gente válida que lo puede hacer y si unos quieren hacerlo y otros prefieren tocar las palmas, pues peor, lo mejor sería que todos nos implicáramos, pero, por favor, el debate teórico debe servir para la propaganda y para subvertir el orden o las conciencias de la clase obrera.

      Espero no haber metido mucho la pata.

      Salud.
      alberto a.
      alberto a.


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      ¿Como caracterizar el imperialismo actual? La Globalización: ¿de que se trata? Empty Re: ¿Como caracterizar el imperialismo actual? La Globalización: ¿de que se trata?

      Post  alberto a. Tue Jun 22, 2010 8:29 pm

      Lo que acaba de postear Martín es una respuesta a algo que les escribí (en AP) en referencia a un fargmento y a una cuestión central de lo que dice Rosa en las últimas páginas de la Anticrítica: que, si bien por un lado es cierto que se lucha aun sin conocer la teoría, también lo es que dos visiones diferentes de un tema central, como el de la posibilidad o imposibilidad de la acumulación capitalista, llevan a conclusiones y LUCHAS diferentes.
      No se trata de la separación entre "práctica" y "teoría" sino de la imposibilidad de separarlas.
      Martín contestaba a este comentario mío, que corresponde hacer público:

      MArtín:
      copio completo aquí el fragmento de Rosa referido a lo que decís, y luego les aclaro mi posición.

      "[Para abreviar corto la cita de Rosa, que va de: ""Seguramente la táctica y el comportamiento prácticos en la lucha no dependen inmediatamente de que se considere el segundo tomo de El Capital de Marx como obra terminada, o como mero fragmento... hasta
      ""Pero el nexo con la práctica es, en nuestro caso, más tangible de lo que a primera vista puede parecer. Se trata en último extremo de dos términos [FORMAS, me parece que debieron traducir] distintos para combatir el imperialismo." Rosa L., en la Anticrítica..."" (Rosa dixit)

      Estoy completamente de acuerdo con eso: no sólo "se puede" sino "se hace" cotidianamente, que los trabajadores (ocupados y desocupados) van a la lucha (cuando PUEDEN-QUIEREN-LOS DEJAN, etc) sin conocer, la mayoría, nada de la teoría marxista, ni de un nuevo mundo, ni de formas económicas, etc. Pero UNA AGRUPACIÓN sí debe ocuparse de concentrar (y para eso hay que estudiar, discutir libremente, intercambiar, etc.) los problemas teóricos, intentar resolverlos o bien darles algunas respuestas, aunque sea provisorias, nuevos problemas, etc etc. Por eso el grupo es superior al individuo, y por eso nosotros proponemos (no?) la horizontalidad, etc. Teoría y práctica deben ser un sólo corazón o pulmón. Ese "más o menos" de las "mismas conclusiones" que mencionás es también lo que nos puede conducir a una posición u otra., A CADA PASO Y PERMANENTEMENTE.

      Me parece que algo de "solución" (entre comillas) para aquel problema de LO TEÓRICO es el buen y amplio y activo intercambio de información entre nosotros (y todos nuestros compañeros y más allá: hacia [hasta] donde alcancemos) para que las cosas se hagan CON LA MAYOR CONCIENCIA POSIBLE. No digo que esto sea fácil ni "científico" (de ahí la diferencia que yo hacía con la "cientificidad" que plantea Paco, si no entendí mal), sino muy necesario y hace a la calidad de los cambios que podemos ir logrando, tanto en nuestros círculos como en las actividades colectivas en que participemos (asambleas, luchas salariales, trabajo cultural, o lo que sea)..
      Lo dejo ahí...
      Alberto

      A esto quiero agregar lo siguiente, para aclarar aun más mi posición acerca de estos problemas y la posibilidad de una organización por nosotros planteada:

      No creo que tanto el tema central (CENTRAL!) de 1) los LÍMITES DEL CAPITALISMO, o a donde ha llegado el capitalismo y de su posibilidad de subsistencia (o no, o más o menos, o por el camino de la barbarie o no, etc.), como los otros temas, también principales, de: 2) el DERECHO A LA AUTODETERMINACIÓN NACIONAL, 3) el carácter del IMPERIALISMO y la GLOBALIZACIÓN, 4) la relación REFORMA-REVOLUCION, que plantea el problema variado de las luchas y conquistas y transiciones y la cuestión del poder, 5) el ASAMBLEARISMO y CONSEJISMO y el oxímoron de la "dictadura democrática" del proletariado o "democracia dictatorial" idem, o sea el problema de la quiebra revolcuionaria del ESTADO capitalista 6) el HORIZONTALISMO de las agrupaciones, 7) espontaneísmo y formas y organizaciones de lucha, etc. (ETCÉTERA: el problema de la "Propiedad" (tema central, si los hay!); un "pacifismo" tan --en mi opinión-- imposible como un "belicismo"; las relaciones con las organizaciones obreras, políticas, movimientos, etc. a escala local o a escala internacional, entre tantos y tantos otros temas y problemas: ecología, cultura, pueblos originarios, derecho internacional y "derechos humanos", formas económicas, y más), quiero decir: NINGUNO DE LOS TEMAS CENTRALES, se compartan a pleno o no, pueden dejar de ser discutidos por los "marxistas luxemburguistas" (y no creo que haya que rendir pleitesías a aquella frase de "nada de lo humano nos es ajeno"), y OBVIAMENTE ESO SE HACE A TRAVÉS DE UN RECORRIDO que no puede acotarse (hablando concretamente de nosotros, y no en abstracto) en un par de meses.

      Dicho eso, acepto que sobre la lectura de los textos propuestos se intente acelerar en un par de meses la discusión, clarificación, definición, etc., para un acuerdo que lleve a un nuevo documento de base. Mientras tanto, nadie va a dejar de hacer lo que tiene que hacer (se trate de cuestiones personales o de militancia aquí y allá), es lógico.
      Pero creo que me interesa sobre todo resaltar la necesidad de que nuestra educación sea al mismo tiempo colectiva y pública (por así decir), que seamos difusores de estos problemas, que estos problemas no queden solamente en manos de "expertos" (con lógica tendencia a convertirse en "jefes" intelectuales), ya que, como bien dice Rosa:
      El marxismo es una concepción revolucionaria que pugna constantemente por alcanzar nuevos conocimientos, que odia, sobre todas las cosas, el estancamiento de las fórmulas fijas, que conserva su fuerza viva y creadora, en el chocar espiritual de armas de la propia crítica y en los rayos y truenos históricos

      OJO: con todo esto no quiero decir QUE DEBEMOS COINCIDIR EN TODO Y PRONUNCIARNOS SOBRE TODOS LOS TEMAS HABIDOS Y POR HABER, EN TODO MOMENTO Y EN TODAS PARTES DEL MUNDO. No. No es eso. Digo que las cuestiones centrales del Dcocumento de base deben estar debatidas TAMBIÉN teniendo en cuenta lo ya escrito (desde Marx a hoy, pasando por Rosa y otros). Ni las cosas se consumen en fórmulas ni se hacen por decretos ni se cumplen por sólo enunciarlas o nombrarlas. Pero claro que sin palabras y precisiones tampoco podemos llegar ni a la esquina.
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      ¿Como caracterizar el imperialismo actual? La Globalización: ¿de que se trata? Empty Re: ¿Como caracterizar el imperialismo actual? La Globalización: ¿de que se trata?

      Post  JM Delgado Wed Jun 23, 2010 11:20 am

      Esta es la parte del texto ¿Porque el luxemburguismo hoy? que debe ir aquí:

      7º).- El Luxemburguismo se considera emplazado a dar adecuada respuesta al famoso eslogán del movimiento antiglobalización PENSAR GLOBALMENTE, ACTUAR LOCALMENTE, sobre la base de constatar que el epigonismo leninista se limita a defender este principio desde una versión espuria del internacionalismo marxista, que deja amplio margen de actuación a los populismos, sincretismos nacional-estalinistas, y a su concepción sobre las diversidad de "formas nacionales" de socialismo (?) que legitiman el capitalismo de estado. En Cuba, Corea del Norte, Venezuela, Palestina, lastran e hipotecan la lucha por el Socialismo en todas partes, alentando a través de su defensa a ultranza en todo tiempo y lugar de un supuesto derecho de autodeterminación nacional - su máxima preocupación democrática, como denunciaba Rosa Luxemburgo - directa e indirectamente el papel del radicalismo pequeñoburgués nacionalista en la lucha por el socialismo en territorios susceptibles de levantar la bandera nacionalista.

      8º).- El Luxemburguismo, a la espera de elaborar un programa democrático radical de ámbito universal a la vez que local, entiende que la globalización neoliberal, para ser adecuadamente combatida exige la formulación de medidas democratizadoras-socializadoras, de ámbito planetario, transnacionales. El concepto "cosmopolítica" - a la vez que se desmarca y niega el uso espurio, nacionalista, corrompido, del concepto de "internacionalismo" proletario - recoge esa determinación parcialmente, sin olvidar que en ese ámbito, global, transnacional, planetario, por su propia naturaleza dificultan y constriñen las posibilidades de intervención determinando así que el interior de los estados continúen siendo marco privilegiado de lucha de clases.


      Nótese que el ámbito mundial, planetario, es un terreno en buena parte "virgen" supuesto que NO existe ninguna autodenominada "democracia" (como es palmario que sucede al interior de los estados) que deba ser denunciada, combatida y trascendida. Todo lo que hay FUERA es la ONU, el G-7, 8 o 20, la Unión Europea, y por supuesto, los estados, que son los únicos titulares de derechos desde Grotius y la Paz de Westfalia al presente.

      La Democracia Universal es concebible teniendo como factótums y titulares a:

      1).- El Proletariado y las clases desposeidas, campesinos, pueblos originarios. Un uso extensivo, amplio, atento a su etimologia latina, del concepto "proletariado", entendido como no-propietario, excusaria de tener a referirse a campesinados, etc.

      2).- Los "pueblos" eufemismo con el que neoestalinos, trotkistas, y toda suerte de "antiimperialistas" suelen aludir a las "naciones", reales o inventadas, o solo imaginadas.

      3).- Los "ciudadanos" concepto fuertemente combatido por los anteriores, de inspiración kantiana, pero con cierta legitimidad, a mi juicio, toda vez que supone la elevación a sujeto político, sujeto de derechos, justo en un marco, el "vacío" internacional o mundial, donde tales derechos no existen, apuntando, anunciando, anticipando así la necesidad de un "estado" mundial.

      4).- La especie humana, con los manipulados y gastados "derechos humanos" como hoja de parra.

      5).- La "multitud" concepto acuñado por Negri, siguiendo a Spinoza, evanescente y resbaladizo, cuya función confesada es la de impugnar y sustituir al "pueblo", inseparable para Negri del concepto "soberanía", del "antiimperialismo" y de todo el marxismo espurio y deturpado estalino y trotskista contra el que escribe Imperio y Multitud
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      ¿Como caracterizar el imperialismo actual? La Globalización: ¿de que se trata? Empty el concepto es proletariado o clase trabajadora

      Post  martin Thu Jun 24, 2010 3:18 am

      Pongo el enlace de un texto muy interesante, no sólo por quien lo escribe, Vicenç Navarro (destacado economista socialdemócrata), sino porque es un ejemplo de algo que llevamos hablando hace unos días.

      Primero, tras la descripción de lo que hay, es decir, el incremento de las rentas del capital en detrimento de las del trabajo, el endeudamiento de las familias y la pobreza del sector público, hay toda una hipótesis que define el presente un modelo económico agotado "la escasez de la demanda".

      Si el sistema capitalista se definía por su expansión a escala planetaria (con la consiguiente conquista, muerte y destrucción), ¿estaremos en una fase completamente distinta? Es decir, ¿"esto se ha estancado", no sólo porque las empresas demandan menos sino porque la consecuencia directa es la baja productividad, la inseguridad (y esto hay que ponerlo con mayúsculas) y la falta de protección social?

      En definitiva, un sistema económico que como sabe que no se puede expandir para manternerse con vida lo único que puede hacer es crear una total inseguridad vital para millones de seres humanos en todo el planeta.

      Y no hablo desde posicionamientos eurocentristas, es un análisis de qué está pasando con este capitalismo salvaje desde sus orígenes pero que ahora vive otro momento. La perspectiva es la internacional, y sólo es válida la terminología burgueses y proletarios, capitalistas y trabajadores. Se han simplificado las relaciones sociales a escala planetaria, en el formación económica y social más compleja de la Historia de la Humanidad, eso ya estaba anunciado en el Manifiesto; y sólo hay un camino o una salida colectiva para el proletariado internacional, salvo que prefiramos vivir en la barbarie.

      Segundo, esta crítica proviene desde la socialdemocracia y evidentemente tenemos que usarla, pero no podemos quedarnos en ella (a eso me refiero, Alberto, a que no podemos repetir lo que otros dicen y tenemos que aportar algo nuevo desde la perspectiva socialista o "luxemburguista", si lo prefieres.

      De hecho si véis el texto habla de toda la campaña de desprestigio por parte de los medios de información conservadores contra los sindicatos (y toda la cultura socialista a grandes rasgos) que se está produciendo en España y que va a endurecerse en estos meses, hasta el próximo 29 de septiembre, si lo lees bien plantea algo importante, y es que "el currito de a pie", ese que ve la tele y no presta atención a nada y que está completamente alienado aunque las esté pasando canutaas, la única información que recibe es la oficial y no tiene ni idea de la existencia de medios alternativos (por escrito o en red), y ese vacío no lo llenan las organizaciones políticas y sindicales que dicen representar sus intereses de clase.

      En fin, que ese espacio hay que ocuparlo o reocuparlo con nuestra propaganda y con nuestro esfuerzo, otros ya lo hacen y por eso son para unos pocos el referente del movimiento obrero, pero, ¿esos referentes nos son válidos?

      Salud.
      Los sindicatos llevan razón
      http://www.kaosenlared.net/noticia/los-sindicatos-llevan-razon
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      Post  luxemburguista Sun Jun 27, 2010 2:32 pm

      Dado que surgen diversas cuestiones en este debate, pongo los enlaces a dos debates en este hilo sobre las tesis económicas de RL
      https://luxemburgism.forumotion.com/economics-economia-economie-f2/texto-polemico-para-un-debate-sobre-la-acumulacion-del-capital-de-rosa-luxemburgo-t103.htm
      y
      https://luxemburgism.forumotion.com/economics-economia-economie-f2/que-es-la-economia-t28.htm
      Creo que pueden ser interesantes.

      Por otra parte, me parece lógico que se debata al unísono sobre la cuestión de la globalización/imperialismo/imperio/..., sobre el significado profundo de la consigna Socialismo o Barbarie (y su vinculación con lo que acertadamente planteaba Alberto sobre el catastrofismo) y la crisis actual. En ese sentido, apuntais que debe analizarse en qué punto estamos, si es posible para el capitalismo mantenerse o no. Evidentemente: hay que valorar hasta qué punto es viable para el capitalismo acumular a costa de las capas "pre-capitalistas" aún existentes, de sus riquezas y su trabajo. De las capas, pues ya no hay países no-capitalistas. En varios debates hemos incidido en la cuestión de las masas campesinas proletarizadas (de distintos lugares), y hay textos en este mismo Foro sobre la adquisición de tierras de cultivo por multinacionales en África, sobre la apropiación de recursos naturales o sobre el militarismo.

      Pero, para centrarme en el núcleo originario del debate, retomo lo apuntado en el hilo que da origen a este proceso de reagrupamiento:
      ambos estamos de acuerdo en la tendencia que el capitalismo sigue y en el papel del imperialismo en el proceso de acumulación. No podía ser de otra manera porque los dos seguimos el texto de RL “Las tendencias de la economía capitalista”, en especial en estas citas que pongo:
      Lo que distingue el modo capitalista de producción de todos los anteriores es, principalmente, que él tiene la tendencia interna a expandirse sobre todo el globo terrestre, desplazando todo otro orden social anterior… La producción capitalista se extiende a todos los países, ya que no sólo los conforma econó¬micamente a todos del mismo modo, sino que los articula en una única, gran economía capitalista mundial.”
      Lo que no compartimos aún, quizás, es la consideración sobre en qué momento de ese proceso se haya hoy el sistema y, sobre todo, las derivaciones prácticas que el momento que se considere tendría. Por decirlo de forma simple, en una misma línea de tiempo yo estaría más adelante y JM más atrás. Las derivaciones prácticas serían sobre todo en relación al papel de los estados-nación hoy, es decir, si hablamos ya de un estado a nivel mundial o no. Y ahí, inevitablemente, surge la cuestión del Imperio, y de su formulación por Negri y Hardt, en la que hay desacuerdo entre ambos (y entre Pepe y JM).

      Espero aportar mis primeros planteamientos al respecto a lo largo de esta semana.
      SALUD
      JM Delgado
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      Post  JM Delgado Tue Jun 29, 2010 12:58 pm

      Es muy interesante tu interrogación acerca de sí continúa siendo rentable la acumulación de capital "por capas" - se entiende por capas no capitalistas aún al interior de los países capitalistas, puesto que ya no quedan países o estados que no lo sean. De hecho la especulación financiera a la que ningún G-20, 8, o los que se inventen quiere poner ni final ni verdaderos límites, por mas que algunos con la boca chica lo demanden, a pesar de ser un proceso no reglado de verdadera canibalización de capitales, economias nacionales, agravadores de crisis finacieras, es exponente de que las tasas de beneficios continúan siendo poco rentable en todas las actividades productivas, a excepción de las predadoras, "por capas", pero ni esto durará siempre ni tiene color alguno al lado de las cantidades de cpital ficticio que se mueven en "el negocio" de los futuros financieros.

      Ambos e interrelacionados procesos, la especulación financiera, pero también con la energia, las materias primas o commodities, la producción de alimentos, socavan la soberania de los estados y por tanto su legitimidad, y por supuesto las bases de la democracia liberal, pero sin que por ello se vislumbre ningúna voluntad de construcción supraestatal, todo lo que hay fuera de los estados es "gobernanza", ¿podría ser acaso de otro modo? ¿quien estaría interesado en construir un estado mundial a escala macro de los estados "democráticos" con sus molestos controles, tribunales, parlamentos, burocracias, etc?, el capitalismo no, desde luego, ¿cual es entonces el futuro? seudoestados como cáscaras vacias, lleno de cárceles y policias, y un gobierno efectivo mundial sin legitimidad, esto es una variante minarquista del fascismo.
      Supongo que ni Pepe ni tu creeis seriamente que el capital intrnacional está interesado en cosntruir "un Estado" mundial, es decir un estado con ínfulas democráticas,sufragio universal, división de poderes, etc.

      Como aporte interrsante al debate, porque lo "moderniza", por si alguien creyera que no gusta coleccionar momias, pego enlace y fragmento del conocido texto de David Harvey, luxemburguista vergonzante que "necesita" que Rosa escribiera lo que no escribió, para quedar flamante inventor de la "acumulación por desposesión":



      ACUMULACIÓN POR DESPOSESIÓN. David Harvey


      En La acumulación del capital, Luxemburgo presta atención al carácter dual de la acumulación de capital:


      De un lado tiene lugar en los sitios de producción de la plusvalía, en la fábrica, en la mina, en el fundo agrícola y en el mercado de mercancías .
      Considerada así, la acumulación es un proceso puramente económico, cuya fase más importante se realiza entre los capitalistas y los trabajadores asalariados… Paz,propiedad e igualdad reinan aquí como formas, y era menester la
      dialéctica afilada de un análisis científico para descubrir cómo en la acumulación el derecho de propiedad se convierte en apropiación de propiedad ajena, el cambio de mercancías en explotación, la igualdad en dominio de
      clases . El otro aspecto de la acumulación del capital se realiza entre el capital y las formas de producción no capitalistas. Este proceso se desarrolla en la
      escena mundial. Aquí reinan como métodos la política colonial,el sistema de empréstitos internacionales, la política de intereses privados, la guerra .
      Aparecen aquí, sin disimulo, la violencia, el engaño, la opresión y la rapiña. Por eso cuesta trabajo descubrir las leyes severas del proceso económico en esta confusión de actos políticos de violencia, y en esta lucha de fuerzas.


      Estos dos aspectos de la acumulación, según su argumento, están “orgánicamente vinculados” y “la evolución histórica del capitalismo sólo puede ser comprendida si los estudiamos conjuntamente”.

      La teoría general de la acumulación de capital de Marx se basa en ciertos supuestos iniciales cruciales que, en términos generales,coinciden con los de la economía política clásica y que excluyen los procesos de acumulación originaria. Estos supuestos son: mercados competitivos que funcionan libremente con acuerdos institucionales que garantizan la propiedad privada , el individualismo jurídico, la libertad de contratar, y estructuras legales y gubernamentales apropiadas garantizadas por un estado “ fac ilitador ” , el cual también asegura la integridad del dinero como reserva de valor y como medio de circulación . El rol del capitalista como productor e intercambiador de mercancías está establecido, y la fuerza de trabajo se ha conve rtido en una merc a n c í a que generalmente se intercambia por su va l o r. La acumulación “ primitiva ” u
      “originaria ” ya ha ocurri d o, y la acumulación se desarrolla como re p ro d u cción ampliada (a través de la explotación del trabajo vivo en la pro d u c c i ó n )
      d e n t ro de una economía cerrada que opera en condiciones de “ p a z , propiedad e igualdad”. Estos supuestos nos permiten ver qué pasaría si el proyecto liberal de la economía política clásica o, en nuestro tiempo, el proyecto neoliberal de los economistas neoclásicos, se realizara. La brillantez del método dialéctico de Marx es mostrar que la liberalización mercantil –el credo de los liberales y neoliberales– no producirá un estado de armonía en el que todos estarán mejor,sino que producirá mayores niveles de desigualdad social,c o m o de hecho ha sucedido durante los últimos treinta años de neoliberalismo,particularmente en países como Gran Bretaña y EUA , que se atuvieron más
      estrechamente a esta línea política. Marx predice que también producirá creciente inestabilidad, la cual culminará en crisis crónicas de sobreacumulación del tipo de la que ahora estamos pre s e n c i a n d o.
      La desventaja de estos supuestos es que relegan la acumulación basada en la depredación,el fraude y la violencia a una “etapa originaria”que deja de ser considerada relevante, o, como en el caso de Luxemburgo, es vista como algo “exterior”al sistema capitalista.Una revisión general del rol permanente y de la persistencia de prácticas depredadoras de acumulación
      “primitiva” u “originaria” a lo largo de la geografía histórica de la acumulación de capital resulta muy pertinente, tal como lo han señalado recientemente muchos analistas.Dado que denominar “primitivo” u “originario” a un proceso en curso parece desacertado, en adelante voy a sustituir estos términos por el concepto de “acumulación por desposesión”.
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      Post  pepe Wed Jun 30, 2010 1:47 am

      Las últimas reuniones del G-20 y G-8 parece que han dejado clarito-clarito donde está el Poder Mundial.
      Los representantes de los estados/nación han quedado más que en entredicho sobre sus supuestos poderes y posibilidades de hacer políticas propias,autónomas.Al Capital está clarísimo que no le interesa ningún tipo de estado o gobierno global pues ello interferería en su libertad de movimiento,de hacer y deshacer a su antojo,la cual es de estricta necesidad para su necesaria y continuada reproducción.
      Así lo entienden los diversos "gobiernos" nacionales y es por ello que andan con pies de plomo ante cualquier interferencia en la Máquina Capitalista.
      Esa es,creo, la más que diáfana enseñanza que se debe sacar de estos "acontecimientos" donde no puede realmente acontecer nada que no sea mostrar a todo el mundo la práctica inanidad de los "representantes" de la ciudadanía frente al poder frio puro y duro de la Maquinaria del Mercado,de la Maquinaria Capitalista.
      Lo bueno de todo ello es que el verdadero Rey se ha desenmascarado y en el juego a muerte de la Lucha de Clases Mundial ya todo el mundo puede saber quién es quién y qué es qué; y se puede ,en verdad,comenzar a construir otra máquina-la Máquina Proletaria Mundial-que pueda sustituir esta Máquina loca,caótica,irracional,mortal y abstracta que domina ya por demasiado tiempo la historia y
      la vida toda.
      ¡Que vivan l@s compas del Metro de Madrid! ¡Solidaridad y hacia la Huelga General contra las marionetas del capital!
      Salud y Libertad.
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      Post  JM Delgado Fri Jul 02, 2010 6:10 am

      Creo que Pepe, Paco y quien les pete deberían escribir un texto sobre el tema que nos ocupa en este hilo, yo ya escribí y no voy a volver sobre ello.
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      Post  luxemburguista Sun Jul 25, 2010 3:16 pm

      Voy a realizar una primera aportación medianamente sistemática (aunque demasiado amplia y general) a la cuestión en debate. Aunque podríamos simplemente tratar de sacar un texto sintético de consenso que mostrara sólo la tendencia, sin entrar en más especificaciones, creo que este debate es, independientemente del resultado concreto para el documento base, crucial, puesto que nos puede permitir avanzar mucho en el análisis de cuestiones muy concretas relacionadas con la crisis actual. Así ha pasado con lo que ya habeis ido comentando y espero que esto también contribuya.

      En su momento, en la propuesta de documento base, decía lo siguiente:

      “El gran capital, encarnado en las multinacionales, domina hoy el mundo. Los estados-nación, que fueron el marco de actuación básico de la burguesía en el pasado, están siendo hoy barridos por las propias tendencias de la evolución del capitalismo. Su pervivencia, así como la de otras formas de articulación político-territorial (autonomías, provincias, estados,…) confunden y dividen al proletariado, sin proporcionarle ningún beneficio real.”

      Decía RL: “Pero los socialistas no pueden limitarse a este reconocimiento puramente empírico. Para ellos, es obligado investigar y descubrir con toda exactitud las leyes económicas que rigen estas relaciones, las verdaderas raíces de ese grande y abigarrado complejo de fenómenos que forma el imperialismo. En éste como en tantos otros casos, no podremos luchar contra el imperialismo con la seguridad, la claridad de miras y la decisión indispensables en la política del proletariado, si antes no enfocamos el problema en sus raíces con una absoluta claridad teórica.”

      Todos tenemos claro que no estamos de acuerdo con la concepción del Imperialismo (y con las propuestas “anti-imperialistas”) que tiene sus raíces en el leninismo. Fundamentalmente en la concepción del Imperialismo como una fase diferenciada (“superior”, en la terminología leninista) del capitalismo. Por cierto, una de las “pruebas” de la no validez del esquema leninista sería la propia “pervivencia temporal” (yo diría, leyendo lo que el bolchevismo escribe, atemporal) de esa fase. Porque los bolcheviques recurren sistemáticamente a la formulación leninista, sin plantearse en ningún caso los cambios histórico-sociales producidos desde entonces. Y eso, en una concepción etapista (que nunca fue la de Rosa) es inadmisible, puesto que el propio etapismo trata de buscar siempre las diferencias para analizar la evolución.

      Además, como en la aportación de JM puede verse, creo que todos concordamos también en no focalizar la atención, como los “anti-imperialistas” bolcheviques hacen, en los estados o naciones, porque eso nos llevaría, como también dice JM, a acabar apoyando a burocracias que sólo quieren imponer regímenes de capitalismo de estado. O, lo que es aún peor, a subordinarse a movimientos pequeñoburgueses y/o nacionalistas. Lo cual es especialmente triste en el caso de los trotskystas, pues parecen no recordar el análisis (tan certero) realizado por Trotsky de la política del Komintern en China, que acabó en la eliminación (física) de miles de comunistas a manos de los nacionalistas a los que habían sido obligados a subordinarse.

      Esa negación en la praxis por los trotskystas de lo que su propio líder expuso concuerda plenamente con la concepción etapista: si hay etapas, el sujeto revolucionario puede variar, pudiéndose avanzar hacia el socialismo de manos de diversas clases sociales (en el fondo es una concepción teleológica, basada en una especie de destino manifiesto para la Humanidad). O viéndose obligado el proletariado a seguir a otras clases sociales en una evolución que, como acabó pasando bajo el stalinismo, tendría forzosamente que transitar por todas las mismas etapas. Lo que en términos historiográficos se denomina evolucionismo unilineal (una auténtica excrecencia que alcanzó sus mayores cotas en la historiografía stalinista y de la que hay ejemplos hasta “simpáticos” entre los historiadores castristas). No entro a discutir el concepto de revolución permanente en su acepción de Trotsky pero sí quiero indicar que, pese a que esa obra sea un intento por acallar las acusaciones de antileninista que le hacían, su concepción es distinta a la de Lenin (también en ese aspecto).

      Las diferencias que nos surgen a nosotros son en relación a:

      1. El momento concreto del proceso histórico del capitalismo en el que hoy nos encontramos.
      2. La pertinencia hoy de conceptos como “potencia imperialista”. En caso de que su uso fuera pertinente, sería principalmente USA la gran potencia imperialista, o podríamos hablar, como plantea JM en su aportación, de un Imperio USA. En caso contrario habría que analizar la pertinencia del término Imperio (sin adscripción a un determinado país) o buscar otro que fuera adecuado.
      3. Las derivaciones (de índole más o menos práctica, dependiendo del caso) que pudieran deducirse de estos análisis. Pienso, de manera general, sobre todo en la cuestión del estado, de su articulación y de nuestra forma de enfrentarlo. Y, de manera concreta, podríamos mencionar ejemplos en las propuestas económicas concretas (especialmente fiscales) que podrían hacerse ante la crisis o en nuestra caracterización de las que se están haciendo desde la izquierda.

      Las preguntas centrales vinculadas a esas cuestiones a las que me gustaría dar algún tipo de respuesta serían:
      1. ¿Qué cuestiones podemos deducir del proceso histórico de evolución del capitalismo observado por Rosa Luxemburgo? ¿Es posible saber en qué momento concreto de ese proceso nos encontramos? O, ¿es posible al menos saber si hemos llegado a algún punto concreto de esa evolución que nos permita orientarnos en lo concreto?

      2. Dentro de lo que podríamos denominar genéricamente clase capitalista (o burguesía), ¿hay algúna forma de determinar una especie de fracción dominante, un grupo más o menos concreto que pudiera ser identificado como lo que antes se llamaba gran burguesía (o gran capital)? Y, ¿por medio de qué elementos es posible rastrearles la pista? Estas preguntas son muy relevantes porque debemos siempre concretar la configuración de las clases sociales. Del mismo modo que se debe hacer con la burguesía, debe hacerse con el proletariado, pero eso no es lo que me interesa ahora.

      3. ¿Qué relación habría entre ese gran capital y las instituciones que comúnmente englobamos bajo el término estado? Puesto que en la Historia han existido estados-nación, y varios de ellos con total seguridad han sido potencias imperialistas, ¿cómo afecta el proceso globalizador a las formas del estado-nación? ¿Qué papel juegan las instancias supranacionales en este proceso?

      Con el término “Imperialismo” se denominan muchas cosas comúnmente. Pero siempre con un sentido que implica cierto grado de “violencia” (guerras, conquistas, sometimiento,…). Pero cuando nos centramos en la historia de las sociedades capitalistas, como afirmara Rosa Luxemburgo, “el imperialismo no es … más que un método específico de acumulación”. Porque la acumulación de capital, de manera constante y creciente, es una necesidad del propio capitalismo, algo que no puede evitar.

      No podría, en mi opinión, ser considerado como un “método específico de acumulación”, en cierto sentido, el proceso de “globalización”, que además no sería tampoco en mi opinión sinónimo del imperialismo. La globalización sería, como dice JM, “el despliegue mundial del capitalismo”, la afirmación de tal sistema de producción no ya sólo como hegemónico sino como tendente incluso a ser el único: a través de la eliminación del resto de sistemas económicos no-capitalistas, y a través de la integración de todos los seres humanos en las dos clases sociales propias de las relaciones sociales de producción capitalistas (burgueses y proletarios). Es decir, cuando hoy se habla de globalización, se estaría hablando de algo más amplio que el proceso de acumulación o que el imperialismo. Y se estaría (implícita y/o explícitamente) considerando que de algún modo ya se está en el seno de una única sociedad (o Formación Económico-Social) global, única. O se está en tránsito de estarlo. Esa FES se regiría por unas relaciones sociales de producción específicas: capitalistas. En palabras de Rosa Luxemburgo: “La producción capitalista se extiende a todos los países, ya que no sólo los conforma econó¬micamente a todos del mismo modo, sino que los articula en una única, gran economía capitalista mundial.” Ésa sería la acepción del término globalización que yo creo habría que considerar, la tendencia a la conformación de una única economía mundial, capitalista.

      ¿Por qué se produce este desarrollo? Mejor remitirnos también directamente a la frase de Rosa Luxemburgo: “Lo que distingue el modo capitalista de producción de todos los anteriores es, principalmente, que él tiene la tendencia interna a expandirse sobre todo el globo terrestre, desplazando todo otro orden social anterior.” En esa tendencia el imperialismo sería una forma de desarrollarse, pero no la tendencia en su conjunto, que sería lo que está tras el concepto de globalización.

      Por más que el proceso histórico haya sido muy complejo y haya enfrentado diversas oposiciones (tanto de las sociedades no-capitalistas como del propio movimiento obrero) si algo es evidente hoy, es que esa tendencia característica a desplazar todo orden anterior se ha impuesto.

      Pero, ¿es eso “completamente” así ya, se ha realizado esa tendencia interna plenamente? Evidentemente no, puesto que no todos los seres humanos son hoy burgueses o proletarios, y encontramos formas de producción no-capitalistas. Pero eso no invalida ni que ésa sea la tendencia perceptible (y empíricamente demostrable) ni que hoy ya estemos ubicados en un momento del proceso histórico en el que esa tendencia se ha afianzado tanto que la mayoría de la población sí está ya implicada en relaciones sociales de producción plenamente capitalistas. Es decir, hoy podemos afirmar que la mayoría de los habitantes del Planeta son proletarios (y hay otro porcentaje, minoritario, constituido por burgueses). Y los que no pueden ser caracterizados como proletarios (o burgueses) son ya minoría (a diferencia de la época de RL y Lenin), se ven afectados por un claro proceso de proletarización (al igual que muchos miembros de la pequeña burguesía) y, en cualquier caso, su forma de producción está vinculada y sometida al capitalismo (que ejercería de un modo u otro su hegemonía). Un aspecto “práctico” (o “táctico”) vinculado a esta cuestión (y algo que no quiero dejar pasar ahora) sería nuestra percepción en relación a las propuestas de eso que se ha dado en llamar “vía campesina”. Especialmente las propuestas que plantean la necesidad de salvaguardar (e incluso extender) las pequeñas propiedades agrarias o al pequeño campesinado (propietario). Esas propuestas (a diferencia de otras provenientes de ese mismo movimiento) serían tanto utópicas (en el mal sentido, quiméricas) como reaccionarias (en el mismos sentido que atribuimos al nacionalismo), pues tratarían de detener el proceso o incluso ir hacia atrás en él. En lugar de eso, sería la colectivización (descentralizada o socializada, eso sí) la alternativa socialista o socializadora. La alternativa que “cabalgaría” sobre el propio proceso histórico para superarlo en un sentido comunista. Lo cual entroncaría con la propia historia del movimiento proletario (las colectividades hispanas, por ejemplo) y con algunas formulaciones y praxis como las del MST brasileño (hasta cierto punto al menos).

      Por cierto, la frase que JM proponía (“La fase final implícita de este proceso es, una vez más la autocanibalización del sistema, en el momento en el que las fuentes del pillaje fuera del sistema capitalista cerrado y ya mundial fueran agotadas.”) daría para formularse la pregunta de si esta crisis es ya esa fase final. Es decir, si estamos ya en esa autocanibalización (o barbarie). O, en palabras de Martín: “La pregunta a la que tenemos que dar respuesta es si el capitalismo ha dejado de ser una formación económica y social en expansión, es decir, si ha llegado su límite.” Si admitimos que ha llegado a su límite, que esta crisis nos plantea cruda e inexorablemente la alternativa Socialismo o Barbarie, tendríamos que admitir que estamos ya en una sociedad plenamente globalizada (en sus caracteres generales), en una formación económico social única en el sentido que planteara Rosa.

      ¿Cómo se ha venido desarrollando esa tendencia? De nuevo Rosa nos lo muestra de manera clara y sintética: “Dentro de cada país industrial europeo, la producción capitalista desplaza incesantemente la producción de pequeña industria, la arte¬sanal y la pequeña producción campesina. Simultáneamente, incor¬pora a la economía mundial a todos los países europeos atrasados y a todos los países de América, Asia, Africa, Australia. Esto procede por dos vías: a través del comercio mundial y a través de la conquista colonial.” Evidentemente, podemos completar la frase de RL añadiendo que el mismo proceso descrito para los países industriales europeos se ha realizado y se realiza en el resto de países. De hecho, es en fechas bien recientes cuando más de la mitad de la población del Globo es ya “urbana”, lo que puede ser un indicador muy revelador del desarrollo mundial del proceso industrializador capitalista.

      Esa conquista colonial, en el marco del capitalismo, es lo que los historiadores denominan expansión imperialista. Refiriendose especialmente a la que tuvo lugar desde fines del XIX hasta la I Guerra Mundial. Pero es ésa una visión parcial, y centrada en la esfera de “lo político-militar”. Porque el imperialismo como mecanismo de acumulación es identificable antes y después de esas fechas. Esta “acusación” de parcialidad también es aplicable a la tesis de Lenin. En ambos casos la “excusa” puede ser la “necesidad” de establecer etapas que permitan visualizar los cambios en el proceso histórico. Pero eso tiene sus “peligros”. En este caso, probablemente el mayor sea perder de vista cómo los mecanismos previos (formas de acumulación originarias en la terminología al uso) siguen vigentes. Porque incluso hoy pueden observarse formas de producción domiciliarias equivalentes a las que son observables en el XVIII (y en el XV). O porque nada tiene de extraño en el esquema de pensamiento luxemburguista la depauperación o el empeoramiento de las condiciones laborales y de existencia, cosa que sí extraña a quienes desde lógicas etapistas creen que los “niveles de vida” (el “estado del bienestar” y esas cosas) son conquistas irreversibles. Para ellos, en el fondo, sería como si hubiese diversos capitalismos (y el del estado del bienestar sería mejor que otros), que a la postre sería como considerar que hay diversas sociedades distintas. Si algo me fascina del análisis de RL es que ella no establece “etapas”. Al contrario, para ella el proceso histórico es único, conserva unicidad, globalidad. Y del mismo modo lo analiza, mostrando siempre cómo las formas de desarrollo y expansión del capitalismo surgen, perviven o desaparecen concretamente. Pero del capitalismo, no de distintas sociedades. Es decir, es capaz en todo momento de captar el proprio proceso, su devenir. Eso es lo que le hace no necesitar etapas. Y lo que la ubica en el materialismo histórico y no en el estructural (que sería, en términos actuales, el método analítico de Lenin).

      ¿Quién sería el agente fundamental del imperialismo? Según el esquema clásico del “anti-imperialismo”, los estados. Pero eso no sería cierto, puesto que también el Estado es una herramienta de clase (“el estado es siempre el estado de la clase dominante”, en palabras de Engels). Poner el énfasis sobre los Estados, las potencias imperialistas, implicaría considerar, al menos hasta cierto punto:
      • Que el Estado es una entidad autónoma con capacidad de actuación propia. Eso haría que o bien “funcionase sólo” (como el mercado, sería otra “mano invisible”) o bien (lo más lógico y a la vez lo más extendido) que los “políticos” o “burócratas” sean considerados un poder separado, al mismo nivel o por encima de la burguesía.
      • Que todos los subditos de un “estado imperialista” son copartícipes del imperialismo (esas visiones, además, omiten cualquier consideración de la categoría marxista de alienación).
      • Que el conflicto es fundamentalmente entre estados, como plantean los “anti-imperialistas” y también los defensores del materialismo estructural (Centro-Periferia, Norte-Sur), siendo lógica entonces la defensa de aquellos estados que dicen oponerse al “imperialismo”.
      • Y, lo más “peligroso” en mi opinión (por su alejamiento del carácter determinante del mundo de la producción material), que un estado “anti-imperialista”, por el hecho de serlo, sería autónomo en relación al modo de producción existente en su ámbito territorial de actuación. El ejemplo más palmario a día de hoy sería la defensa de una Venezuela “socialista” por el carácter de su estado, pese a que las relaciones sociales de producción sigan siendo capitalistas. Ese tipo de concepciones se desprenden en el fondo de otra máxima bolchevique, aquella del estado como “crux”, cuya toma sería la panacea a todos los males. Y la historia del bolchevismo, si algo ha sido, es la prueba evidente de que para nada es así. Si nuevamente se vuelve a Engels, uno observa cómo no es “apoyándose” en el estado (desde él) como se realiza el socialismo, pues para Engels en cuanto comienza la socialización comienza también a desmontarse el aparato estatal.

      Si, por el contrario, tanto el estado como el imperialismo son considerados herramientas de una clase determinada, entonces políticos y ejércitos aparecen como ejecutores de las “órdenes” de esa clase. Las responsabilidades en el proceso se delimitarían, impidiendo que se haga responsable a un sujeto abstracto (e inexistente) como la nación o el pueblo.

      Pero entonces también se hace preciso distinguir quiénes son, en cada momento concreto del proceso histórico, los que “deciden” verdaderamente (en el sentido en que son tomadas las decisiones en el capitalismo, que no es a través de los mecanismos que defienden las teorías conspiracionistas o, en palabras de Rosa, “…mediante la acción automática de aquellas leyes económicas que surgieron por sí mismas, sin que se inmiscuya conscientemente la sociedad…”), a quiénes beneficia realmente la actuación de los estados y la agresión imperialista.

      En el último tercio del XIX fueron las burguesías nacionales, estatales, como antes lo fueron las Compañías de Indias. Pero esas burguesías formaban empresas, que eran las que realizaban su producción y ampliaban el proceso de acumulación. En el primer tercio del siglo XX, y gracias también a ese proceso de expansión imperialista, surgieron ya holdings y consorcios muy poderosos que traspasaron fronteras. Y tras la II Guerra Mundial pero especialmente tras la crisis del 73 (la “puerta a la definitiva Globalización”) se afirma el predominio de empresas multinacionales o trans-nacionales. Éstas se caracterizan no sólo por tener plantas o empresas en varios países, sino también por estar conformadas por capitales de diverso origen geográfico. Hasta ahí habría llegado la propuesta que hice en el documento base. Pero la crisis nos muestra que hoy, junto a o por encima incluso de esas corporaciones, se sitúan grupos de inversión también transnacionales que dominan los mercados, las inversiones, las compañías, y los estados. El capital especulativo puede ser nocivo, pero eso no significa que no domine.

      Ésa sería, en mi opinión, la gran burguesía actual, cuya “patria” sería el mundo entero.

      La siguiente cuestión sería analizar cómo funcionan hoy las instancias estatales, tanto las que podemos ver en el seno de los estados-nación como las supranacionales. En mi opinión, y de ahí mi opinión favorable a priori al término Imperio, habría que considerarlas a todas como un todo. Es decir, si podemos identificar una gran burguesía que “encabeza” una única economía mundial, deberemos enfocar la cuestión de que, de una forma u otra, se tiene que estar desarrollando una especie de único estado. Digamos que a una única economía corresponderá necesariamente una única sociedad, un único conjunto de instituciones políticas y también un conjunto uniforme de planteamientos ideológicos.

      Miremos las respuestas recientes a los grandes problemas que enfrenta la Humanidad. ¿Dónde se dan? De manera creciente, en instituciones u organismos supranacionales. Bien sean los organismos y/o reuniones auspiciadas por la ONU (hambre, medioambiente, conflictos,…), bien sean grupos de países “destacados” (los G7, 8, 20). Es decir, se asume como normal, porque no puede ser ya de otra manera, que es preciso cierto “acuerdo” entre los estados actuales, porque cada uno por su cuenta no puede encarar esos problemas. En el caso de la UE, como en el de mecanismos similares que se desarrollan en otras partes del Globo, es más evidente incluso. ¿Significa eso que desaparecen las instancias estatales “tradicionales”? No tiene porqué. Lo que ocurre es que todas esas instancias, estatales o supranacionales, “reman” en la misma dirección. Incluso aunque parezca lo contrario, como en algunas reuniones en las que “no se alcanzan acuerdos”. Porque ese no acordar también es una forma de favorecer los intereses del gran capital. Es decir, todos tienen, nuevamente, que actuar necesariamente “mediante la acción automática de aquellas leyes económicas”. No podemos olvidar que la burguesía también está sometida a las leyes del capitalismo. O se somete o desaparece.

      Mirémoslo por el otro lado, el de las instancias estatales “menores”. Ya incluso en los estados “soberanos” se dice a los súbditos que no se puede hacer tal o cual cosa porque es inviable conforme a la situación mundial, conforme a lo acordado en las instancias supranacionales. Los ejemplos más claros los tenemos hoy en las decisiones de la UE frente a la crisis y en cómo son aplicadas por los estados. Pero ese mecanismo viene de lejos. Un caso claro de largo recorrido es la política agraria comunitaria. Pero también podemos considerar el proceso Bolonia. Pareciera muchas veces que la UE (o las instancias comunitarias) fueran una especie de oráculo al que se le pregunta y que no puede ser refutado. Una especie de divinidad superior a la que achacar todas las responsabilidades e incluso echar las culpas. Lo que no se dice es que a los altos representantes y funcionarios europeos los eligen los propios gobiernos y el parlamento europeo (instancias votadas por los ciudadanos), que son los mismos (¿o acaso Durao Barroso y Almunia son extraterrestres?) y que, igual que los han elegido, los pueden mandar a su casa.

      Si esto es así con los estados-nación, imaginemos con las regiones o con los municipios. A las primeras se les cede el derecho a “admistrar la miseria”, a ser los brazos ejecutores en el recorte de “lo social” (educación, sanidad,…). Y a los municipios ni eso, quedando para “parques y jardines” y fiestas (o aguas) mayores y menores.

      Lo relevante en mi opinión es que todas las instancias estatales, desde el último ayuntamiento hasta el G-20, actúan conforme a esas leyes, reman en la misma dirección que marca el gran capital. Y las excepciones “acaban” confirmando la regla (son “acabadas”).

      A veces parece haber discrepancias. O vemos intervenir a unas instancias en unos casos y a otras en otros. Pero debemos considerar que el estado tiene ciertos atributos que lo hacen complejo, que van más allá de lo puramente económico. El más importante es su papel legislador-represor. Pero también tiene un valor simbólico, aquello de que todos formamos parte de él. Y, además, las resistencias están ahí y deben ser tenidas en cuenta. El ejemplo paradigmático en mi opinión fue la última guerra de Irak. Varios gobiernos se “opusieron” en la ONU. ¿Acaso eran pacifistas? Y entonces intervinieron directamente los que así lo decidieron. Las guerras y misiones “humanitarias” muestran la pléyade de mecanismos, pues vemos como una vez son los cascos azules, otras la OTAN, otra un conjunto de países,… En el fondo todos los mecanismos conforman la actual panoplia en manos del capital. Y en cada caso se usa el arma más adecuada.

      Podría ser que tras esas situaciones hubiera una suerte de “rivalidad interimperialista”. Quizás el caso más claro sería el conflicto de los Grandes Lagos, el mayor genocidio desde la II Guerra Mundial que aún continúa. Tras él está la lucha por el coltán y otros minerales. Y en sus inicios está la alianza anglo-norteamericana en un territorio de mayor presencia franco-belga. Pero, igual que a fines del XIX eran empresas las que decían a sus gobiernos qué conquistar, ahora son multinacionales las que dicen a los gobiernos (y a las “guerrillas”) lo que hacer. Como la ITT a la CIA en Chile en el 73. Yo no creo que sean rivalidades interimperialistas, porque eso nos llevaría al terreno del enfrentamiento entre estados, cuando esos mismos estados apoyan a unos y a otros, en función de los lobbys o de las multinacionales que en cada momento los controlan. Yo hablaría de lucha entre empresas, en el contexto de la sí sempiterna tendencia al monopolio.

      Si consideramos ese todo, entonces podría hablarse de Imperio. Pero no diría Imperio USA, sino Imperio del gran capital. Porque hasta la administración estadounidense, con todo su poder, es un pelele en manos de ese gran capital.

      Todo esto tiene consecuencias prácticas, tácticas. La primera en mi opinión es nuestor deber de denunciar en todo momento el servilismo de eso que se llama ahora “clase política”. Y de la mentira que se esconde tras el recurso a las instancias exteriores como oráculos. Pero no para afirmar el carácter democrático (pues son electos) de las instancias estatal-nacionales frente a esas otras (a las que esos electos eligen en última instancia, por lo que están “controladas”). Sino para mostrar la subordinación necesaria de unas y de otras al capital. Sin generar ninguna ilusión en posibles autonomías o independencias de los estados-nación (“soberanos”) frente a esas instancias. Al contrario. También aquí hay que cabalgar el proceso, mostrando que la alternativa está precisamente en la globalización, pero en otra globalización, no capitalista sino socialista. Esto, además, nos separaría radicalmente de cualquier posible influencia de corte nacionalista. Y nos acercaría a un lema que considero acertado: ¡Otro mundo es posible! Otro mundo, no otro país o territorio, sea el que sea.

      Otra consecuencia práctica sería en relación al enfrentamiento cotidiano a las instancias estatales. Criticamos con toda la razón los intentos electoreros que están desarrollando hoy muchas izquierdas, desde reformistas a trotskystas, desde verdes a nacionalistas. Lo preocupante no es sólo su oportunismo miope (por errado en el análisis de la coyuntura y de la progresiva mayor abstención y rechazo a la falsa democracia formal). Lo verdaderamente preocupante es que no captan las posibilidades de la lucha. Los movimientos sociales responden a las miserias del sistema reclamando cuestiones específicas a través de la movilización. Y muchas veces consiguen imponer cosas. Pero más tarde o temprano comprueban que el sistema les quita cien por cada uno que les concede. O, lo que choca con la lógica más simple, que les niega lo que a todas luces es viable, incluso dentro de los parámetros teóricos del propio sistema (porque choca con su desarrollo futuro, con su avidez). Y la lógica simple es la más lógica de todas.

      En tales circunstancias, el papel de los comunistas sería mostrar esas contradicciones, influir para que los planteamientos anticapitalistas (opuestos a las consecuencias concretas del sistema) se convirtieran en socialistas (y por tanto globales), e hicieran suyos alternativas verdaderamente socialistas. Pero en lugar de eso se empeñan en incidir en algo que debieran saber errado. Y nos venden Marinaleda como el socialismo hecho carne o nos dicen que hay que construir referentes que terminen presentandose a tal o cual elección. Sin asumir que el parlamentarismo sólo tendría sentido en un proceso de lucha para, digamos, anular instancias de poder de la burguesía y/o liberar algo más las propias fuerzas del proletariado y los movimientos sociales (lo que sería aún más claro en el caso de dictaduras). Pero si ni siquiera son capaces de analizar por qué la gente se abstiene cada vez más (que no es porque no haya “buenos” candidatos y ellos vayan a serlo), ¿cómo les pedimos que vayan más allá?

      Una tercera consecuencia sería nuestro análisis de las propuestas que desde el medio reformista se están haciendo sobre la crisis. Me refiero a lo que venimos analizando sobre las propuestas “fiscales” de Attac y cia. Como siempre pasa en el reformismo, lo fian todo al propio sistema. Porque creen en el valor de los estados y gobiernos. Creen que puede haber buenos gobiernos. Y creen que un gobierno determinado puede hacer tal o cual cosa independientemente del resto. De ahí que defiendan que su propuesta, si no es admitida por todos los estados, lo sea al menos por alguno. Pensemos concretamente en lo que plantean: que se establezcan controles al movimiento de capitales mundial ¡en un país! ¿Pero no es un movimiento mundial? ¿Qué quieren? ¿Qué ese país se quede fuera del sistema? Y que se grave a las rentas más altas, sin considerar que hoy cualquiera puede irse de un país a otro (cambiar su residencia) y evitar así que le graven. Y seguir operando. De forma irrestricta en la UE. Cuando países como UK se han planteado esas cuestiones, se han dado cuenta de que es inviable para lo que en teoría fueron diseñadas. Para lo que sí lo utilizarán será para eliminar mediana burguesía, mientras los fondos recaudados van a parar a manos de bancos, multinacionales,… A la gran burguesía para la que estaban en principio pensadas las medidas, y que se convertirán así en las beneficiarias y no en las paganas. Frente a esas políticas fiscales que se quedan en la esfera de la circulación, donde hay que atacar es en la esfera de la producción. Es decir, frente al reformismo de la redistribución (fiscalidad) hay que apostar por la expropiación de las empresas. ¿Por qué no habla Attac de ocupaciones?

      Bueno. Lo dejo aquí.
      SALUD

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      ¿Como caracterizar el imperialismo actual? La Globalización: ¿de que se trata? Empty Re: ¿Como caracterizar el imperialismo actual? La Globalización: ¿de que se trata?

      Post  JM Delgado Wed Jul 28, 2010 6:42 am

      En mi opinión la tesis de Rosa sobre el imperialismo, aún desvelando los comportamientos ecónómicos de expansión capitalista subyacente tras las opiniones comunes en su tiempo - y en este - de que el imperialismo es el despliegue dominador y opresor entre estados, fuertes o "potencias imperialistas" colonizando a débiles o inexistentes, es decir, colonialismo por una cara y confrontación y guerra entre estados imperialistas por la cruz, no consigue - ni pretende - negar, solo desenmascarar, el papel central de los estados en tanto que "sujetos" entre los que el imperialismo se juega y disputa, y así permanece al dia de hoy como opinión mayoritaria en la opinión pública: se trata de la tenaz pervivencia del "derecho de los estados" acuñado en Westfalia por Grotius que en plano mundial solo contempla "naciones" (es decir, estados) como actuantes y soberanos legítimos, apenas contrastados por los Derechos Humanos, siempre a la busca de una hurtadiza autoridad judicial ante los que hacerse valer, que finalmente deberá ser estatal para tener poder para restaurar o salvaguardar tales derechos.

      La confusión de planos pues, continúa a pesar de Rosa, a quien como no podía ser de otra manera se le impuso la conflagración interiimperialista de la guerra mundial, y a contraluz la debilidad de una teoría marxista sobre el estado se deja sentir sin la menor duda, de otro modo se habría aquilatado la autonomía relativa de las burocracias políticas, sobre todo las llamadas "progresistas" visibles en sus esfuerzos de la época del desarrollismo (años 60-70) tratando de incentivar a las llamadas "burguesías nacionales", cómo, y muy principalmemte, categorizar a la clase burocrática ostentadora del poder en los régimenes que muy cómodamente llamamos de "capitalismos de estado", de nuevo sobre su autonomía respecto del capitalismo mundial, así como de su caracter revolucionario, en lo que concuerdo con Mattick, procesos emprendidos por bolcheviques y agrupaciones o frentes nacionalistas y sobre cuyo resultado es imposible acomodarse en la conviccción de que se trataba "solo" de revoluciones políticas, a menos que insaculemos de ahí toda la ingenieria social (perversa)que acompañó a tales revoluciones: eliminación de la burguesía, terratenientes, formación de nuevas capas dentro del proletariado, proletarización forzada del campesinado, esclavización de masas de proletarios, campesinos y pequeñoburgueses. Todavía hay que "salir" del marxismo y leer a Polanyi o a Pierre Bordieau para entender funciones del estado que son bastante mas complejas que las de ser "el consejo de administración de los negocios de la burguesía"

      Antyes de entrar a escribir sobre la Globalización pego aquí una cita de Panitch, quien por demás no cuenta con mis simpatias





      La lógica de la globalización
      El capitalismo tiene una lógica estructural que tiende
      a su globalización. Fue célebre la forma en que Marx
      captó esta lógica al describir, en el Manifiesto comunista,
      un futuro que se parece pasmosamente a nuestro
      presente: «La necesidad de un mercado en expansión
      constante para sus productos empuja a la burguesía a
      recorrer toda la superficie de la Tierra. Tiene que anidar
      en todas partes, asentarse en todas partes, establecer
      conexiones en todas partes [...] crear un mundo a su
      imagen y semejanza». Pero al afirmar la anticipación de
      Marx a este respecto se corre el riesgo de tratar lo que
      ahora llamamos globalización, y sus formas específicas,
      como inevitables e irreversibles. Hay que recordar que
      las palabras de Marx también parecían aplicarse a fines
      del siglo XIX , cuando, tal como observó Karl Polanyi,
      «solo un lunático hubiera puesto en duda que el sistema
      económico internacional era el eje de la existencia
      material de la raza humana». 11 No obstante, tal como
      Polanyi se preocupó por explicar, lejos de proseguir
      ininterrumpidamente, ya había indicaciones de que el
      sistema económico internacional de aquel tiempo estaba
      en etapas tempranas de disolución, y pronto colapsaría
      como consecuencia de dos horrendas guerras y
      la implosión de la Gran Depresión.
      En la posguerra, la reconstrucción del orden mundial
      capitalista fue una respuesta directa por parte de los
      principales Estados capitalistas al previo fracaso de la
      globalización. A través de la infraestructura de Bretton
      Woods para un nuevo orden de comercio liberal, la
      lógica dinámica de la globalización capitalista de nuevo
      se desencadenó. Durante la breve «época dorada» de
      la posguerra —mediante el aceleramiento del comercio,
      el nuevo grado de inversión extranjera directa, y la
      creciente internacionalización de las finanzas— esta se
      reanimó. Y se vigorizó aún más mediante la respuesta
      neoliberal a la crisis económica de los 70. El desenlace
      de esta crisis mostró que los efectos de las crisis
      estructurales en la acumulación internacional no son
      predecibles a priori.

      (seguiré)
      JM Delgado
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      ¿Como caracterizar el imperialismo actual? La Globalización: ¿de que se trata? Empty Re: ¿Como caracterizar el imperialismo actual? La Globalización: ¿de que se trata?

      Post  JM Delgado Wed Jul 28, 2010 12:05 pm

      (viene del post anterior)

      No entiendo bien porqué afirmas que cuándo hablamos de "Globalización" se trata de algo mas amplio que el proceso de acumulación o el imperialismo, a no ser te refieras a que "estamos en tránsito hacia una nueva formación social global, única" pues en eso consiste precisamente la Globalización, en la implementación forzada de la mundialización de códigos de derecho civil inspirados en los y por los EEUU, en la demolición de tasas y controles a la "libre" circulación de capitales, cuyo guión está además escrito según el famoso artículo de Williamson que se denominó Consenso de Washingtón y que básicamente es un decálogo de medidas de politica económicas pensadas para implantarse en todo el mundo:

      Williamson cuenta que en ese histórico borrador incluyó "una lista de diez políticas que yo pensaba eran más o menos aceptadas por todo el mundo en Washington". Originalmente ese paquete de medidas económicas estaba pensado para los países de América Latina, pero con los años se convirtió en un programa general.

      1. Disciplina fiscal
      2. Reordenamiento de las prioridades del gasto público
      3. Reforma Impositiva
      4. Liberalización de las tasas de interés
      5. Una tasa de cambio competitiva
      6. Liberalización del comercio internacional (trade liberalization)
      7. Liberalización de la entrada de inversiones extranjeras directas
      8. Privatización
      9. Desregulación
      10. Derechos de propiedad

      No podría, en mi opinión, ser considerado como un “método específico de acumulación”, en cierto sentido, el proceso de “globalización”, que además no sería tampoco en mi opinión sinónimo del imperialismo. La globalización sería, como dice JM, “el despliegue mundial del capitalismo”, la afirmación de tal sistema de producción no ya sólo como hegemónico sino como tendente incluso a ser el único: a través de la eliminación del resto de sistemas económicos no-capitalistas, y a través de la integración de todos los seres humanos en las dos clases sociales propias de las relaciones sociales de producción capitalistas (burgueses y proletarios). Es decir, cuando hoy se habla de globalización, se estaría hablando de algo más amplio que el proceso de acumulación o que el imperialismo. Y se estaría (implícita y/o explícitamente) considerando que de algún modo ya se está en el seno de una única sociedad (o Formación Económico-Social) global, única. O se está en tránsito de estarlo.

      Rosa desveló la clave económica del imperialismo lo que no podía saber es quienes serían los actores que lo impulsarían a partir de la II Guerra Mundial.

      escribió Luxemburguista: Cualquiera que sea la explicación que se dé de los resortes económicos e internos del imperialismo, hay una cosa que es desde luego clara y que todo el mundo conoce, y es que la esencia del imperialismo consiste precisamente en extender el capitalismo de los viejos países capitalistas a nuevas zonas de influencia y en la competencia de estas zonas nuevas.

      Ignoro que tal opinión le mereció a Rosa el artículo de Kaustsky Der Imperialismus donde expone su teoría del ultra-imperialismo, en virtud de la cual pensaba que las clases capitalistas después de haber aprendido la lección de la guerra mundial serían capaces de ponerse de acuerdo para poner en común sus intereses y abrir una nueva época de libre comercio o globalización pero desde luego esos hipotéticos acuerdos que Kautsky aventurara tienen bien poco que ver con la determinación de los gobiernos de EEUU de levantar desde los cimientos las economias de las potencias ex-rivales de Alemania y Japón vencidas en la II Guerra Mundial.
      Para un autor como L. Panitch, a quien sigo aquí, la imputación común a Rosa, Lenin y Kaustky de haber apoyado sus teoría del imperialismo en un punto de vista económico y no en una teoría sería del estado - que tampoco él aporta - además de ignorar el contexto de rivalidad interiiperialista, donde la hojarasca, lo que sobraba para una comprensión del fenómeno era precisamente "el estado" demasiado estado, ¡el desvelamiento de la propaganda anglobritánica y alemana que decían haberse obligado a meterse en aquella guerra en nombre de la civilización y la "libertad de los pueblos y naciones" oprimidos por sus enemigos, consistia precisamente en desvelar los intereses económicos en juego!

      Pero creo que no debemos acunarnos en ese desvelamiento, hoy ya nadie se llama a engaño acerca del caracter imperialista de la Globalización, pero seguimos echando en falta mayor conocimiento sobre el estado.

      Respecto de las preguntas que formulas, yo no tengo dudas de que existe unos intereses a la vez comunes y en ocasiones y parcialmente enfrentados entre las burguesías de la potencias imperialistas de EEUU, Europa y Japón, y en esta linea que la administración de EEUU actúa como coordinador de tales intereses, si bien en ocasiones (guerra de Iraq, especulación con el petróleo y materias primas) desde Wall Street, se perjudican los intereses de sectores de la economias de países aliados. Creo que es pues apropiado denominar "Imperio" en un sentido tanto político como financiero, a los EEUU, pensando también, obviamente, en su control del dólar y del papel mundial de este como moneda de valoración y pago del petróleo y las fuentes de energia y materia primas, en su poderío militar, en sus bases en mas de 100 países, en la mas avanzada tecnologia militar y de las comunicaciones, de su control de las redes de internet, de su control de la formación de la élites gobernantes mundiales. Se trata del cerebro y el brazo del capitalismo mundial, solo que tambien de sus propios lobbies internos, particularmente el armamentistico-petrolero que ya ha demostrado su autonomía y desprecio en ocasiones a lo aliados y "clientes".

      Así pues ¿el "imperio desterritorializado" capaz de imponerse a todas las élites gobernantes? ¿y que necesidad tiene si son esas mismas élites financieras las que ostentan los puestos claves en todas las administraciones de los grandes estados, sobre todo en los EEUU? Pero claro la acción predadora-imperialista es ejercida tambien por las burguesías radicadas en Alemania, Japón, China, Brasil, Rusia y otros en los estados de su hinterland, en ocasiones de manera competitiva, si bien siempre encuentran la forma de que sean otros los que se maten por ellos, sin alharacas ni esceso de publicidad, como las disputas de Francia con EEUU en Africa, en la guerra de los Grandes Lagos y en otras. Una cierta "prueba del algodón" es que clientes y socios, por instalados que se encuentren en la economía de EEUU carecen del menor poder en el Congreso y en la Casa Blanca, lo que es manifiestamente a la inversa respecto de la penetración de capitales USA en otros paises.

      Ciertamente, que además de un Imperio USA exista un imperialismo en comandita internacional, no me supone la mas minima contradicción respecto de la defensa del Socialismo y no de ningún "antiimperialismo" que supondría abandonar la lucha por aquél para caer en las manos de burocracias y tiranías tan alejadas y seguramente tanto o mas represora de la clase obrera que los imperialistas, por otra parte mas o menos (cada vez menos) legitimados por la democracia liberal y el sufragio universal.

      En fin, no se si mas o menos he ido contestando a tus preguntas, no me lo ponías fácil, de todos modos creo que debemos de encontrar una forma consensuada y ágil - quizás en forma de tesis - de poner este punto negro sobre blanco.

      Edito a 28 julio: a este post seguirá otro, no puedo dejar sin comentarios algunas posiciones del texto de Paco, asi pues:
      SE CONTINUARÁ



      alberto a.
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      ¿Como caracterizar el imperialismo actual? La Globalización: ¿de que se trata? Empty Re: ¿Como caracterizar el imperialismo actual? La Globalización: ¿de que se trata?

      Post  alberto a. Fri Jul 30, 2010 10:12 pm

      Una colaboración (ajena) al tema en discusión, traída desde el pasado (hace 12 años). En vez de colocrlo en otro hilo preferí que se sume como aporte a lo que se discute.
      Saludos
      Alb.


      La mundialización como
      espectro del capitalismo
      Intervención en el Encuentro Internacional por el 150º aniversario
      del Manifiesto Comunista, París, 13 al 16 de mayo de 1998.
      Michael Savas-Matsas


      1. En 1978, la grotesca aparición de los pretendidos ‘nuevos filósofos’, marcó un giro a la derecha, el agotamiento de la radicalización del 68, el inicio de la ofensiva neo-liberal, sostenida por la desregulación de los mercados que acababa de comenzar entonces; en 1993, la publicación de Los Espectros de Marx, de Jacques Derrida, representa un giro de signo opuesto, un giro a la izquierda, el final de la euforia capitalista que siguió a los cataclismos históricos de 1989/1991 en el Este, una oposición y una resistencia crecientes al neoliberalismo y el ‘retorno del rechazado’, la reaparición del fantasma del comunismo que no dejó de atormentar al mundo capitalista desde la publicación del Manifiesto del Partido Comunista, hace ya 150 años.

      La sorpresa fue inmensa, tanto entre los marxistas —que en su gran mayoría, aún se encontraban en una situación de estupor y extrema confusión trás el derrumbe del ‘socialismo real’—, como entre los antimarxistas ‘postmodernos’ que acababan de perder su punto de referencia privilegiado: su rechazo del proyecto de emancipación revolucionaria. Era como si la implosión de la URSS y del ‘campo socialista’ hubiese sido seguida por la implosión del campo ‘postmoderno’.

      Los Espectros de Derrida iban más lejos aún: en su condena inequívoca tanto moral como política del triunfalismo capitalista, revelaban la falta de sustancia, la inmaterialidad de la victoria de ‘los amos del mundo’.

      Más que una marca del pasado, Los Espectros de Marx son una anticipación de "un mundo que viene", la manifestación de "esa débil fuerza mesiánica" de la que habla Wálter Benjamín, y a la que retorna Derrida.

      Ya hubo varias lecturas discordantes de Los Espectros de Marx, tanto de marxistas como de no marxistas, y varias críticas, fundadas como infundadas. Situándonos siempre, en un campo materialista dialéctico-histórico, inaceptable para la deconstrucción, y manteniendo nuestros propios puntos críticos, sostenemos que los Espectros de Derrida, guardan un valor teórico que sobrepasa su valor como síntoma de cambio de coyuntura o su importancia política como una valiente toma de posición en un momento histórico extremadamente difícil para aquellos que participan de la lucha y alimentan la esperanza de una transformación radical del mundo.

      El concepto de lo ‘Espectral’ —o mejor, la ‘constelación de espectralidad’ para utilizar el término de Frédéric Jameson— con todas sus resonancias, correspondencias, raíces, en la tradición marxista, remontando hasta sus orígenes y al Manifiesto de 1848, puede ser muy útil, hasta vital, en un trabajo de auto-emancipación del marxismo de toda ‘ontologización’, de toda reducción a una metafísica (el ejemplo stalinista fue el más monstruoso y denunciado, pero de ninguna manera único o superado). Al mismo tiempo, la elaboración del concepto de la espectralidad en el campo marxista puede ofrecer una nueva perspectiva en el análisis de procesos complejos, a menudo oscurecidos bajo el significante en boga de ‘mundialización’.

      La exploración puede y debe ir más allá de la región ya examinada por Derrida. También puede y debe avanzar en la dirección opuesta por la decontrucción: en el espacio de la crítica marxista de la economía política, basada metodológicamente en la lectura materialista renovada y siempre abierta de la dialéctica hegeliana.

      En esta perspectiva, la mundialización y el comunismo pueden ser tomados no como objetos estáticos, cerrados sobre sí mismos, y en una relación exterior de oposición permanente, excluyéndose mutuamente, sino, por el contrario, en su relación histórica interna.

      Esto último se encuentra ya inscripto en el núcleo teórico central del Manifiesto del Partido Comunista.

      Diferenciándose de todos los reformismos, del utopismo abstracto y los restantes simulacros de socialismo, el Manifiesto muestra que ‘la perspectiva y el carácter internacional de la revolución social y del comunismo son generados en el seno de la sociedad burguesa, en sus contradicciones, en sus tendencias a revolucionar-mundializar las fuerzas productivas, que en cierto punto del desarrollo histórico escapan a todo control capitalista. La época burguesa, rompiendo con las épocas precedentes, por la universalidad y la permanencia de los cambios que introduce, desemboca en la más radical de las rupturas: la ruptura comunista con todas las formas de propiedad, de división de clases, de explotación, de opresión y con todas las ideas recibidas de una historia que no es más que la historia, hasta nuestros días, de la lucha de clases’.

      Sobre esta base, establecida por el Manifiesto, lo que aparece, sobre todo para sus enemigos, como el Espectro del Comunismo, se transforma en una fuerza social en acción, el proletariado organizado como clase revolucionaria, en partido armado políticamente con su Manifiesto y su programa.

      2. Se puede explorar la lógica de esta transformación dialéctica del Espectro, nacido de las tendencias mundializantes de la sociedad burguesa, en Partido proletario de la revolución comunista mundial. Nuestra aproximación se apoya y se articula alrededor del pasaje del Ser a la Esencia, como se presenta al comienzo del segundo libro de ‘La Ciencia de la Lógica’ de Hegel. Es aquí que comienza "el camino de la extralimitación del ser, o más bien de la intralimitación en este mismo (ser)" (1). Este pasaje de la inmediatez del ser hacia su movimiento interno es la entrada y al mismo tiempo el hilo de Ariadna en el laberinto de las apariencias, de los fenómenos y de la efectividad de la mundialización capitalista contemporánea.

      La esencia en el sentido hegeliano (y marxista) no tiene un contenido metafísico. No está ni más allá ni más acá del ser, ni es un sustrato estable, sino "su propia dimensión en profundidad, la interioridad de su movimiento y de su devenir" (2).

      Este movimiento es negatividad o reflejo para utilizar el lenguaje hegeliano. Por lo tanto, la relación interna entre las tendencias hacia la mundialización y hacia el comunismo, en el seno de la sociedad burguesa, pueden ser vistas como una relación reflejada, de negatividad que niega su negación, que se desarrolla en distintos momentos.

      Siguiendo el orden lógico hegeliano, pueden ser despejados tres momentos de desarrollo.

      I. El reflejo que se postula, la negación que plantea la relación en la inmediatez;

      II. El reflejo exterior separando los polos de la relación y;

      III. El reflejo determinante, un acto de determinar que retoma determinaciones opuestas en sí (3).

      3. Un plan general de análisis de esta espiral de relaciones reflejas puede esbozarse así:

      I. La mundialización como positividad que se opone al comunismo (Reflejo que se postula) o La mundialización como lo que reduce el comunismo a un espectro

      a) La mundialización se ha convertido en la referencia ideológica dominante sobre el comunismo y en sinónimo de ‘la completa y definitiva victoria del capitalismo sobre el comunismo histórico’.

      El carácter hueco de esta declaración puede llevarnos al otro extremo, creer que la mundialización es sólo un artificio mediático capitalista. Su forma ideológica es un reflejo deformado y deformante de un proceso real, profundo, de larga duración histórica.

      En su fase más reciente, la de la financierización desregulada planetaria, este proceso de mundialización ha devenido la base de la ofensiva internacional (y de las ilusiones) del neoliberalismo.

      Al mismo tiempo, la mundialización capitalista ejerció presiones gigantescas sobre las sociedades y economías llamadas de tipo soviético, exacerbando todas sus contradicciones internas, acumuladas en décadas de aislamiento y gestión burocrática, y que las burocracias dominantes ocultaban en nombre de la "victoria completa y final del socialismo en un solo país".

      La impasse y la caída de los regímenes burocráticos stalinistas en 1989-91 y el giro sin disfraces hacia la restauración capitalista por iniciativa de la misma elite dirigente, rompiendo cualquier relación, aún retórica, con la herencia revolucionaria de Octubre de 1917, provocó un shock enorme, sin precedente histórico en el mundo entero. Toda la armadura apologética capitalista, del neoliberalismo, del ‘pensamiento único’, etc., fue movilizado para explotar al máximo ese shock histórico, presentando a la mundialización capitalista como una fuerza natural irresistible que pudo, con gran éxito, reducir al comunismo a un espectro del pasado, al fantasma de un muerto.

      b) La mundialización bajo esta forma ideológica grotesca , anunciando el fin, no sólo del comunismo, sino de la Historia, con H mayúscula, el fin de la lucha de clases, la desaparición de las clases, la muerte de la política, etc., etc., ha devenido la ideología de la no ideología.

      En nombre de la superación de las encrucijadas ideológicas, ha avanzado un ultraideologismo, que a pesar de su autoproclamada victoria no cesa de emprender una cruzada de desfiguración sistemática del devenir histórico y de descomposición de cualquier concepto.

      Una de las formas más en boga es la separación dualista del cuerpo histórico del comunismo —toda su historia de luchas, de los partidos obreros, de las organizaciones políticas y sindicales, de las tendencias, de las escisiones, de las reunificaciones, de los programas y las políticas diferentes y opuestas, de las victorias, de las tragedias, en suma, de toda la tradición de los oprimidos, como la llamaba W. Benjamin, de su espíritu.

      El cuerpo debe quedar bajo tierra —o mejor aún, bajo el barro— el lugar reservado a los muertos, a fin de que su espíritu, que se niega a desaparecer, se vuelva inofensivo.

      Hay un precedente histórico: cuando terminó el primer período revolucionario del cristianismo y comenzó su estatización —la institucionalización de Constantino— la doctrina grecopagana de la inmortalidad del alma, sustituyó la espera mesiánica de la inmediata llegada del Reino de la libertad sobre la tierra y de la Resurrección de los cuerpos.

      Hoy, la única forma aceptable de marxismo es la de un espectro de otro mundo.

      Marx, el irreductible, es reducido, a un ‘economista’ o ‘filósofo’ que ofreció ‘una contribución interesante, y hasta importante, pero limitada en el marco del siglo XIX’. Por otro lado, todos los que han sido inspirados por Marx y han luchado o luchan por el desarrollo o la realización de sus ideas son arrojados al infierno de los ‘libros negros’ del nuevo negacionismo.

      c) Pero por esta separación, dualista ella misma, el Espíritu descarnado siempre está de regreso; debe retornar para ser conjurado.

      El espectro de Marx se le aparece al mismo George Soros o a la redacción del Wall Street Journal, que atormentados por el temible fantasma son obligados a pronunciar su inefable nombre. Este persistente tormento no es más que la manifestación fetichizada de las contradicciones del propio capital.

      II. La globalización como espectralización (reflejo exterior) o la mundialización fuera del mundo

      Las contradicciones internas del capital se manifiestan en primer lugar como un espectro amenazante, sea bajo el nombre del comunismo, sea bajo la forma indeterminada de un ‘peligro social’ difuso —que se parece en forma extraña a los viejos fantasmas de los tiempos del Manifiesto y de 1848.

      En su desarrollo ulterior sus mismas contradicciones tienden, cada vez más, a reducir al capital mismo a un espectro.

      a) La mundialización del capital se transforma en el proceso de su espectralización bajo la forma de la financierización.

      Los ‘treinta años gloriosos’ de la expansión capitalista de la posguerra basados en la internacionalización del keynesianismo, institucionalizados por los acuerdos del Bretton Woods condujeron a una crisis de sobreproducción del capital, sin precedentes históricos.

      Esta crisis de sobreacumulación es la fuerza motriz de la mundialización financiera que le siguió. El capital huyó de la producción, hacia la esfera de la especulación en los mercados financieros que se desregulaban y se mundializaban.

      Numerosos estudios establecieron fehacientemente que la famosa ‘globalización’ o mundialización, la palabra mágica de los ‘wiz kids’ de las universidades de Stanford, Harvard y Columbia, corresponde sobre todo y ante todo a una mundialización del capital financiero y de los mercados financieros y no a una integración de las actividades productivas mundiales (4).

      Hilferding ya había caracterizado correctamente al capital financiero denominándolo capital abstracto. Es el capital que hace abstracción de las condiciones de su génesis y se opone a ellas como una fuerza alienada y alienante.

      El cáracter fetichista del capital toma su forma (y fuerza) más extrema en el capital ficticio, abstracto o financiero.

      En épocas anteriores, en las condiciones del modo de producción capitalista, la alienación es falsamente identificada con la objetivación de las fuerzas creadoras del trabajo y se cubría bajo esa identificación (sobre este punto vital ver los análisis correspondientes de Marx y, más reciente, los trabajos sobre la alienación de Bertell Ollman e Istvan Míeszaros).

      En nuestra época y sobre todo en este fin de siglo estamos siendo testigos de un vuelco de lo más extraño: la alienación ya no se esconde más detrás de la objetivación sino trás la desaparición aparente de la objetivación. El ‘fin del trabajo’ es celebrado al mismo tiempo que la mítica ‘todopoderosa’ de los mercados financieros mundializados con su esplendor artificial de una fantasmagórica ‘independencia’ de toda base productiva material.

      La diferencia abismal entre la economía financiera y la economía ‘real’ es bien conocida, se impone y crece minuto a minuto. Apenas entre el 5% y 8% por ciento de los aproximadamente 1.400 billones de dólares de transacciones cotidianas en el mercado de cambios, correspondería a una transacción internacional ‘real’ en mercancías y servicios (5).

      La alienación sin el velo de su identificación ilusoria con la objetivación no está desnuda, por el contrario, la alienación encuentra su disfraz más opaco y mistificante en la desobjetivación aparente, en la espectralización.

      La fuente última de todas las grandes ilusiones sobre el capitalismo de este fin de siglo se encuentra en ese exagerado crecimiento de la esfera financiera mundial, que tras su ‘autonomización’ fantasmagórica de la producción material esconde sus lazos indisolubles con ella.

      El capital ficticio no puede existir sin el capital productivo, sin apoyarse en última instancia en la producción de la plusvalía y sin tomar una parte de ella.

      El mundo fantasmagórico de las finanzas mundializadas es un parásito monstruoso que se alimenta canibalizando el mundo real del trabajo viviente.

      b) La dominación del capital financiero en la época del capitalismo decadente alcanza su apogeo en el período de financiazación globalizante de fines del siglo XX. La dictadura de los mercados financieros desregulados no es más que esa ‘dictadura de las abstracciones’ de las que Marx ya había hablado y hecho un pronóstico sombrío.

      Una economía orientada hacia el valor de cambio, dominada y regulada por la ley del valor, por lo tanto por el trabajo abstracto, tiende siempre a borrar las diferencias específicas, las cualidades, todo carácter concreto de la actividad humana.

      Las famosas líneas del Manifiesto: "Todo lo sólido y permanente se desvanece en el aire, todo lo que era sagrado, es profanado" pueden ser leídas en estas perspectiva, como líneas de una tragedia y no de una epopeya de la modernidad y de la burguesía.

      La financiarización representa el último acto de esta tragedia histórica: todo se desvanece en el aire y sube al cielo de las finanzas. La ‘dictadura de las abstracciones’, bajo la forma de la dictadura del capital abstracto toma pleno impulso utilizando para sus fines todos los privilegios de la informática y de las tecnologías de punta.

      La movilidad del capital como abstracción alcanza la velocidad de la luz: "destruyendo el espacio gracias al tiempo, es decir, al reducir al mínimo el tiempo que cuesta el movimiento de un lugar al otro" (6).

      De esta destrucción del espacio nace un nuevo espacio, un ‘ciberespacio’ de abstracciones, la realidad virtual reemplazando la realidad de los seres humanos vivientes.

      La globalización capitalista crea un mundo inmundo fuera del mundo. La dictadura de las abstracciones es la tiranía de lo Espectral.

      c) Pero lo Espectral, que es la negación tanto del ser como del no ser, es también el límite; y el límite del capital es el propio capital. Del Manifiesto al Capital, pasando por el primer esbozo de este, los Grundrisse, Marx insiste en que lo que distingue a la era del capitalismo de todos los precedentes, es la apertura mundial, la tendencia del capitalismo hacia "el desarrollo universal de las fuerzas productivas y el cambio incesante de su propia base, como condición para su reproducción" (7).

      Pero esta tendencia a la universalidad que quiebra todas las barreras, creando una división mundial del trabajo, el mercado mundial, el carácter mundial de las fuerzas productivas modernas, encuentra en cierto punto que "la barrera más grande en el camino de esta tendencia" es el propio capital y "entonces se mueve hacia su superación por sí misma" (Fundamentos ...)

      Las tendencias mundializantes del capital, sus efectos, sus nuevas demandas van hacia un conflicto cada vez más violento con el capital como forma forma social.

      La globalización financiera de las últimas décadas era, como ya lo señalamos, el producto de la crisis de sobreproducción del capital, es decir la manifestación del hecho de que el capital sobreacumulado encontró su propio límite y no tenía otra salida que volar en el éter del espacio bursátil planetario. Al mismo tiempo, esta huida hacia delante o hacia arriba puso al capitalismo en una posición en la que el brujo ya no sabe dominar las fuerzas infernales que ha convocado" (Manifiesto). La serie de shocks financieros desde el crac internacional de 1987, pasando por la crisis mejicana 1994 y 95 hasta el diluvio de 1997 en Asia Oriental se lo recuerdan a ‘los amos del mundo’.

      En efecto la crisis de sobreacumulación de los años 70, era una barrera no superada en los años 80 y 90. Fue transferida a un nivel superior, transformándose en una barrera aún más temible: la sobreacumulación del capital ficticio o abstracto. El capital (re) encuentra su propio límite bajo la forma de espectro.

      III. La globalización como transición hacia el comunismo (reflejo determinante) o el fantasma del mundo porvenir.

      a) La tendencia a la universalidad es inherente al capital como valor que se autodesarrolla. Pero también, el desarrollo universal es simultáneamente la reproducción ampliada a escala universal de las contradicciones del capital. A un cierto punto histórico, esta universalización de las contradicciones demuestra, de una manera cada vez más violenta, que el capital es "esa forma contradictoria, es él mismo transitorio y produce las condiciones reales para su abolición. El resultado es que el capital tiende a crear esta base que encierra de manera potencial el desarrollo universal de las fuerzas productivas y de la riqueza, así como la universalidad de las comunicaciones, base del mercado mundial. Esta base limita la posibilidad del desarrollo universal del individuo (9).

      La transición desde la posibilidad a su realización, por supuesto, no es automática, instantánea, sin contradicciones; se desenvuelve por toda una época, con sus propias contradicciones, sus rupturas, obstáculos, regresiones, zigs zags, impasses, estallidos.

      Esta época de transición, es la del ocaso del capitalismo, la que Lenin denominó "el estadio superior y último del capitalismo, el del imperialismo".

      La fosilización de la definición leninista por el stalinismo y formalistas de todo color niega su verdadero contenido dialéctico: el estadio imperialista de esa forma pierde su carácter de época histórica de ocaso y por lo tanto de transición, llena de contradicciones, de sorpresas, de dinamismo en proceso, y se reduce a una situación estática, ahistórica, sala de espera indefinida de "mañanas (tan) lejanas que (ya) (no) canten (más).".

      La época del ocaso capitalista comienza precisamente cuando la tendencia a la universalidad —nacida del capitalismo que lo acompaña desde el inicio—, alcanza el nivel de la mundialización de la división del trabajo, de las fuerzas productivas, del mercado.

      Esta mundialización no es estática, dada de una vez por todas. Se desarrolla en zig-zag y en espiral.

      En otras ocasiones propusimos un esbozo de periodización de la globalización en tres fases principales hasta ahora.

      La primera fase empieza en el último tercio del siglo 19 y termina con el estallido de todas las contradicciones mundializadas en la Primera Guerra Mundial y la Revolución de Octubre. Corresponda al pasaje histórico que provocó las grandes controversias sobre el imperialismo y produjo los análisis de Lenin y de Hilferding.

      La segunda fase empieza con los acuerdos de Bretton Woods, al final de la Segunda Guerra Mundial, y duró los ‘treinta gloriosos años’ hasta el derrumbe del edificio del Bretton Woods en 1971.

      La tercera fase empieza al final de los años 70 y dura hasta ahora; es la etapa de la globalización financiera que intento darle una solución a la crisis en la que culminó la segunda fase de la mundialización.

      La espiral de la mundialización en su desenvolvimiento en círculos cada vez más amplios, acentúa "el carácter desigual y cambiando del desarrollo histórico", "las fuerzas centrípetas y centrífugas del capitalismo mundial" (tal como ya lo había notado León Trotsky, con una profundidad incomparable). Todas las desigualdades y divisiones a escala planetaria se profundizan y, al mismo tiempo, las formaciones sociales y los niveles de desarrollo histórico más diversos se combinan y se enlazan en un conjunto de relaciones cada vez más apretadas, mundializadas, jerarquizadas, polarizando las desigualdades entre países y regiones, creando un espacio-tiempo heterogéneo y polirítmico.

      El valor es una "objetividad fantasmagórica" (10), la abstracción de todo carácter cualitativo del trabajo individual concreto, y su reducción a trabajo abstracto como su mediación social necesaria. Por lo tanto, la universalidad, que se desenvuelve con el autoflorecimiento del valor es una universalidad abstracta, premisa y al mismo tiempo obstáculo para la universalidad concreta que se forma sobre la base de la socialización del trabajo humano y de su potencialidad a escala mundial.

      La universalidad abstracta de la mundialización capitalista, una universalidad fantasmagórica, fracturada, desigual, polarizada, jerarquizada, anticipativa, es el fantasma de la universalidad concreta, reflejo anticipativo, en negativo del futuro comunista en su génesis en el seno de las contradicciones del presente. Hay una reproducción ampliada de estas contradicciones en cada círculo de la espiral de la globalización: en un cierto punto de las contradicciones acumuladas, estas explotan provocando una crisis mundial (como Nicolai Bujarin lo señaló, con justeza, en su respuesta a Rosa Luxemburgo respecto al imperialismo).

      Esta crisis le da un final brusco en la fase de la mundialización y prepara las condiciones y la presión para la fase siguiente.

      Así la primera fase terminó con el estallido de la 1ª Guerra Mundial y la revolución socialista. Todos los intentos, durante los años ‘20 y ‘30 de retornar a las condiciones previas a 1914, el repliegue en el cuadro de Estado-Nación, el nacionalismo económico, el proteccionismo, etc., en síntesis, todo esfuerzo realizado de negar la realidad modificada de la globalización de la vida económica no hicieron más que precipitar el desastre, la Gran Depresión, la caída de la humanidad al infierno del fascismo y de una nueva guerra mundial, mucho más sangrienta y destructiva que la anterior.

      La segunda fase de la mundialización., después de la 2ª guerra mundial, financiada con los recursos norteamericanos y basada en un keynesianismo internacionalizado e institucionalizado, intentó evitar y retrasar la repetición de una nueva crisis mundial —que llegó, finalmente, con el derrumbe del sistema de Bretton-Woods en 1968-71.

      La tercera fase, con la globalización y liberalización de los mercados financieros empieza hacia finales de los años 70 bajo la presión de la crisis de sobreacumulación

      El crash internacional de 1997, que tiene su epicentro en Asia Oriental no es simplemente turbulencia financiera localizada; es el estallido de la totalidad de las contradicciones acumuladas con la financiación globalizada.

      Cada fase de mundialización y cada esfuerzo para prevenir la crisis que produce, finalmente no hace más que —como ya lo decía el Manifiesto en 1848— "preparar crisis más generales, más formidables y para disminuir los medios de prevenirlas" (11).

      Seguramente no puede haber un derrumbe automático del sistema capitalista; pero la disminución de sus medios para prevenir las crisis, su creciente incapacidad para controlar o mediar en sus contradicciones mundializadas, es un signo de su decadencia histórica.

      b) como el principio regulador del capitalismo es la ley de valor, la decadencia del rol de esta ley marca la época de la decadencia capitalista (sobre este punto son claros e incisivos los trabajos de Hillel Ticktin).

      La declinación del rol regulador del valor se manifiesta bajo distintas formas: la imposibilidad de un retorno al patrón oro (el restablecimiento del patrón oro en los años 20 no hizo más que precipitar el crac del 29), el intervencionismo estatal, el keynesianismo —parejo a esto el giro al antikeynesianismo neo-liberal—, la gigantesca brecha entre la hipertrofia de las finanzas y el valor generado en la producción etc.

      Tras toda esta mitología del ‘fin del trabajo’, está el hecho de que las nuevas tecnologías, introducidas en el cuadro de la crisis capitalista, no emanciparon al capital de su necesidad de explotar el trabajo, sino que por el contrario, hacen cada vez más urgente la necesidad de su superación.

      En un estadio bastante precoz, Marx analizaba este proceso:

      "A partir del momento en que el trabajo, bajo su forma inmediata dejó de ser la fuente principal de riqueza, el tiempo de trabajo deja y debe dejar de ser la medida de valor de uso. El sobretrabajo de las grandes masas dejó de ser la condición de desarrollo de la riqueza general, tanto como el no trabajo de algunos dejó de ser la condición de desarrollo de las fuerzas generales del cerebro humano (12).

      El desempleo orgánico que se perpetúa y crece en el último cuarto de siglo, no es el resultado necesario del progreso tecnológico en sí, sino el producto de la crisis de sobreproducción del capital; cualquier esfuerzo para salir de esta crisis de sobreproducción dentro del cuadro del capitalismo sólo puede agravar una situación ya de por sí insoportable. La salida del infierno de la desocupación perpetua no puede ser más que la ruptura del marco capitalista. A su manera, la desocupación, es el índice negativo de que las condiciones están maduras, no para ‘el fin del trabajo’, anunciado por los nuevos ricos del parasitismo bursátil, sino para la abolición de la alienación del trabajo por medio de la abolición del capital.

      La desocupación orgánica, anuncia a su manera la muerte de la ley del valor y del mercado.

      c) La superación de la forma valor es imposible en el sistema capitalista cuya esencia es la producción de plusvalía "el robo del tiempo de trabajo ajeno" (13).

      La contradicción entre la necesidad de superar la forma valor y la imposibilidad de tal superación en el cuadro del capitalismo conduce a las explosiones sociales, a una serie de shocks y crash financieros, a crisis cuyo carácter supera la característica clásica de las periódicas crisis cíclicas.

      Toda crisis económica mundial durante este siglo ha sido una crisis de la forma valor. Es el caso del crac del 29 o de la crisis que siguió al derrumbe de los acuerdos de Bretton Woods. Es también el caso de la reciente crisis, ligada al crac en Asia Oriental, cuya profundidad y consecuencias a escala mundial no pueden ni deben ser subestimadas.

      La espectacular caída de los ‘Tigres asiáticos’, tras su también espectacular ascenso, es el resultado de todo el desarrollo de la globalización financiera. El resultado no se separa de su proceso de génesis. Lo que se derrumbó, entonces, en 1997, no es sólo la leyenda de los ‘tigres’ y demás países ‘recientemente industrializados’, que son presentados como ejemplo de países atrasados transformándose en países de centro metropolitano; es también la desmentida histórica de la leyenda de que la globalización financiera después de 1980, pudo sacar al capitalismo mundial de la prolongada crisis en la cual acabó la expansión de la posguerra. El triunfo de la ‘economía de mercado mundializada’ se revela más que ilusoria. Detrás de la‘omnipotencia de los mercados’ se encuentra el hecho de que el mercado como tal (y quien dice mercado dice dominación de la forma valor) alcanzó sus límites históricos. De principio regulador de los intercambios se convirtió en el principio de desorganización de la vida económica mundial.

      Una observación importante: el cáracter transitorio y por lo tanto el potencial revolucionario de nuestra época se hace manifiesto, no sólo en la periferia, sino también en el centro, más particularmente en Europa, en los períodos que intermedían, entre el agotamiento de una fase de globalización y antes del comienzo de la siguiente.

      Así hubo allí un período prolongado de confrontación entre revolución y contrarrevolución en Europa entre 1917 y 1945, entre el agotamiento de la 1ª fase de la mundialización en 1914, y mucho antes del comienzo de la 2ª ola de mundialización con los acuerdos de Bretton Woods en 1944.

      Un segundo gran período de luchas revolucionarias internacionales que hizo regresar al fantasma de la revolución socialista en Europa fue el de los años 1968-1974, cuando la 2ª fase de la mundialización, basada en el sistema de Bretton Woods se agota y se derrumba con este último en la crisis y antes del comienzo de la 3ª fase (situado aproximadamente en 1979).

      El agotamiento de esta 3ª fase de la mundialización financiera se manifiesta tanto en una serie de sismos en las bolsas internacionales (1987, 1989, 1990, 1994, 1997) como en la lucha social de clases.

      La resistencia de las masas explotadas, oprimidas, excluidas, por los desastrosos resultados de la globalización del capital, alcanza un nuevo cáracter cualitativo, en la 2ª parte de la década del 90 con las grandes movilizaciones a escala planetaria, contra el neoliberalismo, de la rebelión zapatista contra el Atena (Nafta), a las históricas movilizaciones de noviembre-diciembre 1995 en Francia y la radicalización que le siguió y que sigue creciendo en casi todos los países europeos contra los dictados de Maastricht.

      La mundialización es ante todo, la mundialización de todas las contradicciones del capital hasta el punto de estallido. Es la fuerza motriz de la superación del capitalismo. La globalización no ha enterrado al comunismo. Al contrario. Lo hace renacer.

      El parto es doloroso, prolongado, lleno de peligros, de catástrofes inauditas. La hora de la ‘partera’ legendaria —la revolución socialista mundial, ha llegado. La tarea de todos los revolucionarios es, como lo preconizaba el Manifiesto, transformar el espectro en fuerza organizada que para quebrar las cadenas y ganar uno nuevo: el mundo por venir.



      Atenas, abril de 1998

      Notas

      1. Hegel, Science de la Logique, tomo I, Libro II, La doctrina de la esencia, traducción, presentación, notas de P.J. Labarrete y Hwendlin Jansyk, Aubier 1982, p. 1.

      2. Ver nota 1, op. cit..

      3. Ver Hegel, Ciencia de la Lógica, op. cit. p. 17-33.

      4. ver por ej., el libro colectivo coordinado por Francois Chesnais, La mondializatión financiere - Génese, cou et en jeux, Syros 1996.

      5. F. Chesnis, op. cit p. 14.

      6. K. Marx, Fundamentos de la Crítica de la Economía Política (Grundisse), Anthropos 1972, t II p. 32.

      7. (Fundamentos ..., op. cit., p. 34).

      9. (Fundamentos ..., op. cit. p. 35).

      10. (K. Marx, El Capital)

      11. Ed. Sociales 1967. p. 40.

      12. (Fundamentos ..., op. cit. p. 222).

      13. (Op. cit.).

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