Rosa no fué antibolchevique, pudo legar a serlo, pero su advertencia a aquellos es de hecho una condena implicita de hacia donde apuntaba: contra el leninismo y su colusión con el nacionalismo:
Todo lo que sucede en Rusia es comprensible y refleja una sucesión inevitable de causas y efectos, que comienza y termina en la derrota del proletariado en Alemania y la invasión de Rusia por el imperialismo alemán. Seria exigirles algo sobrehumano a Lenin y sus camaradas pretender que en tales circunstancias apliquen la democracia más decantada, la dictadura del proletariado más ejemplar y una floreciente economía socialista. Por su definida posición revolucionaria, su fuerza ejemplar en la acción, su inquebrantable lealtad al socialismo internacional, hicieron todo lo posible en condiciones tan endiabladamente difíciles. El peligro comienza cuando hacen de la necesidad una virtud, y quieren congelar en un sistema teórico acabado todas las tácticas que se han visto obligados a adoptar en estas fatales circunstancias, recomendándolas al proletariado internacional como un modelo de táctica socialista. Cuando actúan de esta manera, ocultando su genuino e incuestionable rol histórico bajo la hojarasca de los pasos en falso que la necesidad los obligó a dar, prestan un pobre servicio al socialismo internacional por el cual lucharon y sufrieron. Quieren apuntarse como nuevos descubrimientos todas las distorsiones que prescribieron en Rusia le necesidad y la compulsión, que en última instancia son sólo un producto secundario de la bancarrota del socialismo internacional en la actual guerra mundial.
Que los socialistas gubernamentales alemanes clamen que el gobierno bolchevique de Rusia es una expresión distorsionada de la dictadura del proletariado. Si lo fue o lo es todavía, se debe solamente a la forma de actuar del proletariado alemán, a su vez una expresión distorsionada de la lucha de clases socialista. Todos estamos sujetos a las leyes de la historia, y el ordenamiento socialista de la sociedad sólo podrá instaurarse internacionalmente. Los bolcheviques demostraron ser capaces de dar todo lo que se puede pedir a un partido revolucionario genuino dentro de los límites de las posibilidades históricas. No se espera que hagan milagros. Pues una revolución proletaria modelo en un país aislado, agotado por la guerra mundial, estrangulado por el imperialismo, traicionado por el proletariado mundial, sería un milagro.
La Revolución rusa.
Lo que pretendemos decir es que la certidumbre de que "aquello", la URSS, la III Internacional, China, Cuba, Vietnam, nada tienen que ver con el comunismo, que este solo puede ser enterrador y heredero del Capitalismo en el plano internacional mundial, afirmación que contra la creencia de "comunistas" y anticomunistas, repetimos a cada paso allí donde tenemos la posibilidad de ser leídos o escuchados, solo expresa un actitud marcadamente testimonial, por no decir resignada a ser ignorada, olvidada o no tomada en consideración. Sin embargo cada dia somos mas lo que nos afirmamos en ella, así pues, ¿no exigiría una determinación algo mas audaz, mas incisiva, mas elaborada la defensa de un COMUNISMO DEMOCRÁTICO, TAN INTERNACIONALISTA COMO ANTINACIONALISTA?
Ello sin duda exigiría un minimo de controversia teorética - como le comenté al camarada Luxemburguista, tan ajustadamente enemigo de semejantes perdidas de tiempo - en la que sin embargo sería necesaria elemental vigilancia intelectual, para no perderse pero sobre todo para no perder el viento de la historia actuante, históricamente determinante al dia de hoy.
Todo ello ¿para qué? para arrojar al cubo de la basura "las tradiciones de octubre", para hacer algo de luz en las filas del mas repugnate oportunismo, como el de una candidatura supuestamente "internacionalista" apenas expresión de las simpatías electorales de unos socialpatriotas, o como esa risible y al cabo inteligible "V Internacional" que se pretende inspirada en la III en su verdadera función de lobby pro-ruso ayer y pro-venezolano hoy. Para quitar la razón al antimarxismo o amarxismo de academia que considera que el marxismo ha fracasado porque el motor de la historia NO solo no es la lucha de clases, sino que SÍ lo es el nacionalismo. Para poner sobre sus goznes una teoría coherente del imperialismo y por tanto también de la globalización.
Se trata de acometer coherentemente una batalla de ideas, no de agrupar u encuadrar los convencidos, para eso ya habrá tiempo, mientras ¿quien iba a poder estar en contra de cuántos marxistas quieran y puedan poner su trabajo en común?
Salud. JM.
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