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    Paul Mattick (1904-1981)

    lucien
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    Paul Mattick (1904-1981) Empty Paul Mattick (1904-1981)

    Post  lucien Thu Jan 01, 2009 5:03 am

    Paul Mattick es junto con Karl Korsch y Antonie Pannekoek uno de los autores más representantivos de la corriente marxista denominada consejismo o comunismo consejista. Pero en él confluyen características que lo colocan en una posición peculiar. Perry Anderson no incluyó a Mattick en sus Consideraciones sobre el marxismo occidental, pero al mencionar a Lukács, Gramsci, Korsch, Adorno, Sartre y demás autores para él representativos de dicho marxismo, Anderson señaló tres rasgos característicos de todos ellos: su desconexión personal de la clase obrera, su vinculación profesional al medio académico y su interés en los aspectos filosóficos del marxismo, en detrimento de los aspectos políticos y sobre todo económicos. Que ninguno de estos rasgos sea aplicable a Paul Mattick indica su peculiar posición en el contexto del marxismo en occidente.


    Paul Mattick nació en la Pomerania alemana (ahora polaca), en 1904, y murió en Cambridge, Massachussetts, en 1981. Ya en los años turbulentos del final de la I Guerra Mundial, Mattick, que había comenzado a trabajar en la compañía Siemens de Berlín, participó en organizaciones juveniles socialistas y fue delegado de los aprendices en el consejo obrero de su fábrica. Espartaquista activo entre los sectores que no quisieron someterse a las condiciones rusas de control de la III Internacional, participó en la fundación del Partido Comunista Obrero de Alemania (KAPD), trabajó como electricista y mecánico en varias ciudades alemanas y en 1926 emigró a EE.UU., donde se radicó en Chicago, ciudad en la que vivió quince años. Consiguió trabajó en la Western Electric y pronto comenzó a colaborar con otros emigrantes alemanes con los que intentó revitalizar el Chikagoer Arbeiterzeitung, periódico en lengua alemana que se habia editado desde 1876. En esa época Mattick se vinculó a los Industrial Workers of the World, una organización sindical de marcado carácter anticapitalista e internacionalista que había sido muy activa en EE.UU. —también funcionaba en el Canadá y Australia— durante el primer cuarto de siglo. Pero Mattick seguía estando conectado a los grupos alemanes y holandeses que defendían la idea de los consejos obreros como fundamento de una sociedad socialista y formaba parte de un grupo estadounidense de militantes consejistas. En 1929 el hundimiento de la bolsa en Wall Street marcó el comienzo de la Gran Depresión y, desempleado él mismo, Mattick participó en los movimientos reivindicativos de los desempleados. Gracias a su conocimiento profundo de El capital pudo organizar grupos de discusión de la obra de Marx entre los obreros desempleados de Chicago. Entre 1934 y 1943 Mattick ejerció las funciones de editor de las revistas Living Marxism, International Council Correspondence y New Essays, publicaciones del grupo consejista estadounidense en las que escribió profusamente y a las que también contribuyeron Korsch y Pannekoek. En 1935 Mattick se hizo pasar como escritor y consiguió un subsidio del Writers Project, parte del New Deal rooseveliano. Durante la II Guerra Mundial volvió a trabajar en la industria, en Chicago, donde permaneció hasta 1948. En la década de los años cincuenta vivió en Vermont, haciendo trabajos eventuales y escribiendo. Gracias a los ingresos de su segunda esposa, que en los años sesenta consiguió un trabajo en Wheelock College, en Boston, Massachussetts, Mattick pudo dedicar una buena parte de los últimos años de su vida a estudiar y escribir.Tuvo entonces su único trabajo académico, un puesto temporal como profesor visitante de la universidad danesa de Roskilde.


    La bibliografía de Mattick pasa de 500 artículos y libros, de los que una gran parte son de tema económico. A decir de un economista académico como John Weeks, gracias a esfuerzos aislados como los de Mattick se mantuvo en alguna medida la tradición económica marxista en EE.UU. tras la II Guerra Mundial. La dinámica de ciclos de expansión económica y recesión del capitalismo, la posición de la teoría de Marx frente a los paradigmas de la economía académica, la relación entre organizaciones obreras y movimiento espontáneo de los trabajadores y la historia del marxismo son temas principales en la obra de Mattick.


    En Marx y Keynes: los límites de la economía mixta (ed. orig. en inglés: 1969) Mattick analizó la relación entre las teorías económicas de Keynes y de Marx. En una época en la que muchos economistas de izquierda buscaban en la imbricación de las ideas de Marx y Keynes una complementariedad que permitiera entender mejor el funcionamiento de la economía capitalista y proporcionara así instrumentos de política económica para evitar las crisis y el desempleo, Mattick, que compartía gran parte de los planteamientos económicos de Henrik Grossman, señaló la esencial incompatibilidad entre ambas teorías. Para Marx el capitalismo es una sociedad preñada de contradicciones que han de llevar a la miseria social y a crisis sucesivas una y otra vez, por lo que la única actitud progresiva ante ella es buscar los medios para trascenderla. Keynes considera en cambio que el problema del capitalismo es simplemente hallar los medios para que la demanda efectiva sea suficiente para reducir el desempleo a niveles «tolerables», dicho en positivo, para conseguir «pleno empleo». En Economics, politics, and the age of inflation (1978) Mattick continuó su crítica del paradigma keynesiano, cuya aplicación práctica tras la II Guerra Mundial generó la combinación de recesión e inflación que Samuelson bautizó como stagflation. Mattick explicó la inflación como un fenómeno debido a la expansión monetaria y crediticia, destinado también a aumentar la rentabilidad de las empresas: «Cuando los precios aumentan a mayor ritmo que los salarios lo que no pudo extraerse de los trabajadores en el proceso de producción se les extrae en el ámbito de la circulación». Ya en este libro Mattick afirma que, por su propia naturaleza «el modo de producción capitalista hace imposible la investigación empírica en las relaciones globales de producción de la sociedad», una idea que le llevó posteriormente a criticar las corrientes económicas marxistas (para él neorricardianas) que buscaban una verificación empírica de la teoría laboral del valor.


    Crisis y teoría de la crisis (ed. orig. en alemán: 1974) es probablemente uno de los textos económicos más destacables de Mattick. En opinión del ecosocialista James O'Connor no solo constituye una valiosa exposición de la compleja teoría de las crisis contenida en las obras de Marx, sino también la mejor descripción de las distintas teorías de la crisis surgidas en la tradición marxista. La versión en inglés del libro incluyó también la crítica de Mattick al libro Capitalismo tardío de Ernest Mandel (incluida en castellano en Crítica de los neomarxistas). Con el peculiar título de Marxism: last refuge of the bourgeosie (1983) Mattick intentó presentar un cuadro general de sus ideas sobre la sociedad capitalista y la oposición revolucionaria a la misma. El libro, que quedó inacabado y fue publicado póstumamente por su hijo Paul, expone de forma muy condensada las ideas económicas de Marx y las críticas a las que estas han sido sometidas. Su segunda parte presenta en líneas generales la historia del movimiento socialista desde los tiempos de la I Internacional hasta la revolución rusa y discute las implicaciones del desarrollo histórico de los movimientos marxistas. Aquí se hallan algunas de las mejores páginas de Mattick a juicio de quien esto escribe. Su actitud de mirar de frente a la historia del movimiento socialista no negando ninguno de los sucesivos fracasos de los intentos de trascender el capitalismo, para aprender de ellos, constituye probablemente una de las vacunas más eficaces contra los falsos optimismos y los pesimismos desesperados. Para Mattick la experiencia de la revolución rusa y de la revolución alemana muestra que ni la existencia de un «partido revolucionario» ni de un conjunto de organizaciones obreras con gran presencia e influencia social son garantía de paso al socialismo en una situación revolucionaria. Ya en los años treinta Mattick consideraba a la URSS como una nueva forma de capitalismo en la que la burocracia estatal había asumido las funciones de la clase burguesa occidental. Mattick fue también un feroz crítico de la teoría de Kautsky-Lenin según la cual la consciencia revolucionaria ha de serle «inyectada» a la clase obrera por la intelectualidad progresista burguesa. En la política socialdemócrata-eurocomunista que supone la posibilidad de organizar el socialismo simplemente accediendo al gobierno (eran otros tiempos, los que antes proponían esas cosas ahora tan solo plantean instaurar la semana laboral de 35 horas) Mattick veía reflejada no solo la tendencia de los aparatos sindicales y partidistas a mantener las posiciones de privilegio alcanzadas en la sociedad capitalista, sino también el reflejo de la ideología predominante en la clase obrera, que en épocas de expansión del capitalismo ha de acomodarse ideológicamente a la sociedad burguesa. Como Korsch y Pannekoek, Mattick señaló una y otra vez en sus obras que la esencia del socialismo es la organización autónoma de la producción por los trabajadores mismos.


    Las obras de Mattick —que publicaba originalmente en alemán y en inglés— han sido traducidas a muchos idiomas. Excepto su obra póstuma y algún otro libro, las contribuciones principales de Mattick se han publicado en castellano. Desgraciadamente, en muchos casos las versiones españolas son traducciones o incluso retraducciones (del italiano, del francés, del portugués) que distan mucho de ser buenas. En esto Mattick comparte el destino de Marx, cuya aportación económica a menudo nos ha llegado a través de traducciones que perjudican seriamente el texto original.


    Si Mattick es poco conocido en España, no puede decirse que el desconocimiento fuera mutuo. Durante la guerra civil española publicó varios artículos, recientemente traducidos en el libro Expectativas fallidas (Adrede Ediciones, 1999), que muestran su interés en el conflicto (que para Mattick era fundamentalmente un conflicto revolucionario) y su profundo conocimiento de la realidad española. Pero Mattick no era como Hemingway un enamorado del «exotismo» que muchos extranjeros ven en las tierras ibéricas. Alguna vez comentó que sería imposible construir el socialismo en un país cuyos habitantes encuentran divertida la contemplación de la tortura de un animal. Lo cual muestra claramente que la concepción social de Mattick no puede caracterizarse de ningún modo como economicista. — J. A. T. G.

    Texto publicado con modificaciones y cortes en Lecturas de economía política (Diego Guerrero, coordinador, Madrid, Síntesis, 2002, págs. 301-311)

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