toma nota del estancamiento de los FSM y de su oenegización por no haberse posicionado claramente en clave antiiperialista. ¿Que pensamos sobre esto?
Saludos. JM.
Forum for those in general agreement with the ideas of Rosa Luxemburg.
Foro para aquellos que tienen un acuerdo general con las ideas de Rosa Luxemburgo.
Forum pour ceux qui ont un accord général avec les idées de Rosa Luxembourg.
In total there are 16 users online :: 0 Registered, 0 Hidden and 16 Guests :: 1 Bot
None
Most users ever online was 368 on Sun Feb 19, 2012 3:15 am
Our users have posted a total of 4435 messages in 1437 subjects
We have 198 registered users
The newest registered user is parislima
No es un azar que estas dos regiones dieran a luz el Foro Social Mundial,
hasta el momento el único movimiento internacional de oposición al statu
quo global. El FSM, tras un comienzo asombrosamente amplio y rápido,
parece haberse quedado ahora sin aliento. Careciendo de algo parecido
a la organización y la disciplina del Comintern, que contaban con los
recursos (y las corrupciones) de un Estado importante tras ella, el Foro ha
encontrado enormes dificultades a la hora de sostener una rudimentaria
colección de protestas en seis continentes, lo que no es de extrañar. Lo
que resultaba menos previsible era que la gran oleada de manifestaciones
contra la inminente invasión de Iraq no le diera un segundo aliento, en
parte a causa de la ligera profundidad de buena parte de esa oposición,
que tuvo escasa o ninguna continuación una vez que la ocupación se
consolidó, pero también por la vacilaciones del propio FSM a la hora de
superar su propia cultura original de ONG en favor de un antiimperialismo
más sólido. Habida cuenta de estas limitaciones, tal vez no cabía esperar
–salvo en el caso de una conmoción sistémica– que prosperara durante
mucho tiempo. Pero es poco probable que su legado desaparezca
sin más.
… La huelga de masas, como nos lo demuestra la Revolución Rusa, es un fenómeno tan variable que refleja todas las fases de la lucha política y económica, todas las etapas y factores que intervienen en la revolución. Su adaptabilidad, su eficiencia, los factores que la originan, cambian constantemente. Súbitamente, cuando la revolución parece haber llegado a un estrecho callejón sin salida sobre el cual resulta imposible hacer ningún tipo de cálculo con alguna seguridad, le abre nuevas y amplias perspectivas. Ora cae como una gran catarata sobre todo el reino, ora se divide en una gigantesca red de angostos arroyuelos; ora brota del suelo como un fresco manantial o se pierde completamente como un río subterráneo. Las huelgas políticas y las económicas, las huelgas de masas y las parciales, las huelgas de protesta y las de lucha, las huelgas generales de determinadas ramas de la industria y las huelgas generales en determinadas ciudades, las pacíficas luchas salariales y las masacres callejeras, las peleas en las barricadas; todas se entrecruzan, corren paralelas, se encuentran, se interpenetran y se superponen; es una cambiante marea de fenómenos en incesante movimiento. Y la ley que rige el movimiento de estos fenómenos es clara: no reside en la huelga de masas misma ni en sus detalles técnicos sino en las proporciones políticas y sociales de las fuerzas de la revolución.
La huelga de masas es simplemente la forma de la lucha revolucionaria. Todo desnivel en las relaciones de las fuerzas en lucha, en el desarrollo de los partidos y en las divisiones de clase, en la posición de la contrarrevolución, inmediatamente influye sobre la actividad de la huelga de mil maneras invisibles y apenas controlables. Pero la acción misma de la huelga no se detiene un solo minuto. Solamente altera sus formas, sus dimensiones, sus efectos. Es el pulso vivo de la revolución y al mismo tiempo su motor más poderoso. En una palabra, la huelga de masas, como nos lo demuestra la Revolución Rusa, no es un método artesanal descubierto por un razonamiento sutil con el propósito de hacer más efectiva la lucha proletaria, sino el método de movimiento de la masa proletaria, la forma fenoménica de la lucha proletaria en la revolución.
Podemos examinar ahora algunos aspectos generales que nos pueden ayudar a formarnos una idea correcta del problema de la huelga de masas.
Es absurdo pensar la huelga de masas como un acto, una acción aislada. La huelga de masas es en realidad el índice, la idea rectora de todo un periodo de la lucha de clases que dura años, tal vez décadas…
… Pero el movimiento de conjunto no avanza de la lucha económica a la política ni viceversa. Toda gran acción política de masas, después de alcanzar su pináculo político, se multiplica en un montón de luchas económicas. Y eso no sólo se aplica a cada una de las grandes huelgas de masas sino también a la revolución de conjunto. Con la extensión, clarificación y mayor complejidad de la lucha política, la lucha económica no sólo no retrocede sino que se extiende, se organiza v se ve involucrada en igual proporción. Entre ambas se da la más completa acción recíproca.
Cada nueva arremetida y cada nueva victoria de la lucha política se transforman en un poderoso estímulo a la lucha económica, extendiendo al mismo tiempo sus posibilidades externas e intensificando el anhelo interior de los trabajadores por mejorar su posición y su deseo de lucha. Cuando se retira la marea burbujeante de la acción política, deja tras de sí un fructífero depósito en el cual florecen millares de brotes de lucha económica. Y al revés. La situación de los obreros de lucha económica incesante con el capitalismo mantiene viva su energía en todos los interregnos políticos. Constituye, por así decirlo, la permanente fuente de reservas de las clases proletarias, que renueva continuamente la fuerza de la lucha política. Al mismo tiempo conduce, en todas las oportunidades, la infatigable y permanente energía para la lucha económica de los trabajadores, aquí y allá, a agudos conflictos aislados, que detonan la explosión de conflictos políticos a gran escala…
… Finalmente, los acontecimientos de Rusia nos demuestran que la huelga de masas es inseparable de la revolución. La historia de las huelgas de masas en Rusia es la historia de la Revolución Rusa. Seguramente, cuando los representantes de nuestro oportunismo alemán oyen hablar de “revolución”, piensan inmediatamente en derramamientos de sangre, luchas callejeras y tiroteos. Y extraen una conclusión lógica: la huelga de masas inevitablemente conduce a la revolución, por lo tanto no nos atrevemos a encararla. De hecho, vemos que en Rusia casi todas las huelgas de masas llevan a la larga a enfrentamientos con los guardias armados del régimen zarista; en este aspecto las así llamadas huelgas políticas son exactamente lo mismo que las luchas económicas mayores. La revolución, sin embargo, es algo distinto y algo más que un derramamiento de sangre. A diferencia de la policía, que ve la revolución exclusivamente desde el punto de vista de los disturbios y grescas callejeros, es decir desde el punto de vista del “desorden”, el socialismo científico ve la revolución sobre todo como una completa reversión interna de las relaciones sociales de ciase. Y desde esta perspectiva la conexión entre revolución y huelga de masas en Rusia resulta totalmente distinta a la supuesta por la concepción generalizada de que la huelga de masas siempre termina en un derramamiento de sangre…
… Para comprender lo anterior basta con una explicación del problema de la dirección y la iniciativa conscientes en la huelga de masas. Si la huelga de masas no es un acto aislado sino un periodo completo de la lucha de clases, si este periodo es idéntico a un periodo revolucionario, es obvio que la huelga de masas no puede ser provocada a voluntad, aun cuando la decisión provenga del más alto comité del partido socialdemócrata más fuerte. En tanto la socialdemocracia no tiene el poder de imponer o retirar a capricho una revolución, el entusiasmo y la impaciencia más fervientes de las bases socialdemócratas no serán suficientes para hacer surgir un periodo de verdaderas huelgas de masas que sean un movimiento vivo y poderoso del pueblo. La decisión de la dirección y la disciplina partidaria pueden producir una sola manifestación breve, como la huelga de masas en Suecia, o la última en Austria, o incluso la de Hamburgo del 17 de enero…
… Por supuesto, incluso durante la revolución las huelgas de masas no caen del cielo. Los trabajadores deben provocarlas de una u otra manera. La resolución y decisión de los trabajadores también juegan su parte, y la iniciativa y dirección general recaen naturalmente en el núcleo organizado y más esclarecido del proletariado. Pero los alcances de esta iniciativa y esta dirección se ven limitados, en su mayor parte, a acciones y huelgas aisladas cuando el periodo revolucionario recién comienza, y casi nunca traspasa las fronteras de una ciudad. Así, por ejemplo, como ya lo hemos dicho, los socialdemócratas en algunas ocasiones han tenido éxito en la apelación directa a la huelga de masas en Bakú, Varsovia, Lodz y Petersburgo. Pero el éxito es mucho menos frecuente cuando se trata de movimientos generales de todo el proletariado.
Además, la iniciativa y la dirección conscientes tropiezan con límites muy definidos. Durante la revolución le resulta extremadamente difícil a cualquier organismo dirigente del movimiento proletario calcular y prever las oportunidades y los factores que pueden conducir a una explosión. Aquí también la iniciativa y la dirección no consisten en impartir órdenes según los propios deseos sino en la adecuación más hábil a la situación dada y el contacto lo más estrecho posible con el estado de ánimo de las masas. El elemento espontaneidad, según ya lo hemos visto, juega un gran rol en absolutamente todas las huelgas de masas en Rusia, ya sea como fuerza impulsora o influencia frenadora. Ello no se debe a que la socialdemocracia es todavía joven o débil. En cada acto de la lucha juegan y actúan unos sobre otros tantos importantes factores económicos, políticos y sociales, generales y locales, materiales y síquicos, que ninguna acción, por pequeña que sea, puede ser dispuesta y resuelta como un problema matemático. La revolución, aun cuando el proletariado, con los socialdemócratas a la cabeza, juega en ella el rol dirigente, no es una maniobra que efectúa la clase obrera a campo abierto sino una lucha librada en medio del incesante resquebrajamiento, cambio y derrumbe de los cimientos de la sociedad. En suma, en las huelgas de masas en Rusia el elemento espontáneo juega un rol preponderante no porque los proletarios rusos “estén poco educados” sino porque las revoluciones no permiten que nadie juegue con ellas al maestro de escuela.
Por otra parte, vemos que en Rusia la misma revolución que les hizo tan difícil a los socialdemócratas tomar la dirección de la huelga de masas, y que de manera tan cómica en distintas oportunidades les daba o les sacaba el bastón de mando, resolvió por su cuenta todas las dificultades de la huelga de masas que según el esquema teórico de la discusión alemana son fundamentalmente patrimonio del “cuerpo directivo”: el “aprovisionamiento”, el “cálculo de los costos” y del “sacrificio”. De más está decir que no los resuelve de la misma manera que lo harían, lápiz en mano, los miembros de los comités dirigentes superiores del movimiento obrero en una tranquila discusión secreta. La “organización” de todas estas cuestiones estriba en la circunstancia de que la revolución pone en escena una multitud tan enorme que cualquier cálculo o reglamentación del costo del movimiento, tal como podría hacerse en un proceso civil, resulta una tarea totalmente imposible de llevar a cabo.
Las organizaciones dirigentes de Rusia tratan de ayudar lo más posible a las víctimas directas de los conflictos. Así, por ejemplo, mantuvieron durante semanas enteras a los valientes obreros perjudicados por el gigantesco lock-out que siguió en San Petersburgo a la campaña por la jornada de ocho horas. Pero todas sus medidas, en el enorme balance de la revolución, son como una gota en el océano. En el momento en que comienza un periodo verdadero, serio, de huelgas de masas, todos estos “cálculos” de “costos” son como querer desagotar el océano con una cuchara. Y toda revolución trae a las masas proletarias un océano verdadero de privaciones y sufrimientos terribles. La solución que un periodo revolucionario aporta a esta dificultad aparentemente invencible consiste en la circunstancia de que se libera tan inmensa cantidad de idealismo en las masas que éstas se vuelven insensibles a los sufrimientos más amargos. Ni la revolución ni la huelga de masas pueden hacerse con la mentalidad del sindicalista que no faltará al trabajo el Primero de Mayo a menos que le garanticen previamente que en caso de que le suceda algo recibirá una determinada cantidad de ayuda. Pero en la tormenta del periodo revolucionario hasta el proletario se transforma; deja de ser un previsor pater familias para convertirse en un “romántico revolucionario”, para quien hasta el bien supremo, la misma vida, por no decir nada del bienestar material, significa muy poco en comparación con los ideales de la lucha.
Pero, si bien la dirección de la huelga de masas en el sentido de decidir su estallido y calcular y aceptar sus costos es una cuestión que atañe al periodo revolucionario mismo, en un sentido totalmente diferente pasa a ser la obligación de la socialdemocracia y sus organismos dirigentes. En vez de romperse la cabeza con el aspecto técnico y los mecanismos de la huelga de masas, los socialdemócratas están llamados a asumir la dirección política de la huelga en el periodo revolucionario.
Proveer de línea y dirección a la lucha; disponer las tácticas a utilizar en cada fase y cada momento de la lucha política de modo tal que toda la fuerza disponible del proletariado, ya soliviantado y activo, encuentre expresión en el plan de batalla del partido; cuidar de que las tácticas que resuelvan aplicar los socialdemócratas sean resueltas e inteligentes y nunca caigan por debajo del nivel exigido por la real relación de fuerzas, sino que lo superen; ésa es la tarea más importante de la organización dirigente en una etapa de huelgas de masas. Esta dirección se va convirtiendo, en cierta medida, en dirección técnica. Una táctica coherente, resuelta, progresiva por parte de los socialdemócratas produce en las masas un sentimiento de seguridad, confianza en sí mismas y deseos de luchar; una táctica vacilante, débil, basada en la subestimación del proletariado paraliza y confunde a las masas. En el primer caso la huelga de masas irrumpe “por sí misma” y “oportunamente”; en el segundo, resultan estériles todas las convocatorias de los organismos dirigentes. La Revolución Rusa brinda contundentes ejemplos de ambas situaciones…
… Fijar de antemano la causa por la que estallarán las huelgas de masas y el momento en que lo harán no está en manos de la socialdemocracia, puesto que ésta no puede provocar situaciones históricas mediante resoluciones de los congresos del partido. Pero lo que sí puede y debe hacer es tener claridad acerca de las situaciones históricas cuando aparecen, y formular tácticas resueltas y consecuentes. El hombre no puede detener los acontecimientos históricos mientras elabora recetas, pero puede ver de antemano sus consecuencias previsibles y ajustar según éstas su modo de actuar…
(Rosa Luxemburgo, Huelga de masas, partidos y sindicatos)
El arsenal teórico de la doctrina marxista forjó hace más de medio siglo armas que sirven para combatir ambos extremos por igual. Pero, puesto que nuestro movimiento es un movimiento de masas y puesto que los peligros que lo acechan no derivan del cerebro humano sino de las condiciones sociales, la doctrina marxista no podía vacunamos, a priori y para siempre, contra las tendencias anarquistas y oportunistas. Sólo las podremos vencer cuando pasemos del campo de la teoría al campo de la práctica, pero sólo con las armas que nos legó Marx.
‘‘Las revoluciones burguesas —escribió Marx hace medio siglo- como las del siglo XVIII avanzan arrolladoramente de éxito en éxito, sus efectos dramáticos se atropellan, los hombres y las cosas parecen iluminados con fuegos de artificio, el éxtasis es el espíritu de cada día; pero estas revoluciones son de corta vida, llegan enseguida a su apogeo y una larga depresión se apodera de la sociedad antes de haber aprendido a asimilar serenamente los resultados de su periodo impetuoso y agresivo. En cambio las revoluciones proletarias, como las del siglo XIX, se critican constantemente a sí mismas, se interrumpen constantemente en su propia marcha, vuelven sobre lo que parecía terminado para comenzarlo de nuevo, se burlan concienzuda y cruelmente de las indecisiones, de los lados flojos y de la mezquindad de sus primeros intentos, parece que sólo derriban a su adversario para que éste saque de la tierra nuevas fuerzas y vuelva a levantarse más gigantesco frente a ellos, retroceden constantemente aterradas ante la vaga y monstruosa enormidad de sus propios fines, hasta que se crea una situación que no permite volverse atrás y las circunstancias mismas gritan: ‘¡Hic Rhodus, hic salta!’ [¡Aquí está Rodas, salta aquí!]…
(Rosa Luxemburgo, Reforma o Revolución)
¿Hay que trabajar en configurar OTRA GLOBALIZACIÓN - alterglobalización - o se trata solo de luchar contra el imperialismo, suponiendo que se trate de nombres distintos para lo mismo?
¿Sigue siendo el PLANETA marco de la lucha de clases, como nos descubrió el movimiento antiglobalización, o volvemos en exclusiva a los estados?
¿Interesa reactivar y en que sentido y con que exigencias los Foros Sociales, europeos, locales, mundiales?
¿Renunciamos a resolver adecuadamente el eslogan PENSAR GLOBALMENTE Y ACTUAR LOCALMENTE?
Somos o no capaces de ponernos de acuerdos los luxemburguistas y formular con claridad un programa de intervención PLANETARIO, mas allá de el tipico vago "internacionalismo" de siempre que a nada compromete y se limita a sublimar el quehacer diario de cada cual según posibilidades, espero que se me entienda.
Sun Jun 02, 2019 3:20 am by luxemburguista
» Frente Anticapitalista Verde: Manifiesto - Green Anti-Capitalist Front: Manifesto
Sat Jun 01, 2019 11:11 am by luxemburguista
» Las ideologías identitarias: La trampa de la diversidad
Wed May 29, 2019 11:44 am by luxemburguista
» 1 de Mayo: Viva la lucha de la clase obrera
Sun Apr 28, 2019 3:47 am by luxemburguista
» Campaña de la CGT contra la ley de mutuas
Sun Apr 28, 2019 3:40 am by luxemburguista
» Rosa Luxemburg: la llama ardiente de la revolución
Tue Mar 26, 2019 12:46 pm by luxemburguista
» Al fascismo no se le combate votando
Sat Mar 23, 2019 2:22 am by luxemburguista
» A Green New Deal vs. Revolutionary Ecosocialism
Sat Mar 09, 2019 4:33 am by luxemburguista
» La era del pánico climático está aquí
Sat Mar 02, 2019 5:44 am by luxemburguista