David Harvey, el regreso del marxismo
David Harvey es en el momento actual uno de los teóricos críticos
–era geógrafo de formación- más conocidos. Sus obras están traducidas
en varias lenguas, sus teorías son discutidas por los cuatro rincones
del mundo.
Razmig Keucheyan |
Viento Sur |
Hoy a las 10:54 | 385 lecturas | 2 comentarioswww.kaosenlared.net/noticia/david-harvey-regreso-marxismo
Hay una paradoja David Harvey, que nos informa a la vez
sobre la obra de Harvey, y sobre la situación de la crítica teórica y
política contemporánea /1. David Harvey es en el momento actual uno de
los teóricos críticos –era geógrafo de formación- más conocidos. Sus
obras están traducidas en varias lenguas, sus teorías son discutidas
por los cuatro rincones del mundo. La influencia de sus trabajos se ha
hecho notar, además de en la geografía, en numerosas disciplinas, como
la sociología urbana, la historia social, o también la economía
política.
Sin embargo, Harvey pertenece a una corriente
hoy minoritaria en el pensamiento crítico contemporáneo, es decir, el
marxismo. Tras su primera obra consagrada a la epistemología de la
geografía ( Explanation in Geography , 1969), en la que defiende una
perspectiva “positivista”, Harvey no ha dejado de afirmar su voluntad
de proseguir, actualizándola, la “crítica de la economía política” de
Marx. Da fe de ello de la forma más brillante el imponente libro
titulado Limits to Capital, publicado en 1982. Por otra parte, se puede
señalar que Harvey dialoga en lo esencial en su obra con el propio
Marx, con el Friedrich Engels de La situación de la clase obrera en
Inglaterra , pero no con la tradición marxista que vino a continuación.
Lenin, Gramsci, Bujarin, Trotski… están relativamente poco presentes
en su obra. Respecto a esto, la referencia a Rosa Luxemburg y a su
concepción de la acumulación del capital en El nuevo imperialismo
(2003), cuando Harvey elabora su teoría de la “acumulación por
desposesión” , es algo excepcional.
La constatación de la que
se puede partir es pues la siguiente: uno de los pensadores críticos
más discutidos y celebrados en el momento actual pertenece a una
corriente minoritaria del pensamiento crítico contemporáneo. ¿Cómo
comprender esto?
Durante cerca de un siglo, digamos desde
finales del siglo XIX al último tercio del siglo XX, el marxismo fue el
principal lenguaje en el que se enunció la protesta política. Fue la
“columna vertebral” del pensamiento crítico, presente en todos los
sectores, desde la economía al feminismo, pasando por la teoría de la
cultura o los planteamientos críticos de la cuestión racial. Por
supuesto, la influencia del marxismo no fue la misma en todas partes,
su profundidad fue variable según los países y movimientos. Por otra
parte, el marxismo se ha caracterizado siempre por una gran diversidad,
tanto que los tipos de marxismo dominantes según las regiones y las
épocas no han sido los mismos. Sin embargo, esta corriente ha sido
hegemónica durante cerca de un siglo, y esto no solo en el movimiento
comunista (en el sentido amplio), sino también por ejemplo en la
socialdemocracia, que no ha dejado de emplear las categorías del
marxismo, combinándolas con las del keynesianismo.
Hoy,
naturalmente, el marxismo continúa existiendo. Se puede incluso
defender la idea de que en el plano de la sofisticación teórica, nunca
ha sido tan interesante como en el momento actual. En el terreno del
análisis económico, los trabajos de pensadores como Robert Brenner o
Giovanni Arrighi –con quien Harvey ha colaborado estrechamente, y con el
que ha publicado una apasionante entrevista en la New Left Review en
2009, poco antes de la muerte de Arrighi /2- no tienen equivalentes. En
materia de historia de las ideas, raros son los autores que pueden
rivalizar con la erudición y el sentido de los problemas de un Perry
Anderson. En el terreno de la historia social y de la geografía, autores
como Mike Davis y el propio Harvey son muy estimulantes. En ciencias
políticas y en teoría de las relaciones internacionales, Benedict
Anderson, Robert Cox y Leo Panitch, en estilos diferentes, escriben
cosas apasionantes. Habría también que evocar, para ser completo, todo
el continente de los autores “postmarxista” y “paramarxistas”: Etienne
Balibar, Alain Badiou, Ernesto Laclau, Jacques Rancière, que aún tomando
distancias más o menos grandes con el marxismo, continúan siendo
influidos por él.
Solo que, si es más apasionante que nunca, el
marxismo ha perdido la hegemonía intelectual de que disponía
anteriormente sobre la izquierda. No es ya el lenguaje dominante en el
que se enuncia la contestación. Por primera vez en su historia, se
inscribe en un modo minoritario en un conjunto más amplio de teorías que
hay que llamar, a falta de algo mejor por el momento, el “pensamiento
crítico”, una expresión vaga donde las haya. Lo que domina en el seno
de este último (en Francia igual que en otras partes), es una forma de
sincretismo “postestructuralista”, compuesto de conceptos que provienen
de las obras de Foucault, Deleuze, Lacan, Baudrillard y algunos otros,
y que desde los años 1980 es la nueva lingua franca teórica del
pensamiento crítico a escala mundial. La obra de François Cusset French
Theory propone una penetrante descripción de esta lingua franca . Este
postestructuralismo es por ejemplo dominante hoy en el seno de
corrientes como los estudios postcoloniales o los estudios culturales,
dos corrientes en su origen marxistas, pero que han evolucionado con el
tiempo.
Entonces, ¿cómo explicar que en un contexto dominado por
este sincretismo postestructuralista, la obra de Harvey sea a pesar de
todo una de las más reconocidas y debatidas? ¿Cómo comprender que una
obra tan alejada de este sincretismo haya circulado tanto? Se pueden
formular dos hipótesis. La primera es que, anclando firmemente su
trabajo en la estela de Marx, Harvey se ha aventurado en el terreno de
problemáticas típicamente postestructuralistas o “postmodernas". Es
particularmente el caso en uno de sus libros, el más importantes, The
Condition of Postmodernity (1990). A la lectura de ese libro, uno queda
chocado por la proximidad temática con otras teorías de la
postmodernidad (la de Jean-François Lyotard por ejemplo), pero también
por el hecho de que Harvey no deja estas problemáticas intactas, las
reconfigura de forma que las adapta a sus opciones teóricas marxistas.
La idea de “compresiones espacio-temporales” (“space-time compressions”)
que elabora intenta así comprender algunos de los rasgos esenciales de
la cultura postmoderna. Harvey no deja sin embargo de poner estos
rasgos en relación con una característica fundamental del sistema
productivo capitalista, a saber, la aceleración constante de la
“velocidad de circulación de las mercancías” (la expresión es de Marx)
que necesita.
Una segunda hipótesis es que la atracción por los
trabajos de Harvey prefigura una evolución a venir en el pensamiento
crítico, que es la vuelta al marxismo. Cualesquiera que sean los
méritos de Foucault, Deleuze, Derrida y de sus herederos
postestructuralistas contemporáneos, la debilidad de esos autores se
encuentra en el hecho de que no dicen nada, o no mucho, sobre el
capitalismo como tal. Más precisamente, no dicen nada, o no mucho,
sobre una característica del capitalismo que nos concierne de forma muy
importante, que es su propensión recurrente a atravesar violentas
crisis. Desde la crisis de las subprimes de 2007-2008, hemos entrado en
una crisis profunda del sistema, que es la manifestación de una crisis
larvada de larga duración aparecida en los años 1970, y de la que se
puede decir que el neoliberalismo ha sido una tentativa infructuosa de
resolverla. La crisis financiera se transmitió en un primer momento a
la economía llamada “real” y esta crisis económica está ella misma a
punto hoy de contaminar el campo político en su conjunto, como se
constata por ejemplo con la crisis europea. Hemos entrado claramente en
lo que Gramsci habría llamado una “crisis orgánica”, o “crisis del
Estado en su conjunto”.
Sin embargo Harvey, desde los años
1970, con otros marxistas contemporáneos, no ha dejado de interrogarse
precisamente sobre las crisis del capitalismo. Su concepto de “spatial
fix” , desarrollado particularmente en Spaces of Capital (2001) no es
otra cosa que una forma de intentar comprender cómo el capitalismo
supera provisionalmente sus crisis. El capitalismo, dice Harvey, no
puede jamás resolver verdaderamente sus crisis. Solo puede desplazarlas
en el espacio, relanzando la acumulación del capital en regiones en
las que las relaciones capitalistas están aún en estado embrionario
–hasta la llegada de la próxima crisis. Estaríamos entonces tentados de
demandar a Harvey lo que piensa de este “spatial fix” muy particular
–porque se acompaña de una construcción política históricamente
inédita- que es la crisis de la Unión Europea. En cualquier caso, que
la obra de Harvey encierre una teoría de las crisis sofisticada es lo
que la hace más actual que nunca, y se puede plantear la hipótesis de
que los debates que la rodean irán profundizándose en los años que
vienen, a medida que se profundice la crisis del capitalismo.
En
lo que sigue, querría subrayar tres características (entre otras) del
marxismo de Harvey, a fin de señalar su especificidad en relación a
otras formas –pasadas y actuales- de marxismo. En primer lugar, la
importancia de Harvey en la cartografía del marxismo contemporáneo da
fe del cambio del centro de gravedad de los pensamientos críticos en el
mundo anglosajón. A partir de los años 1980 alrededor, los
pensamientos críticos se convierten en un asunto principalmente
anglosajón, y particularmente estadounidense, por razones que tienen
que ver a la vez con la potencia financiera y cultural de las
universidades americanas, las derrotas sucesivas del movimiento obrero
en Europa y evoluciones internas del marxismo. Esto no significa por
supuesto que el marxismo desaparezca de Europa, y tampoco en absoluto
que todos los marxistas que trabajan en los Estados Unidos son de
origen estadounidense. Una de las características de las universidades
americanas es haber absorbido, durante la segunda mitad del siglo XX,
pensadores –particularmente críticos- venidos de los cuatro rincones
del mundo. Es particularmente el caso en el terreno de los estudios
postcoloniales, pero no solo. El hecho de que la carrera universitaria
de Harvey, que es de origen británico, se haya desarrollado
esencialmente en la costa este de los Estados Unidos es una muestra de
este hecho.
Un segundo rasgo distintivo de los trabajos de
Harvey es su fuerte contenido empírico. Una de las características del
marxismo “occidental” de la segunda mitad del siglo XX (1924-1968) es
su carácter relativamente abstracto. Esta abstracción es la
consecuencia de las relaciones cada vez más distendidas que los
marxistas de esa época mantienen con las organizaciones obreras de su
tiempo. Los principales representantes del marxismo occidental que son
en particular Adorno, Sartre, Colletti, Marcuse, o también Althusser,
son todos filósofos, y a menudo especialistas en epistemología o
estética. Las teorías postestructuralistas que he mencionado, que son la
mayor parte de las veces debidas a filósofos o incluso pensadores que
reivindican la apelación de “teóricos”, vienen a reforzar este
“teoricismo” ambiente en los pensamientos críticos contemporáneos.
Harvey
no es ciertamente hostil a la teoría. Sus razonamientos se
caracterizan a veces por impulsos vertiginosos de generalización. Sin
embargo, sus análisis están siempre firmemente anclados en lo empírico,
ya sea histórico como en Paris, capital de la modernidad (2003),
económico, geográfico o sociológico. Este apego a lo empírico es sin
duda en parte una herencia de su pertenencia original al campo de las
ciencias sociales, y particularmente la geografía. En todo caso, este
punto acerca a Harvey a la generación de los fundadores del marxismo,
de Marx a Gramsci, pasando por Engels, Lenin, Rosa Luxemburgo o
Trotsky, que en su mayor parte eran marxistas “occidentales”, prácticos
de ciencias empíricas. Es un elemento suplementario que hace singular
su posición en el campo de las teorías críticas contemporáneas.
Una
tercera especificidad de la obra de Harvey es la crítica de la
especialización o de la división del trabajo intelectual que la
subtiende. Lo que es llamativo en esta obra, y que la acerca también en
eso a los clásicos del marxismo, es que ningún sector de la vida
social se le escapa. La obra de Harvey incluye, entre otras cosas, una
teoría del capitalismo y de sus crisis, una teoría de la cultura
postmoderna, una teoría de las clases sociales en su relación con las
comunidades territoriales, una teoría del imperialismo, discusiones más
“normativas” sobre la justicia y el derecho a la ciudad –y no cito
más. En mi opinión, el único marxista contemporáneo que hace coexistir
los registros y los terrenos de esta forma, pero de un modo muy
diferente a Harvey, es Perry Anderson, cosa que se ve leyendo por
ejemplo su última obra consagrada a la Unión Europea. Hay pues en
Harvey una negativa muy clara a la especialización en un único objeto.
Este
rechazo de la especialización no es una coquetería de intelectuales
que aspirarían a formular una opinión sobre todo. Desde el punto de
vista marxista, hay un fundamento preciso. El capitalismo es una
totalidad (contradictoria), cuya lógica se impone a todos los sectores
de la vida social. A fin de comprenderlo y de combatirlo, es
indispensable situar la crítica al nivel mismo en que opera el capital,
es decir precisamente el de la totalidad. La lucha contra la
fragmentación de los saberes es por ello un asunto político de primera
importancia, sin embargo tanto más difícil de llevar a cabo en la
medida en que la división del trabajo intelectual se acentúa con el
tiempo, como lo muestra la historia de todas las disciplinas científicas
modernas, ciencias sociales incluidas. Uno de los aportes decisivos de
Harvey es así mostrarnos una forma de subvertir esta especialización.
La geografía, como repite a menudo el autor del Capitalisme contre le
droit a la ville (traducido al francés en 2011 por las ediciones
Ámsterdam), es algo demasiado importante para ser dejado solo en manos
de los geógrafos. Lo mismo podría decirse de todas las formas de
conocimiento.
Notas:
1/ Este texto es la versión escrita
de la introducción a una conferencia de David Harvey en la universidad
de Nanterre organizada el 21 de noviembre de 2011 por la revista Justice
sociale/Social Justice y el polo interdisciplinario sobre la ciudad de
esta universidad.
2/ Ver Giovanni Arrighi, « The Winding Paths of Capital. Interview by David Harvey », New Left Review , n° 56, mars-avril 2009.
06/12/2011
http://www.contretemps.eu/lectures/david-harvey-retour-marxisme
Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR
[Algunos recursos en la red:
+En Wikipedia, se puede encontrar una biografía de David Harvey que incluye una bibliografía con la obra traducida al español
http://es.wikipedia.org/wiki/David_Harvey
+En Rebelion están publicados algunos artículos y entrevistas con David Harvey
http://www.rebelion.org/mostrar.php?tipo=5&id=David%20Harvey&inicio=0
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=141130
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