En cinco años surgieron 24 nuevas villas en la Capital
Creció un 30% la población que vive en asentamientos
Es un fenómeno silencioso que cobra intensidad con el paso del tiempo: en los últimos cinco años se han consolidado 24 nuevos asentamientos de emergencia en la Capital. Así lo indica la Defensoría de la Ciudad, que en un informe asegura que más de 3000 familias, algo así como 12.000 personas, viven hoy en condiciones infrahumanas en estas nuevas villas miseria.
La Coordinadora de Villas de la ciudad calcula un crecimiento aún mayor: aseguró a LA NACION que en los últimos cuatro años la población en los asentamientos porteños creció un 30% y que en ese mismo período los asentamientos de emergencia pasaron de cobijar a unas 110.000 personas a albergar a más de 150.000 habitantes.
El estudio de la Defensoría y los datos de la Coordinadora confirman que los distintos programas sociales y habitacionales encarados por los últimos gobiernos no han sido suficientes para frenar la proliferación de nuevas villas miseria, tal como sucedió en el barrio de Barracas, donde surgió villa La Robustiana, y en Chacarita, donde hay un asentamiento que aún no tiene nombre.
El estudio, además, precisa que en la ciudad hay 200.000 personas que ocupan inmuebles tomados, otras 70.000 que viven en inquilinatos y otras 70.000 que residen en hospedajes o alojamientos. A éstas se suman unas 120.000 personas alojadas en viviendas de familiares, habitaciones rentadas o hacinadas en vivienda propia, todo lo cual informa que el 20% de los habitantes de la ciudad se halla en una situación habitacional deficitaria.
Y esto no es algo nuevo, que desconoce el Ejecutivo porteño. Es que en julio de 2004, cuando el actual jefe del gobierno, Jorge Telerman, era ministro de Desarrollo Social, la Legislatura declaró, por tres años, el estado de "emergencia habitacional" en la ciudad.
En diálogo con LA NACION, Telerman aseguró: "Vamos a erradicar a todos los nuevos asentamientos de emergencia que haya en la ciudad. Ya hemos hablado con el ministro del Interior, Aníbal Fernández, y con otros funcionarios del gobierno nacional. Les pedimos ayuda y que se involucren en el tema, pues en mucho lugares los asentamientos se levantan en terrenos del ferrocarril que están bajo la órbita nacional".
Dijo el jefe de gobierno que la desocupación no se hará en forma violenta. "Trataremos de acordar una salida pacifica. En ninguna momento pensamos una solución violenta que incluya palos, como sucedió en la época de los militares", comentó Telerman.
El informe detalla que de las 24 nuevas villas, cinco están en proceso de desalojo. Algunas como la Rodrigo Bueno, que comenzó a poblarse hace más de cinco años, ya están en proceso de ser desocupadas. "En los próximos días tendremos una solución pacifica respecto de este asentamiento. La Justicia ya emitió su fallo y nosotros los vamos a desalojar" , dijo Telerman.
Primeros habitantes
Aunque en el propio estudio de la Defensoría se detalla que muchos núcleos han surgido en los últimos tres años, hay otros, como la villa Nueva Esperanza, que han comenzado a poblarse hace 16 años, aunque su consolidación como asentamiento urbano se produjo en los últimos cinco años.
"La mayoría de los asentamientos se consolidaron en el último tiempo. Hay algunas excepciones que tienen mucho tiempo de existencia, pero su consolidación es bastante reciente", dijo a LA NACION la defensora del Pueblo, Alicia Pierini.
En la ciudad, según Telerman, hay 20 villas miseria reconocidas por el propio gobierno. "En todas ellas hay planes sociales y programas de urbanización", dijo a LA NACION el jefe de gobierno porteño.
Las villas reconocidas por el gobierno fueron pobladas durante la última década y la defensoría explica ese fenómeno en la siguiente ficha técnica: "La población que habita en villas de emergencia aumentó un 300% entre 1983 y 1991 y un 150% adicional en la última década".
Asentamientos urbanos
El informe de la Defensoría explica que los denominados 24 Nuevos Asentamientos Urbanos (NAU), a diferencia de las tradicionales villas miseria, "están emplazados en terrenos que presentan características topográficas inadecuadas para su urbanización (terraplenes de ferrocarril, bajo autopistas, predios abandonados, entre otros lugares)". Las construcciones que se levantan en los NAU son muy precarias y no reúnen niveles mínimos de consolidación. Según la Defensoría, carecen de infraestructura y de los servicios más elementales. Las viviendas por lo general son casillas o ranchos construidos con cartón o chapa; los techos se improvisan con bolsas de plásticos y cartones y los pisos son de tierra o cascotes apisonados.
"El nivel de consolidación de las construcciones es mínimo o directamente inexistente y el índice de hacinamiento que se registra es elevado. Carecen asimismo de infraestructura y de los servicios más elementales (agua potable, electricidad, gas o disposición de excretas)", dice el estudio.
Durante la semana última, y tras una seguidilla de usurpaciones y saqueos en el Bajo Flores y en la villa 21 de Barracas, Telerman ordenó una reestructuración profunda en el Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC) que se conocerá esta semana.
Un vocero del gobierno aseguró anoche a LA NACION que las modificaciones incluirán cambios en la modalidad de adjudicación de las viviendas del IVC y una actualización de la base de datos sobre los asentamientos de emergencias y la cantidad de personas que viven en las villas de la ciudad.
"No queremos un aparato burocratizado. Necesitamos erradicar toda forma de clientelismo político, por eso estamos introduciendo cambios en el IVC que por ahora prefiero no adelantar", dijo Telerman.
Las conclusiones de la Defensoría de la Ciudad son contundentes como un navajazo: "La tolerancia y la falta de intervención estatal contribuyen a incrementar la situación de vulnerabilidad" de las familias que viven en los nuevos asentamientos de emergencia, como así también el "sostenimiento de un tipo de hábitat que, por sus características, constituye un riesgo para la salud y la integridad física de los grupos afectados". .
Por Jesús A. Cornejo
De la Redacción de LA NACION
http://www.lanacion.com.ar/821963-en-cinco-anos-surgieron-24-nuevas-villas-en-la-capital
Creció un 30% la población que vive en asentamientos
Es un fenómeno silencioso que cobra intensidad con el paso del tiempo: en los últimos cinco años se han consolidado 24 nuevos asentamientos de emergencia en la Capital. Así lo indica la Defensoría de la Ciudad, que en un informe asegura que más de 3000 familias, algo así como 12.000 personas, viven hoy en condiciones infrahumanas en estas nuevas villas miseria.
La Coordinadora de Villas de la ciudad calcula un crecimiento aún mayor: aseguró a LA NACION que en los últimos cuatro años la población en los asentamientos porteños creció un 30% y que en ese mismo período los asentamientos de emergencia pasaron de cobijar a unas 110.000 personas a albergar a más de 150.000 habitantes.
El estudio de la Defensoría y los datos de la Coordinadora confirman que los distintos programas sociales y habitacionales encarados por los últimos gobiernos no han sido suficientes para frenar la proliferación de nuevas villas miseria, tal como sucedió en el barrio de Barracas, donde surgió villa La Robustiana, y en Chacarita, donde hay un asentamiento que aún no tiene nombre.
El estudio, además, precisa que en la ciudad hay 200.000 personas que ocupan inmuebles tomados, otras 70.000 que viven en inquilinatos y otras 70.000 que residen en hospedajes o alojamientos. A éstas se suman unas 120.000 personas alojadas en viviendas de familiares, habitaciones rentadas o hacinadas en vivienda propia, todo lo cual informa que el 20% de los habitantes de la ciudad se halla en una situación habitacional deficitaria.
Y esto no es algo nuevo, que desconoce el Ejecutivo porteño. Es que en julio de 2004, cuando el actual jefe del gobierno, Jorge Telerman, era ministro de Desarrollo Social, la Legislatura declaró, por tres años, el estado de "emergencia habitacional" en la ciudad.
En diálogo con LA NACION, Telerman aseguró: "Vamos a erradicar a todos los nuevos asentamientos de emergencia que haya en la ciudad. Ya hemos hablado con el ministro del Interior, Aníbal Fernández, y con otros funcionarios del gobierno nacional. Les pedimos ayuda y que se involucren en el tema, pues en mucho lugares los asentamientos se levantan en terrenos del ferrocarril que están bajo la órbita nacional".
Dijo el jefe de gobierno que la desocupación no se hará en forma violenta. "Trataremos de acordar una salida pacifica. En ninguna momento pensamos una solución violenta que incluya palos, como sucedió en la época de los militares", comentó Telerman.
El informe detalla que de las 24 nuevas villas, cinco están en proceso de desalojo. Algunas como la Rodrigo Bueno, que comenzó a poblarse hace más de cinco años, ya están en proceso de ser desocupadas. "En los próximos días tendremos una solución pacifica respecto de este asentamiento. La Justicia ya emitió su fallo y nosotros los vamos a desalojar" , dijo Telerman.
Primeros habitantes
Aunque en el propio estudio de la Defensoría se detalla que muchos núcleos han surgido en los últimos tres años, hay otros, como la villa Nueva Esperanza, que han comenzado a poblarse hace 16 años, aunque su consolidación como asentamiento urbano se produjo en los últimos cinco años.
"La mayoría de los asentamientos se consolidaron en el último tiempo. Hay algunas excepciones que tienen mucho tiempo de existencia, pero su consolidación es bastante reciente", dijo a LA NACION la defensora del Pueblo, Alicia Pierini.
En la ciudad, según Telerman, hay 20 villas miseria reconocidas por el propio gobierno. "En todas ellas hay planes sociales y programas de urbanización", dijo a LA NACION el jefe de gobierno porteño.
Las villas reconocidas por el gobierno fueron pobladas durante la última década y la defensoría explica ese fenómeno en la siguiente ficha técnica: "La población que habita en villas de emergencia aumentó un 300% entre 1983 y 1991 y un 150% adicional en la última década".
Asentamientos urbanos
El informe de la Defensoría explica que los denominados 24 Nuevos Asentamientos Urbanos (NAU), a diferencia de las tradicionales villas miseria, "están emplazados en terrenos que presentan características topográficas inadecuadas para su urbanización (terraplenes de ferrocarril, bajo autopistas, predios abandonados, entre otros lugares)". Las construcciones que se levantan en los NAU son muy precarias y no reúnen niveles mínimos de consolidación. Según la Defensoría, carecen de infraestructura y de los servicios más elementales. Las viviendas por lo general son casillas o ranchos construidos con cartón o chapa; los techos se improvisan con bolsas de plásticos y cartones y los pisos son de tierra o cascotes apisonados.
"El nivel de consolidación de las construcciones es mínimo o directamente inexistente y el índice de hacinamiento que se registra es elevado. Carecen asimismo de infraestructura y de los servicios más elementales (agua potable, electricidad, gas o disposición de excretas)", dice el estudio.
Durante la semana última, y tras una seguidilla de usurpaciones y saqueos en el Bajo Flores y en la villa 21 de Barracas, Telerman ordenó una reestructuración profunda en el Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC) que se conocerá esta semana.
Un vocero del gobierno aseguró anoche a LA NACION que las modificaciones incluirán cambios en la modalidad de adjudicación de las viviendas del IVC y una actualización de la base de datos sobre los asentamientos de emergencias y la cantidad de personas que viven en las villas de la ciudad.
"No queremos un aparato burocratizado. Necesitamos erradicar toda forma de clientelismo político, por eso estamos introduciendo cambios en el IVC que por ahora prefiero no adelantar", dijo Telerman.
Las conclusiones de la Defensoría de la Ciudad son contundentes como un navajazo: "La tolerancia y la falta de intervención estatal contribuyen a incrementar la situación de vulnerabilidad" de las familias que viven en los nuevos asentamientos de emergencia, como así también el "sostenimiento de un tipo de hábitat que, por sus características, constituye un riesgo para la salud y la integridad física de los grupos afectados". .
Por Jesús A. Cornejo
De la Redacción de LA NACION
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