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    alberto a.
    JM Delgado
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      El 15M: la hora del despertar

      JM Delgado
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      El 15M: la hora del despertar Empty El 15M: la hora del despertar

      Post  JM Delgado Wed Aug 17, 2011 1:18 pm

      Ver como pdf 16-08-2011

      El 15M: la hora del despertar

      Luis Hernández Navarro
      La Jornada/Rebelión


      Un nuevo ciclo de luchas sociales contra la globalización neoliberal se ha abierto en Europa. Islandia, Grecia y España son su epicentro. El rechazo a las políticas de ajuste y estabilización, al trabajo precario, a las políticas de exclusión social y el reconocimiento de nuevas formas de ciudadanía y de democracia participativa están en el corazón de las movilizaciones.

      Las masivas protestas en estos tres países resisten a un modelo laboral basado en la combinación de trabajo informal, trabajo ilegal y migración. Un modelo que aspira parecerse a China y que opera con una mecánica sencilla: reducir los costos de producción sobre la base de la expansión de la economía informal y la desregulación laboral, utilizando para ello la mano de obra inmigrante.

      Las movilizaciones en estas naciones son expresión del grado de ruptura de la universalidad de la ciudadanía promovidas por la desestructuración de los mercados de trabajo y la expoliación de derechos. Son, también, un indicador del profundo deterioro que viven las metrópolis en sus políticas, tanto en el control de los flujos migratorios como en la integración de los migrantes.

      El descontento popular ha hecho erupción. En un continente en crisis, en el que los gobiernos supranacionales y los organismos financieros multilaterales se empeñan en recetar la amarga medicina de políticas de ajuste y estabilización para salvar a los bancos, los ciudadanos han tomado las plazas públicas y las calles para externar su malestar.

      Su enojo es una ira diferente a la tradicional oposición al poder de corte programático y razonado de los movimientos socialistas históricos; distinta a la resistencia (con frecuencia violenta) de los movimientos de liberación nacional contra las potencias coloniales. Es otra cosa: la explosión de furia de los de abajo, sin una propuesta política previa de transformación social o una ideología que justifique su acción. Es la cólera nacida del malestar, del desagrado, la indignación, la incomodidad, la frustración, el despojo y el maltrato de los poderosos. Es un profundo sentimiento de contrariedad que al exteriorizarse está cambiado el mapa político.

      A través de la rabia (y de la fiesta) el nuevo actor de los indignados se ha descubierto y definido a sí mismo. Su indignación tiene contenidos antiautoritarios y anticapitalistas; rechaza la representación política formal. Su ira es, indudablemente, una lucha por la dignidad entendida como el rechazo a aceptar la humillación y la deshumanización; como la negativa a conformarse con un futuro de precariedad laboral y la falta de futuro; como la no aceptación del trato basado en los rangos, las preferencias y las distinciones, como la exigencia de no ser juzgado por cualquiera.

      Aunque en cada país las causas que la explican son únicas, hemos entrado de lleno en la era de la indignación y el tumulto. Sin embargo, el hecho de que estas erupciones se produzcan ahora en la Europa desarrollada y no sólo en el norte de África o en los países pobres, nos indica que estamos ante una nueva subjetividad política del radicalismo plebeyo, y que hay en ellas elementos que les son comunes. La expropiación de los modos de vida y lo común, la generación de otras opciones de vida alternativas, el desarrollo de la cooperación y la resistencia, y la pretensión de imponer la disciplina clasista han creado un coctel social explosivo. La revuelta de los indignados tiene una serie de elementos que forman un sustrato común a varios países. Primero, la creciente precarización y polarización social que el modelo neoliberal creó en todo el mundo. Desmanteló redes de protección social, adelgazó los sectores medios y fabricó una nueva camada de ricos inmensamente ricos. Segundo, la cancelación de un horizonte de bienestar o de ascenso social para muchos jóvenes; ellos son los nuevos desposeídos. Tercero, el divorcio creciente de los políticos profesionales y la democracia representativa con respecto a amplias franjas de la población. Cuarto, las migraciones desde las antiguas colonias a las metrópolis, que ha creado una clase de trabajadores no ciudadanos. Quinto, la emergencia de lo plebeyo en defensa de lo común. Sexto, la autoorganización en forma de red de los nuevos sujetos que expresan su cólera, facilitada por los teléfonos móviles e internet. Séptimo, la ocupación de las plazas públicas de manera regular y por largos períodos de tiempo. Octavo, la resistencia civil pacífica como elemento central de lucha.

      Los Aganaktismeni, la revolución silenciada y la spanish revolution

      En 2008, jóvenes griegos de entre trece y dieciséis años de edad tomaron las calles y las comisarías de policía para expresar su ira por el asesinato a manos de la policía de un muchacho de su edad. De aquellos que, como escribió Eugenia Apostolou, “vieron en el homicidio de Alexis (un muchacho asesinado por la policía) sus horizontes ultimados”.

      Desde entonces, los brotes de indignación han emergido una y otra vez. En su último episodio, los Aganaktismeni o indignados helenos de la Plaza de Syntagma, pusieron al país de cabeza. A lo largo de varias semanas de mediados de 2011, se reunieron en Atenas cada noche a partir de las 9, en una Asamblea popular de miles de personas y decenas de oradores. Allí debatieron los grandes problemas de la nación. Cuando fue necesario, bloquearon el Parlamento, pararon la producción y ocuparon las calles. En unos cuantos meses realizaron quince huelgas generales en rechazo al pago de la deuda pública y las medidas de austeridad impulsadas por la Unión Europea y el gobierno griego.

      En estas movilizaciones la voz de la calle habló con energía y firmeza. Las consignas de los Aganaktismeni han sido directas: “¡No debemos nada, no vendemos nada, no pagamos nada –dicen unos. “¡No vendemos ni nos vendemos!” –exclaman otros. “¡Que se vayan todos: memorando, Troika, gobierno y deuda!” –advierten varios más. “¡Nos quedamos hasta que se vayan!” –aseguran todos. Sin embargo, a pesar de la magnitud de las protestas, las medidas de austeridad fueron aprobadas por el Parlamento.

      Otra es la historia de Islandia, la democracia más antigua del mundo. En 2006 esta isla tenía una renta per capita superior a Estados Unidos o Reino Unido. En 2007 Naciones Unidas la nombró el “mejor país del mundo para vivir”. En octubre de 2008 la crisis hizo añicos ahorros, pensiones y sueños de la población. El país cayó en bancarrota.

      La gente salió a la calle y, pacíficamente, derrocó al gobierno. En referéndum, con un noventa y tres por ciento de los votos, acordó no pagar su deuda. Los grandes bancos fueron nacionalizados. Políticos y financieros responsables del atraco a la nación están sujetos a procesos penales. Hartos de los políticos, los islandeses eligieron un “consejo de justos”, en el que los ciudadanos propondrán la nueva Constitución, debatida en asambleas populares. En lugar de delegar el trabajo en un grupo selecto de elegidos, la responsabilidad de su hechura recae en el conjunto de la población. Los convencionistas reciben sugerencias e ideas a través de redes sociales. A los partidos políticos se les despojó de su autoridad y apoyo. Simultáneamente, han tomado medidas de protección para su producción interna y han establecido una política energética que mantiene la electricidad a precios relativamente bajos.

      No siempre fueron así las cosas. Cuando el primer fin de semana de octubre de 2008, el músico Hordur Torfason, iniciador de la protesta, se plantó frente al Parlamento de esa república nórdica con una cacerola y cincuenta compañeros, sus compatriotas quedaron perplejos. Enarbolaban tres demandas centrales: la dimisión del gobierno, la reforma constitucional y limpiar cargos en el banco central. Casi cuatro meses después, el 24 de enero, la plaza estaba llena con 7 mil personas (la población de la isla es de 320 mil almas) gritando “¡Gobierno incompetente!” Dos días después, el gobierno dimitió.

      Pero la experiencia islandesa ha sido silenciada por los grandes medios de comunicación en el mundo. La rebeldía de sus habitantes parece no existir para el gran público, aunque los indignados de Grecia y España la reivindiquen.

      El aire vikingo se respira en las plazas españolas. Los indignados hispanos cantan en sus concentraciones que quieren ser como la república nórdica rebelde. En Palma de Mallorca, la efigie de Jaime I, el conquistador, cabalga pétreamente con un banderón islandés en la mano. La plaza fue rebautizada en honor de la patria vikinga. En la Puerta del Sol, en Madrid, la multitud corea en sus movilizaciones: “España en pie una Islandia es”, o “De mayor quiero ser islandés.”

      Según el islandés Hordur Torfason, “la sensación que me da es que en España el espíritu de descontento y hartazgo con la clase política es exactamente el mismo que hubo aquí. No confiábamos en los sindicatos, tampoco en el gobierno ni en los políticos porque esa gente simplemente no hizo su trabajo”.

      Pero, también, el fresco viento de la indignación española sopla por otros estados de Europa. Según Yorgos Mitralias, fundador del Comité Griego contra la Deuda, “la lengua más utilizada en la Plaza Syntagma, en todo el movimiento de los indignados griegos, es el castellano”.

      Radiografía española

      El movimiento de indignados 15M es un movimiento ciudadano, espontáneo, sociopolítico, apartidista, pacífico, horizontal, democrático, formado esencialmente por jóvenes, que nació el pasado 15 de mayo. Toma sus decisiones en asambleas masivas que funcionan sobre la base de la deliberación y el consenso. Tiene su cuna en la Puerta de Sol. Su lema: “No somos marionetas en manos de políticos y banqueros”, resume su crítica simultánea y sin concesiones a la clase política en su conjunto y a los poderes económicos y financieros.

      Los indignados españoles responden a las consecuencias sociales de la crisis económica con la precariedad laboral y desempleo masivo, y a la falta de representación ciudadana efectiva del sistema de partidos.

      En sus inicios, el 15M levantó una plataforma para eliminar los privilegios de la clase política, contra el desempleo, por el derecho a la vivienda, a favor de servicios públicos de calidad. Exigió el control de las entidades bancarias con medidas como la prohibición de cualquier tipo de rescate o inyección de capital a entidades bancarias, así como la prohibición de inversión de bancos en paraísos fiscales. Demandó el aumento del tipo impositivo a la grandes fortunas y entidades bancarias. Reivindicó libertades ciudadanas plenas y democracia participativa. Se opuso al control de internet. Señaló la necesidad de reducir el gasto militar.

      La emergencia del movimiento y su propuesta de acción reflejan la creciente erosión de las redes de protección social. A pesar de que España es uno de los países más ricos del mundo, una vez que la crisis pinchó la burbuja inmobiliaria que alimentaba su economía, el espejismo de la riqueza comenzó a desvanecerse y sus problemas estructurales emergieron dramáticamente. Comparada con sus socios europeos, el reino hispano no es un Estado de bienestar. Por el contrario, es una nación socialmente desigual. Sus ricos casi no pagan impuestos y los grandes directivos de sus empresas son los mejor remunerados de Europa. Sin embargo, es el segundo país de los primeros quince que integraron la Unión Europea (UE15) con mayor desigualdad económica, inmediatamente después de Portugal. Su tasa de pobreza relativa es también una de las mayores de la UE15: 20.8% en 2010; un 2.7% más que el año anterior.

      El salario mínimo anual es uno de los más bajos de Europa: 21 mil 500 euros, la mitad que en Alemania, Holanda o Reino Unido. Pero, además, el salario medio real tiende a decrecer. Es, además, el país europeo con más desempleo: un 22.2% del PIB, el doble de la media continental. Es líder en precariedad y tercer lugar europeo en economía sumergida.

      Más de la mitad de los jóvenes entre dieciocho y treinta y cuatro años vive con sus padres. El año pasado, uno de cada diez tuvo que regresar a vivir a casa de sus progenitores. El desempleo juvenil es superior al cuarenta por ciento. Es el país del primer mundo con mayor porcentaje de universitarios que laboran en empleos por debajo de su preparación. El cuarenta y cuatro por ciento estaba sobrecalificado. La movilidad social está estancada. El 1 de septiembre de 2010, el presidente Zapatero explicó sus prioridades respecto a la crisis: “Estamos abordando las reformas que más preocupan a los inversores internacionales.”

      Margaret Thatcher, la musa del neoliberalismo, decía que “no hay tal cosa como la sociedad”. La revolución en Islandia, los Aganaktismeni y el 15M muestran cuán equivocada estaba. Sus levantamientos anuncian que la hora de despertar de los pueblos de Europa para enfrentar la crisis y el fin del Estado social parece haber llegado. No es un despertar que guste a los partidos políticos tradicionales, enganchados como están al Consenso de Washington e incapaces de comprender sus reivindicaciones de democracia directa. Tampoco a intelectuales como Fernando Savater (ese Julio Iglesias de la filosofía), quien declaró que el movimiento le sirvió “para medir el nivel de estupidez y cinismo de muchos”. Pero, al igual que las revoluciones de mediados del siglo XIX en el continente, es un despertar que anticipa la formación de un sujeto como vocación emancipadora.

      Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2011/08/14/sem-navarro.html
      JM Delgado
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      El 15M: la hora del despertar Empty Indignación y política de influencia

      Post  JM Delgado Fri Aug 19, 2011 3:19 am

      TRIBUNA: JESÚS CASQUETE
      Indignación y política de influencia

      JESÚS CASQUETE 19/08/2011

      Una democracia robusta requiere del compromiso permanente de sus ciudadanos con la cosa pública. La concurrencia periódica a las urnas es uno de los modos de canalizar la participación, pero en modo alguno el único para insuflar vitalidad al sistema. En la medida que es fiel reflejo de sociedades civiles dinámicas, en sistemas democráticos el recurso a la política de calle es un mecanismo adicional a disposición de los ciudadanos.

      Si el ámbito resolutivo de la política se muestra obstinadamente incapaz de dar curso a las demandas ligadas al interés público sentido por una parte más o menos amplia de la sociedad, entonces a los ciudadanos les asiste el derecho de movilizarse en la esfera pública. Siempre, eso sí, que esa forma de comunicación entre ciudadanía y autoridades discurra por medios pacíficos, porque de lo contrario estaríamos hablando de una intolerable vocación por torcer la voluntad política mediante la violencia, desvirtuando en el tránsito las reivindicaciones en cuestión.

      Desde el ideal democrático, pues, la intervención subpolítica de la ciudadanía autoorganizada es un síntoma de salubridad y riqueza, por más que siempre haya quien prefiera ver las manifestaciones y otras formas de ocupar el espacio público como un factor de desestabilización del sistema.

      Desde estos parámetros, el movimiento de los indignados es un elemento oxigenante para la democracia en momentos de zozobra. Las movilizaciones en plazas y calles de las ciudades españolas sostenidas prácticamente de forma ininterrumpida desde mediados del mes de mayo han convulsionado la vida política del país. Constituyen el reflejo de un profundo clima de insatisfacción con la situación de crisis económica que arrostra el país, y también, de forma imposible de disociar en la práctica, con la gestión que los principales partidos políticos están haciendo de ella. Sus protagonistas son los sectores precarizados de la sociedad (jóvenes con magras perspectivas de futuro, trabajadores explotados, desempleados, pensionistas...) que, tras un golpe colectivo de "no hay derecho" sobre la mesa, ponen en práctica eso que tanto aprecio cosecha entre los valedores de una política liberal: el disenso.

      La juventud figura en primera fila de las movilizaciones. Les llaman perroflautas, y no lo son. Forman parte más bien de esa minoría ciudadana bien pertrechada para interpretar la situación y luchar de forma pacífica por su suerte, que, todo apunta, en ningún caso será más halagüeña que la de sus progenitores. Jóvenes o no tan jóvenes, al contemplar la realidad con lentes de otro color, los indignados ponen a disposición del conjunto de la sociedad una mirada más rica y compleja de sus entresijos, de sus mecanismos de funcionamiento y de sus fallas, y desde ahí hilvanan propuestas de solución.

      Puede que su batería de medidas para atajar las crisis (la económica y la política) no haya adquirido hasta el momento unos perfiles tan claros como desearía un sector de las autoridades deseoso de tener enfrente una tabla reivindicativa susceptible de ser procesada, algo de lo que, por lo demás, rara vez disponen los movimientos sociales en su fase de gestación. La ruta habitual en estos actores políticos suele pasar más bien, parafraseando al poeta, porque se haga programa al andar. No obstante, conviene no olvidar que la indefinición programática puede ser un activo fundamental para movimientos que intentan dar cauce a sentimientos como la indignación, la impotencia, el miedo o la desesperanza. Estos sentimientos son susceptibles de concitar el apoyo de energías plurales cuando lo que prevalece es el plano difuso de la negatividad. La concreción propositiva resulta, por el contrario, potencialmente divisoria. Para tapar de gente las calles y plazas resulta más operativo tirar de la rabia que presentar propuestas detalladas. Ahí radica la fortaleza mostrada desde su irrupción por el movimiento, al mismo tiempo que un factor de su vulnerabilidad a medio plazo.

      Ese camino por andar, ese programa alternativo todavía por cuajar, está abriéndose paso en el debate social y en la agenda política mediante un modo legítimo de intervención en toda política democrática, cual es el ejercicio de influencia. A la luz de la incapacidad de un sistema de partidos esclerotizado, deslegitimado socialmente y, en cualquier caso, sin la cintura suficiente para canalizar las demandas ciudadanas al ámbito resolutivo de la política, una parte significativa de la sociedad ha decidido intervenir en su futuro colectivo.

      Si la democracia es el sistema que pone (potencialmente) la política al alcance de todo el mundo, pocas dudas caben del marchamo democrático del movimiento de los indignados. El movimiento está interviniendo en la esfera pública, estimulando el debate y apuntando que otra gestión de la economía y otro funcionamiento del sistema político son posibles.

      La toma de la calle es el último recurso de un actor sociopolítico que pretende hacer oír sus propuestas de forma sostenida (salvo episodios puntuales), no violenta y, en todo caso, guiado por el interés público. El sistema de autoridades, Gobiernos y partidos políticos, haría bien en escuchar lo que le tienen que decir. ¿Hay alguien ahí?
      alberto a.
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      El 15M: la hora del despertar Empty INDIGNADOS: ¿UN NUEVO MOVIMIENTO GLOBAL? - x Celeste Murillo

      Post  alberto a. Wed Nov 02, 2011 9:38 am

      La Verdad Obrera / La Verdad Obrera Nº 449

      INDIGNADOS: ¿UN NUEVO MOVIMIENTO GLOBAL?

      Fecha: Jueves 20 de octubre de 2011

      Por: Celeste Murillo


      Las movilizaciones del 15 de octubre (con multitudinarias concentraciones en algunos países de Europa) y la continuidad de las “ocupaciones” en varias ciudades de Estados Unidos han reabierto el debate sobre la profundidad y las perspectivas del movimiento de los indignados, en medio de la gran crisis económica internacional que viene golpeando a millones en Europa y EE.UU.

      Final de un periodo y emergencia de las masas

      Desde 2010, la lucha contra la reforma del sistema de pensiones en Francia y las huelgas generales y marchas en Grecia ya preanunciaban la resistencia obrera y popular a los primeros intentos de pasar planes de austeridad en Europa.

      El año 2011 se inauguró con la llamada “primavera árabe”: miles de jóvenes y trabajadores tiraron las dictaduras en Túnez y Egipto con marchas y huelgas. La ocupación de la plaza Tahrir por miles de jóvenes se transformó en un símbolo, que comenzó a ser emulado por la juventud en Europa y otros países.

      En mayo de 2011, miles de jóvenes en el Estado español inauguran el llamado movimiento de los indignados, que empezó a repetirse en muchas ciudades alrededor del mundo. Golpeada por una desocupación altísima (20%) y una gran precarización laboral, la juventud sale a la calle a protestar contra las consecuencias de la crisis y contra el gobierno de Rodríguez Zapatero que aplica el ajuste y financia a los bancos con dinero público. En Grecia, ya acuciada por la crisis económica, la lucha de clases combina una serie de huelgas nacionales que paralizaban gran parte del transporte público, las escuelas, hospitales y oficinas públicas con un movimiento de jóvenes y estudiantes ocupa la Plaza Syntagma. Las convocatorias desde la plaza de los “indignados” griegos eran respondidas por miles de personas que se acercaban al Parlamento para repudiar los planes de austeridad del gobierno griego.

      Como señalamos en la revista Estrategia Internacional, en medio de una crisis económica de magnitudes históricas y después de tres décadas de restauración burguesa, comenzamos a ver las primeras etapas de un nuevo período histórico en el que las masas vuelven a escena, que denominamos “primavera de los pueblos”.

      La crisis económica, y la incipiente crisis política que ha comenzado a provocar, dieron como resultado un escenario de polarización social y política, donde se expresan dos contracaras de la crisis económica: por derecha, el fortalecimiento de la extrema derecha en Europa y el surgimiento del movimiento derechista Tea Party en EE.UU., y por izquierda la emergencia de procesos de la lucha de clases. Estos procesos se dieron con desigualdades. Por un lado, movimientos de lucha más agudos, como Francia (aunque terminó en derrota), la vigencia de la movilización en el Estado español y la continuidad de las huelgas y movilizaciones en Grecia, donde se da el epicentro de la crisis. La “primavera árabe”, con profundos motores económicos y democráticos, que incluyó diferentes procesos desde el intento de desvío en Egipto y Túnez, donde cayeron las dictaduras proimperialistas, hasta la intervención imperialista en Libia o la represión abierta en el reino de Bahrein. Y por otro lado, los fenómenos anticipatorios que surgen en América latina, donde la crisis aún golpea indirectamente, como muestran la movilización estudiantil en Chile y la lucha de los pueblos originarios en Bolivia.

      Nuevas movilizaciones y ocupaciones

      El 15 de octubre, miles de personas se movilizaron en más de 900 ciudades en respuesta a una convocatoria hecha en varias páginas de internet, impulsadas por diferentes organizaciones alrededor del mundo. El lema de la jornada era “Es hora de que nos unamos. Es hora de que nos escuchen. ¡Tomemos las calles del mundo!” y llamaba a manifestarse y reunirse en las plazas y las calles. A pesar de no levantar demandas específicas, la mayoría de las marchas apuntó contra la política de los gobiernos de rescatar a los capitalistas y aplicar planes de ajuste cuando millones sufren el desempleo y la pobreza.

      Roma y Barcelona fueron las movilizaciones más importantes y volvieron a mostrar la potencialidad de la emergencia de la juventud. Las masivas movilizaciones en Barcelona y Madrid mostraron la vigencia del malestar que motorizó el movimiento de los indignados. En Roma, más de 200.000 personas protestaron contra las políticas de ajuste del gobierno de Berlusconi. Italia además marcó el punto de los mayores enfrentamientos con la policía y los grupos antidisturbios, cuyo despliegue mostró el nerviosismo del régimen italiano que, a pesar de las recientes crisis, viene respaldando el ajuste.

      Además, desde el 17 de septiembre, un centenar de personas ocupó el parque Zuccotti en Manhattan y llamó a protestar contra Wall Street como símbolo de los codiciosos responsables de la crisis económica, rescatados por el gobierno de Obama. Aunque el movimiento empezó siendo muy pequeño la represión de la policía neoyorkina y el duro discurso del alcalde Bloomberg extendió la simpatía con los manifestantes, que movilizaron a 10.000 contra la represión policial y generó nuevas ocupaciones simbólicas en las principales ciudades. Desde ese momento, los “indignados” estadounidenses vienen cosechando apoyo entre los sindicatos, trabajadores y estudiantes. Aun como movimiento minoritario, la existencia de protestas que apuntan contra los bancos y las empresas y que denuncian la enorme desigualdad social, tiene una gran potencialidad en el marco de una profunda crisis económica, donde mientras el 1% más rico concentra la mayoría de la riqueza, hay 46 millones de personas que viven debajo de la línea de la pobreza, más de 15 de millones de desempleados (según las cifras oficiales, que subestiman la subocupación y quienes ya no buscan trabajo) y enormes sectores de la población que dependen de la ayuda estatal para subsistir. El resurgimiento de marchas coordinadas alrededor del mundo, que no se veían desde las masivas marchas contra la guerra en 2003, y la incipiente movilización en Estados Unidos han reabierto el debate entre muchos intelectuales, medios y los mismos activistas: ¿ha surgido un nuevo movimiento internacional?

      A una década de Seattle 1999

      Una de las analogías que más debates ha despertado es la comparación con el movimiento que surgió en noviembre de 1999 con la movilización en contra de la OMC (Organización Mundial del Comercio) en la ciudad de Seattle. En esa oportunidad, una alianza inédita de sindicatos y organizaciones juveniles, sociales y políticas se movilizaba contra los aspectos más inhumanos del capitalismo. El repudio a empresas como McDonald’s o Nike se transformó en un símbolo del movimiento que apuntaba contra las corporaciones que se enriquecían con el trabajo de millones de trabajadoras y trabajadores empobrecidos. Como parte de este movimiento, empezó a desarrollarse un ala izquierda que planteaba que el problema era el capitalismo y se movilizaba bajo la consigna “El capitalismo mata, matemos al capitalismo”.

      En ese entonces el movimiento se expandió rápidamente a Europa mediante movilizaciones que “perseguían” a las reuniones de los organismos como el FMI y la OMC, donde miles se movilizaban de forma organizada y se daban verdaderas batallas campales con la policía y las fuerzas de seguridad.

      En Estados Unidos, este movimiento motorizó una candidatura a la “izquierda” de los dos partidos tradicionales: Ralph Nader se presentó como candidato del movimiento no-global, aunque con muchos límites políticos (como el planteo “proteccionista” en contra de los productos importados y pequeños mercados locales, en definitiva la ausencia de una alternativa anticapitalista) -hoy algunos analistas plantean que por primera vez desde 1999 podrían confluir el activismo sindical y político, aunque el movimiento actual se encuentra lejos aún de superar la influencia del partido Demócrata sobre sus organizaciones-.

      El movimiento desarrolló muchos aspectos progresivos como la crítica al “capitalismo salvaje”, el “instinto” internacionalista de unirse aunque más no sea en las movilizaciones alrededor del mundo y la tendencia en varios lugares a unirse a los trabajadores. Sin embargo, también existieron límites políticos (que son señalados hoy incluso por varios de sus integrantes y referentes) que fueron desgastando el movimiento y desviándolo: la reticencia a la organización política, la influencia de ideologías reformistas y autonomistas y sobre todo la ausencia de una estrategia para triunfar en la lucha contra el capitalismo. Las ideologías que pregonaban la desaparición de los estados nacionales debilitaron la lucha contra los gobiernos que, como se ve hoy claramente (incluso para los propios “indignados”), gobernaron y gobiernan al servicio de los capitalistas.

      El movimiento fue creciendo hasta el año 2001, cuando el asesinato del activista Carlo Giuliani en los enfrentamientos durante la cumbre del G8 en Génova llevó al fortalecimiento del ala más reformista y pacifista del movimiento, que ya había iniciado una política de desvío hacia la idea de “Otro mundo posible” patrocinada por el Foro Social Mundial, que inicialmente impulsaban la organización ATTAC y el PT de Brasil, o la idea de “cambiar el mundo sin tomar el poder”, ideología promovida por el intelectual John Holloway. No está de más decir que muchos de estos sectores autonomistas y reformistas terminaron apoyando a varios gobiernos “nacionalistas burgueses” como el de Chávez en Venezuela o el de Evo Morales en Bolivia.

      Junto a la impotencia de la estrategia autonomista y el desvío del ala reformista el movimiento entró en un impasse tras los atentados del 11S y la inmediata respuesta guerrerista de Bush, con la cobertura de la ONU, apoyado por la OTAN con la invasión a Afganistán.

      Este impasse post 11S fue dando lugar en los años posteriores a una “reorganización” o “transformación” del movimiento no-global en un movimiento antiguerra que alcanzó su punto máximo en el año 2003, antes de la invasión de las tropas norteamericanas a Irak. Llegó a movilizar a más de 10 millones de personas alrededor del mundo en acciones simultáneas. Sin embargo el movimiento terminó en una derrota, al fracasar su objetivo central, que era detener la guerra, debido centralmente al rol de las direcciones del movimiento y la ausencia de una estrategia efectiva para frenar la maquinaria de guerra imperialista, empezando por plantear la necesidad de ligarse a la clase obrera –protagonista central necesario para tal fin–.

      Intelectuales como Toni Negri, Michael Hardt o Naomi Klein, que fueron referentes del movimiento no-global, vuelven hoy e intentan influir nuevamente a los “indignados”. Es interesante ver cómo algunos de esos referentes, por ejemplo Klein hablando en la ocupación de Wall Street, señaló que uno de los principales límites del movimiento de principios de la década de 2000 fue la ausencia de una organización y el carácter “fugaz” del movimiento: “elegimos las reuniones como nuestro blanco: la OMC, el FMI, el G8. Las reuniones son pasajeras por naturaleza, solo duran una semana. Eso nos hizo pasajeros también. Aparecíamos, salíamos en los diarios en todo el mundo y desaparecíamos”. También decía en la misma charla con activistas: “Ser horizontal y profundamente democrático es maravilloso. Pero estos principios no son incompatibles con el duro trabajo de construir estructuras e instituciones que sean lo suficientemente sólidas para resistir las tormentas que se avecinan”. Y aunque Klein, como otros intelectuales, lo plantean en clave reformistas (ya que son impulsores de ONG y el trabajo con instituciones gubernamentales) este fue un límite real.

      Aun con esos límites, las actuales movilizaciones todavía no se han convertido en ese movimiento social juvenil que criticaba las consecuencias de décadas de capitalismo neoliberal. Sin embargo la crisis económica, una de las grandes diferencias con el movimiento surgido al final del siglo XX, plantea una de las mayores potencialidades actuales. La emergencia de un movimiento juvenil que salga a las calles contra el capitalismo y la desigualdad social, cuando los gobiernos capitalistas han transformado en cuestión de Estado rescatar a los bancos y las empresas mientras millones de trabajadores y pobres son librados a su suerte, plantea una potencial unidad explosiva con la clase obrera y los sectores populares. A eso le temen los capitalistas y sus gobiernos.

      Los indignados: jóvenes sin empleo y sin futuro

      Una pancarta en el Estado español, donde surge el movimiento 15M bautizados como indignados, ilustraba el estado de ánimo de miles de jóvenes: “Sin empleo, sin casa, SIN MIEDO”. Este nuevo movimiento está protagonizado centralmente por la juventud, que se ve a sí misma sin futuro dentro de este sistema capitalista que ha extremado las penurias de millones arrojándolos a la pobreza y la desocupación. A su vez al aumentar considerablemente los niveles de precarización del trabajo, que afecta sobre todo a los jóvenes, ha hecho que la ilusión del ascenso social sea una quimera cada vez más lejana para millones de estudiantes, que se ven como futura mano de obra barata.

      Este es uno de los poderosos factores comunes que ha encendido la movilización y que ha provocado que jóvenes sin empleo o con empleos precarios luchen a todo o nada en las calles de Egipto y se transformen en el símbolo de lucha en otras partes del mundo. Las plazas “ocupadas” se bautizan Tahrir en homenaje a la juventud egipcia que junto a los trabajadores de ese país derrotaron la dictadura de Mubarak.

      Muchos reivindican también el carácter espontáneo y la ausencia de dirigentes y organización política del movimiento juvenil que se viene desarrollando desde comienzos de 2011. Intelectuales como Alain Badiou ya plantearon que la fortaleza de movimientos como el de plaza Tahrir residió en que “el levantamiento popular del que hablamos manifiestamente no tiene partido ni organización hegemónica ni dirigente reconocido. Ya habrá tiempo de evaluar si esta característica es una fortaleza o una debilidad. En cualquier caso, es esto lo que hace que, en una forma muy pura, sin duda la más pura desde la Comuna de París tenga todos los rasgos de lo que es necesario denominar un comunismo de movimiento”. Lamentablemente, en Egipto se ve claramente que la ausencia de centralidad obrera y de un partido obrero revolucionario se ha transformado en una debilidad para el gran movimiento que protagonizó el proceso revolucionario y a la vez en la ventaja con la que cuenta el actual régimen. Este problema se reproduce, a diferentes escalas, en otros procesos. El problema de la organización política es una constante dentro de estos movimientos, donde el repudio a la política de los partidos patronales y los regímenes políticos –cada vez más degradados– se traduce muchas veces en un repudio a los partidos políticos en general. Esto hasta ahora sólo ha sido un obstáculo para el avance de los indignados y ha permitido que primen las ideologías reformistas y autonomistas que no plantean alternativa alguna ante la podredumbre de la democracia capitalista. Junto a esto, sigue estando ausente, salvo algunas excepciones de sectores de vanguardia y organizaciones de izquierda, la necesidad de aliarse a la clase obrera, la única clase con un programa capaz de presentar una salida progresiva a la crisis. Desde la FT-CI, allí donde intervenimos, aun con nuestras modestas fuerzas, planteamos la necesidad imperiosa de unirse a la clase obrera, como en el Estado español donde desde la Asamblea de Plaza Catalunya batallamos por esta perspectiva en la Comisión de Trabajadores/as Indignados/as hacia la Huelga General, que ya organizó tres “Encuentros de Trabajadoras y Trabajadores Indignados”.

      Ante este nuevo momento, la emergencia de la movilización de sectores de las masas empieza a mostrar respuestas a la crisis económica, que degrada las ya sombrías perspectivas del capitalismo. Los capitalistas han dado denodadas muestras de lo que son capaces cuando sus negocios dan pérdidas y los gobiernos ya mostraron en solo cuatro años de crisis al servicio de quién gobiernan.

      El movimiento obrero ha salido a resistir estos embates, sin embargo, lo ha hecho hasta ahora con una debilidad que es la baja subjetividad revolucionaria, luego de treinta años de restauración burguesa. A pesar de esto, estamos convencidos de que solo una alianza obrera y popular, encabezada por la clase obrera, independiente de los partidos patronales y los regímenes, puede derrotar el poder de la burguesía.

      La potencialidad de un movimiento de jóvenes que cuestione el capitalismo y la política de los gobiernos capitalistas en momentos de una profunda crisis –una situación muy diferente a la de comienzos de la década de 2000– es un hecho innegable. Sin embargo, la movilización de las masas, aun con gran combatividad, hace evidente la necesidad de construir fuertes partidos obreros revolucionarios, con un programa y una estrategia revolucionaria para derrotar a los capitalistas y sus gobiernos e imponer su propio Estado.

      http://www.pts.org.ar/spip.php?article19479
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      Post  luxemburguista Wed Nov 02, 2011 1:56 pm

      Una crítica a los 2 últimos textos que habéis publicado, pues ambos coinciden en su falta de alternativa real.

      Tras un buen análisis (mucho más profundo el del texto del PTS), ambos textos llegan, de repente y por arte de birlibirloque (pues en ningún caso es eso lo que se reclama en las calles) a una misma conclusión, aunque presentada de manera distinta: lo relevante es lo que se haga en la esfera del poder político segregado, separado, del cuerpo social.

      En el primer texto, el autor plantea que lo que él considera poderes políticos (gobiernos, partidos,...) bien harían en "escuchar" a los "indignados", en tomar nota del significado de su protesta. En el segundo texto, conforme a la misma tradición jacobina (ilustrada, pequeñoburguesa, blanquista, me da igual el calificativo), al final "se hace necesario" (para el PTS, claro) la conformación de potentes partidos, de vanguardias.

      En el fondo da igual que esas vanguardias dirigentes estén ya en el poder o hayan de forjarse. Ambos textos ni comprenden lo que exige (aunque sea de manera contradictoria e incipiente) el movimiento indignado, ni cuestionan esa pieza esencial del entramado capitalista que es el acaparamiento del poder por parte de una élite, vanguardia o similar.

      ¡NO NOS REPRESENTAN! es el grito de guerra básico y común del movimiento indignado, aquí en los lares hispanos y en todas partes ya. No es un grito nuevo. Y en ese grito resuenan muchas voces, desde la de Rousseau en adelante, provenientes de los movimientos emancipadores. No se dice que "unos" no nos representan" y se pide que "otros" lo hagan. Ni que quienes están en el poder cambien sus políticas. Como decía, aunque sea de manera muy incipiente y extremadamente contradictoria (pues luego, en la vida cotidiana, muchos indignados, la mayoría, siguen actuando aún conforme a la interiorización de la alienación de la representatividad), en ese grito está la negación de toda representatividad, de toda cesión de cualquier poder a una parte de la comunidad, sea ésta la que sea, esté formada por "los mejores", por "los más revolucionarios" o por quien sea.

      Y en todo esto, ¿qué cabe a los partidos? Ser lo que en realidad siempre fueron (y lo eran claramente para Marx), pero que la alienación capitalista nos parece hacer olvidar. Simples partes del todo social, que se reconocen como esas simples partes y actúan como tales. Salvo que hayan asumido o pretendan asumir la función detentadora del poder (con exclusividad), que siempre se ejercerá al margen y contra la mayoría de la población, al margen y contra las más amplias masas, que nunca podrán ser homogéneas.

      Eso, que es así para la totalidad de la sociedad, lo es si cabe con más relevancia para el proletariado, y para las clases subalternas no proletarias. Porque el proletariado (y con él esas clases en trance de convertirse en proletariado) precisa de su heterogeneidad como la naturaleza de la biodiversidad. Es la garantía frente al monolitismo, del que tantos ejemplos de sus catastróficos resultados tenemos en la Historia. Y es la garantía de que en su propia lucha por la emancipación logra la verdadera emancipación del género humano en su totalidad, tal y como nos dijeron una vez tras otra nuestros ancestros.

      Es lógico que, ante la falta de perspectiva de quienes nos dicen ser "más conscientes" (de los que son 2 ejemplos claros los autores de ambos textos, uno individual y el otro "partidario"), los indignados sean tan reticentes a "banderas" y "marcas registradas". En el fondo es una incluso inconsciente, intuitiva, salvaguarda ante todas esas viejas estructuras producidas por el propio sistema para su perpetuación.

      Por suerte, y con todas las contradicciones y limitaciones que puedan tener, las luchas sociales seguirán siendo mucho más fructíferas que el mejor de los análisis del más esclarecido de los comités centrales. Y ahí, en esas luchas, el reconocimiento por parte de los luxemburguistas de las potencialidades que sólo las luchas tienen (y nunca los análisis "de comité"), es lo que nos hará participar sin mayor problema, sintiéndonos perfectamente integrados en la dinámica, compleja, heterogénea y contradictoria, del propio proceso de luchas. Como peces en el agua.

      ¿Qué es, pues, el gobierno? Un cuerpo intermediario establecido entre los súbditos y el Soberano para su mutua correspondencia (...) De suerte que en el instante en que el gobierno usurpa la soberanía, el pacto social queda roto, y todos los simples ciudadanos, vueltos de derecho a su libertad natural, son forzados, pero no obligados, a obedecer. (...)
      La soberanía no puede estar representada, por la misma razón por la que no puede ser enajenada; consiste esencialmente en la voluntad general, y la voluntad no se representa; es la misma o es otra; no hay término medio. Los diputados del pueblo no son, pues, ni pueden ser sus representantes, no son más que sus mandatarios; no pueden concluir nada definitivamente. Toda ley no ratificada por el pueblo en persona es nula; no es una ley. El pueblo inglés cree ser libre, y se engaña mucho; no lo es sino durante la elección de los miembros del Parlamento; desde el momento en que éstos son elegidos, el pueblo ya es esclavo, no es nada.”
      Jean-Jacques Rousseau. El contrato social. 1762.
      SALUD
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      El 15M: la hora del despertar Empty ¿"luxemburguismo"?

      Post  alberto a. Thu Nov 03, 2011 7:23 am


      La posición espontaneísta a ultranza (por llamarla de algún modo) es legítima, claro está; pero resulta un capricho notable llamar a eso “luxemburguismo”. Por supuesto: cada uno con su capricho (deseo).

      Basta leer lo que Rosa (fundadora y/o militante de más de un partido y agrupación) plantea sobre la organización y las masas de trabajadores, sobre la internacional socialista, sobre los partidos socialistas revolucionarios, sobre el programa / los programas, e incluso sobre el mérito “imperecedero” (son sus palabras) que le cabe al bolchevismo en la tarea de haber ayudado a concretar la gran revolución moderna del proletariado... Y basta leer (para tener el panorama completo de su pensamiento) las críticas precisas al bolchevismo in situ, al “centralismo asfixiante” leninista (entre otros temas) así como su justa valoración de las manifestaciones espontáneas de la lucha de clases (o del papel de lo espontáneo en la vida real de las masas)... para entender que el punto de vista neo-iluminista rousseauniano (ni dialéctico ni clasista) no se ajusta en nada al pensamiento de Rosa L.

      Y digo que incluso basta con algo tan elemental como leerla (¡y ni siquiera hay que agregarle el estudio del contexto histórico, aunque siempre es lo más recomendable!) porque encontraremos, entre infinidad de desarrollos sobre la cuestión de la organización y el partido, lo siguiente referido a la “voluntad” (la “voluntad” de la Internacional!, es decir: del Partido internacional del proletariado): “la táctica principal de las secciones nacionales apunta a capacitar a las masas para la acción política y la iniciativa resuelta para asegurar la cohesión internacional de las masas en la acción; construir las organizaciones políticas y sindicales de manera tal que, por su intermedio, se garantice en todo momento la colaboración rápida y efectiva de todas las secciones, y de modo que la voluntad de la Internacional se vea materializada en la acción por la mayoría de las masas obreras del mundo.” (en El folleto Junius, 1915-16, es decir: ¡en los últimos años de su vida!) (posición que se refrenda en Qué quiere la Liga Spartakus y el “Discurso ante el Congreso...,- Nuestro Programa y la situación política”, diciembre 1918).

      No me cabe ninguna duda de que para Rosa la “voluntad de la Internacional” está pensada como la realización de la lucha por las necesidades reales de las masas proletarias y populares y no como el alegre capricho de una Internacional de Iluminados que van a dirigir el mundo... ¡Y que no se piense que Rosa no conocía el peso y significado d elas palabras!

      El tema de la “representación” (delegación) sí que es un buen tema para profundizar y un verdadero galimatías en la experiencia asamblearia en todos lados y en todas las épocas (tanto como el “problema del poder”, ya sea en relación con los grupos como con los “individuos”). Y el tema de la representación sin duda será un tema central toda vez que se hable de una Internacional proletaria y socialista revolucionaria.

      saludos
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      Post  luxemburguista Thu Nov 03, 2011 8:42 am

      Lo que desde luego tiene bien poco que ver con analizar contextos históricos es mentar el término "imperecedero" como si hoy tuviese algún tipo de validez, después de conocer una experiencia histórica que Rosa no llegó a conocer, la del bolchevismo.

      Por otra parte, de las palabras de Rosa (y me refiero ahora sólo a lo que cita Alberto) no se deduce ni puede deducirse que la Internacional haya de dirigir ni ser vanguardia. Y lo que nos muestra bien a las claras la experiencia bolchevique es que ellos dirigieron autoproclamándose vanguardia. Y pretenden siempre (eso sí que parece que debe ser imperecedero) seguir haciéndolo.

      La cita de Rousseau es precisamente por ser el primero, y en medio de un debate claro con el resto del movimiento ilustrado, que re-introduce el cuestionamiento de la representatividad, que es uno de los pilares del régimen liberal. Digo re-introduce, porque para un ateniense de hace 2500 años era algo bastante claro. Si se quieren perspectivas asamblearias clasistas, las hay a porrillo, comenzando por el XIX. Y no teóricas, sino sobre todo prácticas.

      Pese a cualquier tipo de crítica que se pueda hacer a los funcionamientos asamblearios reales, concretos, lo que está bien clarito es cómo han funcionado (y funcionan) los sistemas representativos, da igual que hayan sido dirigidos por lacayos de capitalistas "corrientes" o por burócratas al servicio del capitalismo de estado (léase bolcheviques). Y es que esos últimos sí son o pretenden ser un grupo de iluminados que dirigen, y no otra cosa.

      Por último, 2 cuestiones más:
      1. El luxemburguismo ha tenido desarrollos tras la muerte de Rosa. Y no precisamente hacia su coincidencia con el bolchevismo.
      2. Sí. La cuestión de la representatividad y del asamblearismo serían temas sobre los que profundizar. Pero a la luz de las experiencias reales que se están produciendo y para potenciarlas, no conforme a ningún análisis de comités que pretenden precisamente instrumentalizar esas experiencias para anularlas. Tal y como aprendieron de su histórico líder y el partido por el dirigido, en aquel proceso de bolcheviquización/desnaturalización de los soviets.
      SALUD
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      El 15M: la hora del despertar Empty "¡Espontaneismo a ultranza!"

      Post  JM Delgado Thu Nov 03, 2011 1:21 pm

      "¡Espontaneismo a ultranza!", ya resulta fácil des-calificar de este modo tan infantil y pueril como trasnochado a un movimiento como el del 15M, cuándo ninguna persona con sensibilidad social se sentiría asaltado por la "inquietante" duda de explicarse porqué ese tal movimiento se ha expresado de tan peculiares maneras, sin sentirse atraído por encuadrarse bajo las directrices e ideas de ningún partido autoproclamado o no de "vanguardia" (¡joder, que palabro!)

      La idea que tenía Marx de lo que fuera "el Partido", el partido del proletariado, es como para tener dudas de todo el campo de juego "espontáneo" que era capaz de imaginar para el agente histórico, el Proletariado.

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      Post  luxemburguista Fri Nov 04, 2011 2:43 pm

      Sólo para poner una cita del propio Marx:
      Cada paso de movimiento real vale más que una docena de programas.
      Pertenece a la Carta a W. BRACKE que precede a la Crítica del Programa de Gotha. Y recuerda mucho a la frase con la que Rosa termina su "Problemas organizativos de la Socialdemocracia", su primera gran crítica del leninismo.

      En cuanto a los problemas que enfrenta el 15M, o el movimiento indignado global en general, uno no precisamente menor es rehuir los intentos de institucionalización (no de instrumentalización). Hay algunos textos al respecto en los medios de contrainformación. Yo me refiero en concreto a que, en mi opinión, no debe convertirse en una organización en sí mismo, sino mantener esa forma de movimiento que hasta ahora ha adoptado. Eso posibilita precisamente varias cosas:
      1. Tener una enorme capacidad de adaptación a los cambios, flexibilidad para la reacción ante los ataques del sistema y para la generación de ataques contra el sistema.
      2. Integrar a activistas de los más diversos movimientos y organizaciones sociales y políticas, junto a personas no organizadas.
      3. Evitar las manipulaciones por parte de organizaciones.

      De institucionalizarse, de constituirse en una especie de nueva organización (lo que muchos están fomentando, y no en primera instancia aquellos que pertenecen ya a partidos u otras organizaciones, sino sobre todo aquellos que ven en esto un sustituto de aquellos), habrá perdido sus principales potencialidades, uniendo sus prácticas a las del resto de organizaciones (con sus ventajas e inconvenientes).
      En ese posible proceso de institucionalización juegan un papel importante las "territorializaciones", al estilo de lo que JM critica del proceso seguido hace tiempo por Attac.
      SALUD
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      Post  alberto a. Sat Nov 05, 2011 7:56 am

      1) sobre la cita de "imperecedero" (Luxemburguista)

      Dice Rosa: “Dies ist das Wesentliche und Bleibende der Bolschewiki-Politik. In diesem Sinne bleibt ihnen das unsterbliche geschichtliche Verdienst, mit der Eroberung der politischen Gewalt und der praktischen Problemstellung der Verwirklichung des Sozialismus dem internationalen Proletariat vorangegangen zu sein und die Auseinandersetzung zwischen Kapital und Arbeit in der ganzen Welt mächtig vorangetrieben zu haben. In Rußland konnte das Problem nur gestellt werden. Es konnte nicht in Rußland gelöst werden. Und in diesem Sinne gehört die Zukunft überall dem „Bolschewismus“.

      Imperecedero, inmortal, permanente, duradero... No importa mucho ahora la traducción. Lo usa Rosa y me parece que está bien usado. No se trata de un problema semántico sino político: no aceptar (de parte de “Luxemburguista” y otros compañeros) la posición de Rosa (por lo demás, también “imperecedera”, es decir: imborrable, ya que fue escrita en su último año de vida, en consonancia con su defensa, elogio y crítica del “bolchevismo”). Pero no se trata del párrafo citado solamente. Se trata de muchos escritos y dichos de los últimos años de la lucha de Rosa, incluidos los fundamentales ya mencionados en el otro post. No insistiré. Allí están las pruebas.

      2) Sobre: “una experiencia histórica que Rosa no llegó a conocer, la del bolchevismo”. (Luxemburguista)
      Una vez más nuestras diferentes caracterizaciones: achacarle al bolchevismo el “origen” de los males que se desarrollaron, en vez de ver en el bolchevismo (en unos más, en otros menos...; porque, a decir verdad, ¿qué es el bolchevismo? ¿acaso existe como “unidad” homogénea, etc? Ni el “luxemburguismo” --si es que tal cosa existe o puede existir-- ni nada en este mundo, existe como absoluto ahistórico, como unidad cerrada, monolítica, etc.). Equiparar stalinismo y bolchevismo es un grave error. Relacionarlo, anaizarlo, es otra cosa. Tema de discusión permanente.
      Mi posición no habilita lo peor que se manifestó (¡e incluso se manifiesta hoy!) en ciertos “bolcheviques”, SINO AL CONTRARIO (cosa que debo demostrar en la práctica).

      3) Sobre: “de las palabras de Rosa no se deduce ni puede deducirse que la Internacional haya de dirigir ni ser vanguardia”. (Luxemburguista)
      Confundís todas las pestes que se pueden encontrar en el “dirigismo”, en el “vanguardismo”, etc., pestes que se encuentran, como bien sabés, hasta en el grupito más intrascendente de la vida política, en las carpas de los acampes (se lo padece en las acampadas –incluida la de estas tierras--, y no proviniendo justamente de “bolches”).
      Evidentemente, la lectura de lo que Rosa llama vanguardia de la Internacional, es decir, del proletariado, no tiene nada que ver con lo que entendés de la misma expresión.

      4) Sobre: “es cómo han funcionado (y funcionan) los sistemas representativos, da igual que hayan sido dirigidos por lacayos de capitalistas "corrientes" o por burócratas...”. (Luxemburguista)
      La postura de Rosa con respecto a las masas, la crítica a los bolcheviques en ese plano, es rotunda: deriva la responsabilidad a las masas (la necesidad de que se responsabilicen), y critica el frenazo que el bolchevismo produce a dicho desarrollo, en ese sentido. Que es otro modo de decir que los "más conscientes" se responsabilicen también sobre el desarrollo rvolucionario del movimiento.

      5) Sobre: “El luxemburguismo ha tenido desarrollos tras la muerte de Rosa. Y no precisamente hacia su coincidencia con el bolchevismo.” (Luxemburguista)
      Una vez más, la disidencia en la caracterización del bolchevismo hace que no nos pongamos de acuerdo acerca de esos “desarrollos luxemburguistas”.

      6) Sobre: “La cuestión de la representatividad y del asamblearismo serían temas sobre los que profundizar. Pero a la luz de las experiencias reales que se están produciendo y para potenciarlas...”. (Luxemburguista)
      Es lo que he hecho y lo que hago. Y no sólo en el papel, sino presencial, activamente.

      7) Sobre: “"¡Espontaneísmo a ultranza!", ya resulta fácil des-calificar de este modo tan infantil y pueril como trasnochado a un movimiento como el del 15M.” (JM)
      Creo que es obvio que el “espontaneísmo a ultranza” no se lo adjudiqué (lo que hubiera sido un absurdo) al 15-M sino a la posición de Luxemburguista (que por lo demás se considera espontaneísta, así sin comillas, y está en todo su derecho). Error (el adjudicarme esa atribución) del que resulta que el intento de descalificación proviene de tus dichos (“infantil, pueril, trasnochado”).

      8) Sobre: "vanguardia" (¡joder, que palabro!)” (JM)
      Una vez más: el concepto marxista de vanguardia debe ser distinguido, incluso opuesto, al de vanguardismo. Rosa no es vanguardista y tampoco espontaneísta: ella se considera socialista revolucionaria, comunista.
      Citemos a Rosa, para ver la diferencia entre el dirigismo, el espontaneísmo y la posición de Rosa:

      “El gran momento histórico [la movilización revolucionaria de masas] crea los métodos que llevarán a la movilización revolucionaria al triunfo, crea e improvisa armas nuevas, enriquece el arsenal del pueblo con armas desconocidas, que los partidos y sus dirigentes ni siquiera habían oído mencionar. [Es lo que sucede hoy, A PESAR DEL FRENAZO DE LOS DIRIGENTES “DEMOCRATIZANTES”]
      Lo que debería haber podido brindar la socialdemocracia, en tanto que VANGUARDIA del proletariado consciente, no eran preceptos ridículos y recetas técnicas, sino una consigna política, claridad respecto de los problemas políticos e intereses del proletariado en época de guerra.
      Porque lo que se ha dicho respecto de la huelga de masas en la Revolución Rusa también puede decirse de cualquier movilización de masas: “Si bien el propio período revolucionario exige la creación, el cálculo y el pago de los costos de la huelga de masas, los dirigentes socialdemócratas tienen una misión enteramente distinta que cumplir. En lugar de preocuparse del mecanismo técnico de la huelga de masas, es el deber de la socialdemocracia asumir su DIRECCIÓN POLÍTICA, inclusive en medio de una crisis histórica. FORMULAR la consigna, DETERMINAR la dinámica de la lucha, PLANTEAR las tácticas del conflicto político de modo que en cada fase de la movilización la suma total de fuerzas activas del proletariado, disponibles y ya movilizadas encuentren su expresión en la posición del partido, QUE LA DECISIÓN Y VIGOR DE LA TÁCTICA [socialista revolucionaria] socialdemócrata jamás sea más débil que la fuerza que las respalda, antes bien se adelante a ella, tal es el problema importante que se le plantea a la dirección del partido en una gran crisis histórica. Entonces, esta dirección se convertirá, EN CIERTO SENTIDO, en dirección técnica. Una línea de acción decidida, coherente y progresiva de parte de la socialdemocracia generará en las masas seguridad, confianza y una voluntad combativa inquebrantable. Un curso débil, vacilante, basado en la subestimación del poder del proletariado, frena y confunde a las masas. En el primer caso, la acción de masas estallará ‘por su cuenta’ y ‘en el momento apropiado’; en el segundo, el llamado a la acción por parte de los dirigentes suele ser ineficaz.” (Huelga de masas, partido político y sindicato.)” (Rosa aquí se cita a sí misma con “Huelga de masas...”)

      En esta cita se concentra (en buena parte, al menos) la repuesta a las siguientes cuestiones planteadas por Luxemburguista en lo siguiente: “En cuanto a los problemas que enfrenta el 15M, o el movimiento indignado global en general, uno no precisamente menor es rehuir los intentos de institucionalización (no de instrumentalización)... [Etc. hasta...] “Attac”.

      Comparto la crítica sobre la institucionalización, deseo de “institucionalización” proveniente de parte de quienes aún no superan la conciencia limitada de las raíces del movimiento. Me he manifestado siempre, muchos años hace (participando activamente en las asambleas del 2001-2002) y ahora en la Acampada en Baires (en sus inicios) contra toda manipulación (incluso dejándolo por escrito).

      El problema es que con este enfoque supuestamente anti-bolchevique y contra “los iluminados” lo único que se hace es desviar y retrasar la necesaria delimitación política (iniciada por Rosa, la misma que señala la cuestión esencial) en el terreno de la acción concreta.

      Así, el seguidismo y el espontaneísmo se dan la mano, en una nueva especie de gradualismo reformista que en realidad esconde una ilusión “pacifista”... En el fondo prima la ilusión, la “esperanza”, de que el inevitable enfrentamiento entre las clases pueda ser resuelto pacíficamente, sin mayores “costos”.

      Volver a Rosa, entender lo que dice y anuncia, eso sí que es urgente, mientras se milita, se participa, se activa, se impulsa, se “aceleran los tiempos”. Combatir la influencia de los sectores más políticamente conscientes va contra el movimiento mismo. Lo que puede hacer progresar el movimiento es la lucha (enfrentamiento), la organización y la conciencia, cosas todas ellas que son inevitables y se dan en el marco del movimiento mismo, por eso se debe intervenir.

      Y por último:
      9) Otra vez sobre: « "vanguardia" (¡joder, que palabro!)» (JM)

      “De esta manera, llegamos para Alemania a las mismas conclusiones que en nuestro análisis de los acontecimientos de Rusia, en lo que concierne a las tareas de DIRECCIÓN, al papel de la socialdemocracia en las huelgas de masas. Abandonemos el esquema pedante de las huelgas de protesta provocadas artificialmente por orden de partidos y sindicatos y volvámonos hacia el cuadro vivo de las movilizaciones populares, que estallan con gran energía al exacerbarse los antagonismos de clase y la situación política, movilizaciones que se convierten política y económicamente en luchas y huelgas de masas. Resultará obvio entonces que la tarea de la socialdemocracia NO CONSISTE EN PREPARAR Y DIRIGIR TÉCNICAMENTE las huelgas de masas sino, primero y principal, en DIRIGIR POLÍTICAMENTE la movilización en su conjunto.
      Los socialdemócratas constituyen la VANGUARDIA más ESCLARECIDA y CONSCIENTE del proletariado. No pueden ni atreverse a esperar de manera fatalista, con los brazos cruzados, el advenimiento de la “situación revolucionaria”, aquello que, en toda movilización popular espontánea, cae de las nubes. Por el contrario; ahora, al igual que siempre, deben acelerar el desarrollo de los acontecimientos. Esto no puede hacerse, empero, levantando repentinamente la “consigna” de huelga de masas al azar y en cualquier momento sino, ante todo, propagandizando ante las capas más amplias del proletariado el advenimiento inevitable del periodo revolucionario, los factores sociales internos que lo provocan y las consecuencias políticas del mismo. Si se gana a los sectores más extensos del proletariado para una movilización política masiva de la socialdemocracia; si, a la inversa, los socialdemócratas ASUMEN y conservan la verdadera dirección de la movilización de masas; si se convierten, EN UN SENTIDO POLÍTICO, EN DIRIGENTES de todo el movimiento, deben, con toda claridad, consecuencia y firmeza, informar al proletariado alemán de sus tácticas y objetivos para la próxima etapa de lucha.”

      Claro que pare comprender en profundidad toda la posición vale la pena leer completamente “Huelga de masas, partido y sindicatos” (agosto 1906), de donde se extrae la cita precedente, y AL MISMO TIEMPO SU RUPTURA CON ESTOS “ESCLARECIDOS” SOCIALDEMÓCRATAS (LOS DIRIGENTES), que luego y según ella (en 1918) lo único que merecen es estar en la cárcel por traidores a la causa socialista revolucionaria. Por eso funda (algunos afirman que tardíamente) un partido comunista de ruptura, “pro-bolchevique” en esos términos relativos y fundamentales que se manifiestan ampliamente en la cita con la que empecé este post.

      (En las citas, los cocrchetes y mayúsculas de resalte, son míos.)

      Saludos
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      El 15M: la hora del despertar Empty Alberto: ¡basta de citazos, porfa!

      Post  JM Delgado Tue Nov 08, 2011 12:59 pm

      Y hasta en alemán, ¡toma ya! como sino tuviera ya toda la guasa del mundo tu tendencia a apoyar cualquier proposición que hagas o combatas en citas de textos de Rosa Luxemburgo, obviando tanto la naturaleza táctica de no pocas de aquella tomas de posición de Rosa, como la absoluta diferencia entre las circunstancias de lucha de clases en las que RL vive y escribe su obra y la actuales en que nos hallamos insertos contra el capitalismo, ello nos obliga, para no incurrir en escolasticismo, descalificable intelectualmente, del que es notorio que te preocupas poco, a ejercitar el esfuerzo de extraer de su obra aquellos pasajes, enseñanzas vivas, catalogables como CLASICO, de valor universal en toda circunstancia de tiempo y lugar.

      Entre estos está sin duda su irreductible posición democrática, puesta de manifiesto a lo largo de toda su vida precisamente frente a aquellas inspiradas en el jacobinismo, - esto es frente a Lenin y los bolcheviques - dispuestas a sacrificar la democracia, toda Democracia posible, el sufragio, las libertades de asociación, prensa, sindical, y contra la que se despachó a modo en su obra final la Revolución rusa.

      Así pues, tu esfuerzo en conciliar/rescatar a RL para alguna suerte de leninismo, bolchevismo, trotskismo, que sin duda inspira los apartados 1 y 2 de tu ultimo post, está condenado al fracaso, por la fuerza de los hechos históricos y de la misma obra de RL:

      El error básico de la teoría Lenin-Trotsky es que ellos también, igual que Kautsky,oponen la dictadura a la democracia. “Dictadura o democracia”, es como plantean la
      cuestión tanto los bolcheviques como Kautsky. Este se decide naturalmente en favor de “la democracia”, es decir de la democracia burguesa, precisamente porque la opone a la
      alternativa de la revolución socialista oponiéndola a la democracia, y por lo tanto, a favor dela dictadura. Lenin y Trotsky, por otro lado, se deciden a favor de la dictadura de un puñado de personas, es decir de la dictadura según el modelo burgués. Son dos polos opuestos, ambos igualmente distantes de una genuina política socialista.

      Por lo demás su solidaridad inquebrantable su lealtad critica a la Revolución Rusa, presente en los parrafos finales de esa gran obra, su ejemplo para el proletariado mundial, no es óbice para que le niegue precisamente a los bolcheviques el derecho a presentarse como paradigma universal e intemporal para el proletariado:

      Esto es lo esencial y duradero en la política bolchevique. En este sentido, suyo es el inmortal galardón histórico de haber encabezado al proletariado internacional en la conquista del poder político y la ubicación práctica del problema de la realización del socialismo, de haber dado un gran paso adelante en la pugna mundial entre el capital y el trabajo. En Rusia solamente podía plantearse el problema. No podía resolverse. Y en este sentido, el futuro en todas partes pertenece al “bolchevismo”.

      Si sabemos leer...pues eso, se verá por dos veces bajo que limites concibe Rosa "el inmortal galardón" de los bolcheviques. por dos veces en este párrafo escribe "en este sentido", la segunda vez la cursiva de este es de Rosa, así figura en el texto en castellano al menos, lamento no leer alemán.

      Por lo demás, mira, arremetes contra Luxemburguista a quien tienes por "espontaneista" frente a Rosalux y al 15M a quien como probablemente bien dices confundí a quien te referías con tu epíteto (¿porque es absurdo etiquetar así a un movimiento manifiestamente dirigido por activistas alejados y contarios de la tradición leninista vanguardista dirigentes/dirigidos?)por no imaginar que el alegato era ad hominem, así que mal puede haber de gratuito intento de descalificación por mi parte.

      Por lo demás, cuando Luxemburguista constata que RL no llegó a conocer el desarrollo del bolchevismo no está diciendo que se encuentre en él la inspiración para el estalinismo, para él, como para mi, uno y otro son momentos diferentes de una revolución mitificada, mal conocida, iedologizada, que lo que menos necesita es una re-ideologización, ¡con carretadas de la obra de Rosa Luxemburgo que para nada era bolchevique!

      Para mi, la impronta jacobina en el post-leninismo y en Lenin mismo, es mas fuerte que la influencia marxiana, así como la huella, el peso del zarismo en el estalinismo es tan flagrante como necesaria y coherente con el sentido de su horrenda dictadura: para poner en pié, para armar un nacionalismo a fuer de serlo cripticamente y solo guadianescamente explicito, necesitaba destruir las bases de Octubre y del bolchevismo: el internacionalismo, el paradigma marxista de concebir el Socialismo como sistema internacional, mundial. Y destruir a todo el que se opusiera a sus planes: los viejos bolcheviques, internacionalistas, tanto por lo que tuvieran de marxistas como de jacobinos.

      A mi juicio la critica leninista/trotskista al "socialismo en un solo país" es abstracta y en todo caso limitada a Stalin y al estalinismo explicito,no se extiende automáticamente a cuántos se apuntan a esa ordalía al interior de sincretismos nacionalistas, de hecho no pueden hacerlo, no pueden porque son esclavos doctrinarios de las famosas tesis leninistas sobre el "derecho de autodeterminación"

      Saludos. JM
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      El 15M: la hora del despertar Empty Re: El 15M: la hora del despertar

      Post  Hasek Sat Nov 12, 2011 2:13 pm

      Volviendo al tema de raíz, y aprovechando para mandar un abrazo gigante a mis estimadísimos amigos, pienso que deberíamos centrarnos en lo que es hoy el 15M, con todos sus errores y virtudes, y ésta será la única forma de avanzar a partir de ahora -estar en vanguardia, dicen, es estar a un paso de la realidad, y por favor, no lo entendáis en un sentido equivocado, si no como una forma de actuar dispuesta al ataque sin albergar duda alguna-.

      El 15M ha sido integrado por completo por el poder, no hay en él ya una pizca de subversión ni vitalidad contestataria salvo en sus mediocres comunicados, en su oratoria repugnantemente revolucionaria: Admitir esto debería darnos cierto margen para actuar. El punto de información del 15M en Sol es a día de hoy un simple elemento folclórico y turístico de la capital, en Barcelona aún se pretende unir a la policía a la protesta, la misma que no duda en ostiarnos cuando conviene, y el 15M no ha transgredido en nada porque no ha tenido la valentía suficiente como para hacerlo. Nunca ha querido romper con nada que le ata al viejo mundo. Lo que fue la explosión de acampadas tras el 15 de mayo se convirtió a la religión reformista cuando éstas se asentaron y se dividieron en comisiones y subcomisiones, manipuladas a placer por los ociosos de la política y politituchos alternativos a la carta.

      ¿Pensáis que no ha sido así, que aún queda un caldo de cultivo potencialmente revolucionario? Ante las elecciones se está aún planteando incluso si votar a partidos "alternativos" -A Álvarez Cascos o UPyD incluso en algunos casos-, o si votar en blanco. Al ritmo que gritamos "no nos representan", guardamos nuestro turno de forma ordenada en el gran pozo de abdicación que es la urna moderna. No es casualidad que los reformisto-estalinistas condenen al 15M ¡Los reformistas profesionales critican a sus competidores de negocio!

      No es momento de escoger la salida reformista de la reforma de la ley electoral o soplapolleces similares como los partidos "alternativos", la coherencia del espectáculo ha llegado a un límite en el que no se puede reformar la más mínima parte sin deshacer el conjunto, y cualquier reforma servirá a día de hoy para apuntalar un sistema repugnante, sometido a una crisis que nunca ya superará al ser la deuda impagable. La revolución ha de estar presente hoy más que nunca, porque no hay alternativa posible a esto. No, ya no nos vale consolarnos porque hasta aquí hemos llegado. Los rescates keynesianos han sido el último aliento de oxígeno que han dado al cadáver putrefacto de la economía. Nosotros no queremos salvarla, queremos que reviente en mil pedazos junto a sus mamporreros profesionales, tanto políticos como banqueros, corporaciones, y el asqueroso mundo académico. Los sindicatos a su ritmo, pienso que a día de hoy es evidente que no van a hacer nada excepto todo lo posible para evitar que florezca una protesta social. Como decían los del 15M que reventaron la mani-fiesta-acción de UGT y CCOO en Barcelona: ¡Deja el sindicato y únete a la lucha!

      Que el 15M esté totalmente integrado en los canales de lo espectacular, que se preocupe más por la versión de los medios que por el régimen de movilización total, que no extienda la lucha a todos los terrenos de la vida moderna, que se plantee aún mendiguearle servicios al mismo estado que nos la ha colado una tras otra, que entre en los canales de participación que impone el estado es intolerable. Pesimistas ¿Qué esperábais? Que no sea esto una llamada al inmovilismo, si no que sepáis en qué terreno nos tenemos que mover, y cuán difíciles serán las cosas a partir de ahora. El 15M morirá, como murieron anteriores grupos en toda la historia del movimiento revolucionario mundial, pero ha causado una implosión que nunca antes habíamos visto, y los extraños han vuelto a entablar conversación y a recuperar el ágora. Que no os quepa duda que el 15M puede resucitar bajo otras formas, y éstas sí pueden ser realmente rupturistas en este otoño caliente que dicen se avecina. Preparen sus chaquetas, esta es una llamada a la lucha.
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      Post  ElIndio Sat Nov 12, 2011 4:49 pm

      Hola compa,

      Qué bien volver a leerte.

      Tu mensaje me hizo mucho pensar. Para ti el 15-M esta en una fase decendiente, es decir que pasa de un movimiento potencialmente revolucionario (potencialmente pues, que yo sepa, nunca se establecio el anticapitalismo como alternativa unica de este) a un movimiento involucrado en el folclor del sistema ? O el 15-M llego a un punto en el que no avanza, de momento, y que esta buscando la via por seguir.

      Pregunto esto pues aca en Francia la cosa a penas comienza. En los EEUU solo llevan dos meses y ya han habido llamados a huelgas. Aun asi no es un movimiento anticapitalista en si aunque tampoco sea procapitalista.

      A mi modo de ver, a cada vez que sucede un movimiento en algun lugar del planeta, hay un avance. Cada region (Islandia > Grecia > Tunez > Egipto > Espana > USA...) hace avanzar el movimiento lo cual dara un nuevo impulso a los paises que ya conocieron movimientos (el movimiento en Grecia, donde las luchas empezaron en el 2008, evoluciono tras el 15-M).
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      Post  Hasek Sat Nov 12, 2011 6:21 pm

      Compa, y yo a vosotros. Siempre es una alegría reencontrarse con viejos amigos, aunque tenga que ser lamentablemente por la vía cybernética y no contemplando las estrellas que señalan el nuevo mundo que está naciendo a cada momento.

      No considero en absoluto que el 15M esté en una fase descendiente, que esté integrado de forma absoluta en los márgenes ideológicos tolerables por el poder no implica por ello que en su interior no surjan continuamente corrientes y grupos que busquen debatir, discutir y buscar alternativas reales, eso será siempre posible, pero hay que mostrar a éstas que nada será posible sin cambiar la raíz de todo mal, el sistema en sí -ejemplos muy voluntaristas los de las okupaciones del Hotel Madrid y del Edificio15O de Barcelona para realojar famílias sin techo-.

      Admitir que es un movimiento progresivamente fosilizado e inmovilizado nos abre todo un abanico de posibilidades, y no implica con ello dejar de participar, sino que nos permite no hacernos falsas esperanzas ante lo que no es más que la última súplica al poder financiero mundial para que nos permita regresar a nuestras anteriores vidas de mierda. Si algo le faltó al 15M durante toda su trayectoria fue el elemento lumpen, el desdentado, drogado y gritón, el marginal que no tiene otro techo salvo el manto de las estrellas, esa gente ha sido siempre la fuerza de choque de una revolución social, y los primeros excluidos por el capital. A ver cómo los peinadísimos y arreglados portavoces del 15M con camisetas cuidadosamente rasgadas serían capaces de explicar a esta gente que de alguna manera les favorece que se reforme la ley electoral, cuando van a seguir siendo chusma sistemáticamente desplazada del mundo respetable. No es casualidad que en los disturbios de la huelga general del 29S en Barcelona abundara esa gente, ni mucho menos que más de uno encontrara casa en el Banco de Crédito okupado para cantar odas a la huegla.

      Sobre cuándo fue un movimiento potencialmente revolucionario, quizás tengamos que remontarnos a los inicios y a los primeros días tras el 15M. La multiplicación de las acampadas, la rápida organización de miles y miles de personas para dormir sin una razón aparente más que el descontento global... El poder es sumamente democrático: Integra toda la oposición, quiere hablar contigo para que te conviertas en alguien respetable. Cuando el poder fue con su pomposa vestimenta a hablar con el 15M, se encontró que no había nadie con quien hablar porque nadie les representaba, y cuando preguntó qué querían, se respondió que lo querían todo.

      El "no podrán pararnos" de Sol se convirtió en el "policía únete" semanas después, la progresiva burocratización del movimiento, su falta de valentía y su obsesión por los medios facilitó que se inmovilizara y perdiera progresivamente su carácter subversivo. La última chispa quemó durante el salvaje desalojo de la Plaza Cataluña de Barcelona, que fue impedido porque la gente salió de trabajar formando bloques para defender a los protestantes, y la principal arteria de la ciudad estuvo paralizada durante horas porque los estudiantes la habían cortado, y marcharon hasta el centro sin prisa alguna. A partir de ahí, y durante el verano, el movimiento se fosilizó de forma completa. El 15M no sabe a dónde va, ni yo mismo soy capaz de decirlo, lo único que sé es que esto no nos sirve y no debemos conformarnos a soltar mierda sobre la ley electoral en una asamblea vulgar porque este mundo se desmorona cada día de forma más clara.

      En EEUU la cosa parece más interesante, el descontento existe y es aún más notable que haya existido en un país donde los mecanismos de alienación se han desarrollado tantísimo, aunque no me atrevo a hablar demasiado. Eso sí, no te dejes engañar: Islandia es la falsa revolución, aquella en la que los recortes se siguen aplicando y no se pudo salvar a los bancos porque no había dinero, no porque no se quisiera, en la Primavera Árabe se están cambiando los títeres pero los regímenes siguen intocables (Muy notable en el de Mubarak)...

      Y el caso de Grecia me desespera. Un puto país arruinado por el FMI, el BCE y la UE, en la miseria más absoluta, traicionado continuamente y convertido en un vulgar protectorado con sus propios terratenientes y bufones como Papandreu al servicio del gran capital... Y ahora con un gobierno de coalición a manos del BCE del cual forman parte los fascistas de mierda del LAOS. Si pudimos ver al puto fantasma de la libertad salir en defensa de la memoria de Alexis en diciembre de 2008, y a un pueblo unido que no quería nada más que venganza, que despreciaba este sistema de mierda, a su bandera y a sus marionetas, hoy vemos que el 15M griego ha recuperado los eslóganes nacionalistas (cosa muy importante teniendo en cuenta que es un país que ha sufrido una dictadura fascista, el nacionalismo era hasta hace poco tan poco presente en Grecia como en España hoy día), las banderas y los héroes de independencia, y ha desplazado a los anarquistas de las asambleas. Lo único que me da esperanzas es ver como a los payasos del KKE se les ha mostrado tal y como son al proteger el parlamento, y que la rabia del pueblo es palpable cada día más... Y como siempre, son buenos compañeros de lucha, y como dijeron los compañeros del Grupo Surrealista de Atenas, el fantasma de la libertad siempre llega con un cuchillo entre los dientes.
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      Post  luxemburguista Sun Nov 13, 2011 6:13 am

      Si tuviese tiempo libre, me dedicaría a responder pormenorizadamente el análisis que introduce Hasek. Pero como tengo demasiadas cosas por hacer, diré que es erróneo, y por completo. Adolece de los mismos vicios que tienen todos los idealismos antimaterialistas que proceden de los comités centrales a los que critico en este Foro. Por más que se disfrace de radicalismo ultraizquierdista.

      Yendo a lo más central de la exposición:
      1. En el movimiento 15M han aflorado todas las reivindicaciones que se han defendido en la calle en estos últimos años. Eso lo ha hecho ir más allá de la propuesta inicial de Democracia Real Ya (ese slogan fue lo que lanzó a la gente a la calle el 15M, como catalizador del descontento, como chispa, y no las propuestas que DRY hacía). La prueba (porque para analizar hay que contrastar con los datos, al menos desde el materialismo) está en las resoluciones y tablas salidas de las diversas asambleas. Y también en las propias prácticas del movimiento, tanto las organizativas como las de lucha. Es decir, el movimiento 15M es una instancia unitaria en la que convergen las luchas reales de estos tiempos.

      2. Los procesos de lucha en Islandia, en los países árabes, en USA, en Grecia y en todos los lugares (incluidos estos lares hispanos), son revolucionarios en el mismo sentido que lo han sido todas las revoluciones precendentes: un cuestionamiento de la realidad que se manifiesta en una multitud de luchas sociales que se globalizan y se dispersan a un tiempo, que se hacen totales y/o parciales, "políticas" y "económicas",... Todo en uno. Ya que estamos en este Foro, se puede leer el texto de RL sobre la revolución rusa de 1905. Pero también se puede atender a los procesos de fines de los 60 - inicios de los 70. Juzgar cualquier movimiento de masas desde parámetros de comité de esclarecidos es no sólo idealista, sino absurdo. Porque lo que hace revolucionario al proceso es su carácter masivo, antes que las premisas de partida que lo hagan "comenzar a rodar".

      3. Si alguien me encuentra un movimiento revolucionario (uno sólo) que haya sido marcadamente socialista/comunista/anarquista desde su comienzo de manera masiva, que me lo indique por favor. Ni siquiera en el contexto de la Guerra Civil de aquí fue así la cosa. Las luchas de masas se hacen antisistema en el propio proceso de luchas, no son antisistema antes. Lo que, de nuevo curiosamente, muestra la validez del materialismo y lo absurdo del idealismo kautkysta-leninista en todas sus variantes (que incluyen a muchas tendencias que aborrecen tanto a Kautsky como a Lenin, pero que no se diferencian de ellos ni un ápice). La toma de conciencia "comunista" (se puede usar cualquiera de los otros dos términos) sólo se produce en el propio proceso de lucha. Entre otras cosas, porque la conciencia anterior proviene de una sociedad (de una realidad material) que no es comunista. Por lo que no puede, EN NINGÚN CASO, ser acorde a otra sociedad que no sea en la que se ha formado. Ni siquiera para aquellos que se dicen comunistas, y que de eso sólo tendrán una vaga idea general, para nada un conocimiento completo que sólo haya que aplicar.

      4. El supuesto "sujeto revolucionario" expuesto, ese "lumpen" del que se habla, no lo ha sido en ningún proceso. Es más: precisamente su desclasamiento le impide adquirir conciencia "comunista". Lo que sí puede hacer es entrar en el que sí es un folclorismo, y neohippie: la nueva sociedad se construye en centros sociales ocupados y demás hábitats "independientes" de la realidad (como si eso fuese posible).

      5. Ese desclasamiento se hace muy atractivo, por su supuesta radicalidad y rapidez en "ver" la nueva sociedad "construida" ya, sin esperar. Muy atractivo sobre todo para todo aquel que no esté dispuesto a "currarse" de manera sistemática el trabajo diario de ser un componente más (ni más ni menos, sólo uno más) de una masa formada de manera objetiva (por criterios objetivos) y no subjetiva (por afinidades ideológicas): la "masa" de los que comparten una misma realidad en cualquier centro de trabajo (incluyendo los centros de estudio, que no son sino otra forma de trabajo) y (aunque de manera distinta y menos) en cualquier territorio de habitación concreto (barrio, pueblo,...). Esas "masas" son de lo más heterogéneas desde el punto de vista de sus "visiones del mundo". Tan heterogéneas que no son "atractivas" para cualquiera que "lo tenga claro ya". El problema es que sin masas no hay revolución, sino simple cambio de cromos en la élite. Y da igual que la élite esté compuesta por banqueros, por comités centrales o por okupas lumpemproletarios. Porque al final será una nueva expresión del jacobinismo blanquista, un revival de ese principio tan asqueroso de los déspotas ilustrados: todo para el pueblo pero sin el pueblo. Porque al "pueblo", a las masas, lo único que le toca hacer es repetir lo que la élite le dice que ha de hacer.

      Por suerte, los movimientos de masas tienden a la radicalidad democrática, a negar la preeminencia de cualquier élite de iluminados que ya tienen las recetas. A partir de ahí tejen lazos y acuerdos concretos, que en la mayoría de los casos se sustentan en la necesidad de compartir, de ceder y de reconocer al otro. Una necesidad que se basa precisamente en la obviedad de que, un día sí y otro también, tienes que verle la cara a esas personas. Y en que, aunque sólo sea de manera "intuitiva", uno sabe que sin el otro no va a conseguir nada más que "autorrealizarse" en sus "revolucionarios pensamientos". Lo cual estaría muy bien si no fuera porque la revolución es un proceso práctico, no mental.
      SALUD
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      Post  alberto a. Wed Nov 16, 2011 2:08 pm

      Contesto aqui solamente al último post de JM (“Basta de citaciones...”).

      1) Antes de ir a la divergencia central “democrática” (tal como la entiendo), dos palabras sobre algo que me parece TAMBIÉN CENTRAL y muy importante por eso mismo: citar a Rosa, hacerla hablar.
      Ese ha sido, entre otros, mi propósito todo este último año,: trabajar para eso, para hacerla hablar. El único modo: disponer de sus textos, reproducirlos, citarlos, etc. Y, por lo tanto, CONOCERLOS. Ahí se mezcla, y no podía ser de otro modo, lo personal y lo colectivo.
      Ojalá se pueda realmente contribuir a que las palabras de Rosa lleguen al mayor público posible CON SUS PROPIAS PALABRAS (y aún queda, sí, el límite de las “versiones”: “traductor, traidor -dice el dicho”).

      2) Sobre aquellas “enseñanzas vivas”, entre las que se encuentra su “irreductible posición democrática”.
      Es insuficiente decirlo así, porque de lo que se trata es de ver de qué clase-tipo-especie (forma-contenido) de democracia se trata, CON CALIFICATIVO, es decir: con aquello que la “califica”: proletaria, o burguesa: la una negación de la otra (pero claro está que ninguna de las dos son “traídas por la cigueña” --ando sin diéresis aquí, ja--, sino herederas de la evolución HISTÓRICA de las formas sociales y las clases en lucha). Ya se ha dicho en este y otros post sobre eso, y tampoco insistiré.
      (introduciendo el punto 1 en este punto 2: aquí también vale la cita de Rosa no escolástica: sirve para ver qué dijo Rosa y qué piensa cada uno, por mera confrontación. Claro está que “en los papeles”... que deben traducirse en hechos, en acción. Pero, recordemos, LOS HECHOS TAMBIÉN SON HECHOS DE PALABRAS.)

      3) “por dos veces en este párrafo escribe (RL) 'en este sentido' (JM)”
      !Totalmente de acuerdo! (aunque quizá lo entendamos de modo opuesto) y desde hace mucho: lo dije en un post hace muchos meses: ESE SUBRAYADO “EN ESTE SENTIDO” ES CLAVE, deja categóricamente señalada su posición, justamente SUBRAYANDO LA DIFERENCIA que a lo largo de páginas ha expuesto en detalle, y en las últimas líneas de una crítica fundamental (“solidaridad inquebrantable, su lealtad critica a la Revolución Rusa”, que de ningún modo está, como decís: “presente en los párrafos finales de esa gran obra” sino que CONSTITUYE TODOS ESOS MANUSCRITOS DESDE LAS PRIMERAS PÁGINAS HASTA LAS ÚLTIMAS Y EN FORMA EXPLÍCITA (ver la obra entera), ya que justamente se trata de hacer lo que dice: sopesar, criticar, señalar los errores, las causas, pelear por lo que se considera justo, etc., EN BIEN DE LA REVOLUCIÓN INTERNACIONAL, revolución que los bolcheviques, sí, tuvieron el “inmortal galardón” de saber CONCRETARLA, o más precisamente: abrir la compuerta del proletariado en el siglo veinte.

      4) Nos podremos decir y escribir muchas palabras, lo cierto es que la acción que debemos defender no está hecha SOLAMENTE de palabras, y es en la lucha social donde las posiciones (incluidas “creencias”, sofísticas y racionalizaciones) encuentran su verdadero límite y su cauce.

      Saludos
      JM Delgado
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      Post  JM Delgado Thu Nov 17, 2011 1:43 am

      Sobre tu punto 1, confirmas algo que ya te he reprochado, "hacer hablar a Rosa" , ¡eso deberías decirles a tu amistades trotskistas! en lo que se refiere a las lineas centrales de su pensamiento, pero no, tú prefierew "hacerla hablar" ¡traducida por ti o bien en un contexto coyuntural escasamente comparable a los de hace un siglo!

      Sobre tu punto 2, en La Revolución Rusa y en Problemas organizativos de la socialdemocracia rusa de 1904, Rosa acusa a Lenin y sus amigos de antidemocratas:

      Todo esto demuestra que “el farragoso mecanismo de las instituciones democráticas” cuenta con un poderoso correctivo, es decir con el movimiento vivo de las masas, con su inacabable presión. Y cuanto más democráticas son las instituciones, cuánto más vivo y fuerte es el pulso de la vida política de las masas, más directa y completa es su influencia, a pesar de los rígidos programas partidarios, de las boletas superadas (listas electorales), etcétera. Con toda seguridad, toda institución democrática tiene sus límites e inconvenientes, lo que indudablemente sucede con todas las instituciones humanas. Pero el remedio que encontraron Lenin y Trotsky, la eliminación de la democracia como tal, es peor que la enfermedad que se supone va a curar; pues detiene la única fuente viva de la cual puede surgir el correctivo a todos los males innatos de las instituciones sociales. Esa fuente es la vida política activa, sin trabas, enérgica, de las más amplias masas populares.


      y desde luego se atiene en su escrito a los mecanismos tipicos de la democracia, sufragio, elecciones, libertades públicas, de no respetarlos, es lo que acusa a los bolcheviques y eso nada tiene que ver con tu insinuación (punto 2) de que Rosa se detiene en este sentido en separar democracia socialista y democracia burguesa:

      En la obstinación y rigurosa coherencia, con que Lenin y sus compañeros se mantuvieron en esta consigna, lo que sorprende es que está en contradicción tanto con su tan proclamado centralismo como también con el comportamiento que asumieron frente a otros principios democráticos. Mientras demostraban un frío desprecio frente a la asamblea constituyente, el sufragio universal, la libertad de prensa y reunión, en síntesis, frente a todo el aparato de de las libertades democráticas fundamentales de las masas populares, que en su conjunto constituían el "derecho de autodeterminación" para toda Rusia, consideraban el derecho de autodeterminación de las naciones como la niña de los ojos de la política democrática, por amor a la cual todos los puntos de vista prácticos de la crítica realista deben ser silenciados.
      Mientras no se habían dejado someter , en modo alguno, por la votación popular de la Asamblea constituyente rusa, una votación popular sobre la base del derecho electoral mas democrático del mundo y en la plena libertad de una república popular, y mientras que, por consideraciones
      críticas bastante frías, declararon nulos los resultados, en Brest-Litovsky propugnaron el referéndum sobre la pertenencia estatal de las nacionalidades no rusas del Imperio como la verdadera panacea de toda libertad y democracia, genuina quintaesencia de la voluntad de los
      pueblos, y como la suprema instancia que debía decidir en las cuestiones del destino político de los pueblos y de las naciones.

      así pues EN la "lealtad critica" a la Revolucion de Octubre y a los bolcheviques, que en absoluto niego que RL mantuviera, la "cririca" brilla con luz propia en esa controvertida obra que Paul Leví no dió a conocer hasta 1922:

      En lugar de tender, según el espíritu de la política internacionalista de clase, que por lo demás ellos representaban, a reunir en una masa compacta las fuerzas revolucionarias sobre todo el territorio del Imperio, en
      lugar de defender con uñas y dientes la integridad del imperio ruso en cuánto territorio revolucionario, de contraponer a todas las aspiraciones separatistas nacionales, como ley suprema de su política, la cohesión y la unión inseparable de los proletarios de todos los países
      en el seno de la Revolución Rusa, los bolcheviques, a través
      de la rimbombante fraseología nacionalista del "derecho a la autodeterminación hasta la separación estatal", no hicieron otra cosa que prestar a la burguesía de todos los países limítrofes el mejor de los pretextos, y hasta la bandera para sus aspiraciones contrarrevolucionarias. En lugar de poner en guardia a los proletarios de los países limítrofes contra todo separatismo, por ser éste una mera trampa burguesa y sofocar en germen las aspiraciones separatistas con mano férrea, cuyo uso en tal caso habría correspondido verdaderamente al sentido y al espíritu de la dictadura proletaria) ellos han desconcertado a las masas de aquellos países con su consigna entregándolos así a la demagogia de las clases burguesas. Con esta reivindicación nacionalista, preparando el desmembramiento de la misma Rusia, pusieron en manos de sus propios enemigos el puñal que estos estaban deseando clavar en el corazón de la Revolución Rusa.

      No está mal como "lealtad", critica, por supuesto, ¡y tanto! con menos de lo que Rosa les dice a los bolcheviques, con semejantes diferencias como las que se expresan a favor o en contra de el supuesto "derecho de autodeterminación" tan caro a leninistas de todo pelaje, unos internacionalistas, como quien escribe, o consejistas o anarcosindicalistas españoles corremos el riesgo de ser acusados de "españolistas", ¡de nacionalistas españoles!, de hacerles el juegoa la derecha y de cosas peores, ¿que dirían de Rosa cuando critica a los bolcheviques por no defender la integridad territorial del imperio ruso?

      En fin, Alberto.a, ya veo que no te mueves de tu posición, bien, pues a mi me ocurre igual, es mas persevero en intentar conocer y comprender la revolucion rusa y a los bolcheviques históricamente: cada dia mas convencido de la necesidad de desmitificar la Revolucion Rusa, de desideologizarla, y a los bolcheviques como fenomeno histórico sin mayor valor al dia de hoy como paradigma de organización comunista marxista.

      Eso es justamente lo que Rosa les niega: su derecho a presentarse ante el proletariado mundial como modelo a seguir, ese es el sentido ("en este sentido") PARTICULAR, y, por tanto, NO GENERAL O UNIVERSAL, en el que RL reconoce el mérito de los bolcheviques: por haberse "atrevido" a romper sin concesiones con el capitalismo, por ser los primeros, en lo demás, en la construcción del socialismo, ¡solo podían plantear el problema, no resolverlo!

      Saludos: JM.
      alberto a.
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      El 15M: la hora del despertar Empty Re: El 15M: la hora del despertar

      Post  alberto a. Sun Nov 20, 2011 12:44 pm

      Conciencia, organización y lucha. Esos son los términos (sustantivos, motivos, prácticas) en torno de los cuales pueden tomar sentido los Programas. Votar por eso: conciencia, organización y lucha, no nos asimila automáticamente al stalinismo, al burocratismo, a la mera "ideologización". La burocracia más bien se vale de la supresión de alguno de sus términos para imponerse. (Hay burócratas muy "democráticos" ellos. La clave está siempre en quién decide y qué decide, y la situación del capital/trabajo en cada caso.)

      Con respecto a los últimos comentarios, quiero referirme a una definición que da Luxemburguista: "Por suerte, los movimientos de masas tienden a la radicalidad democrática, a negar la preeminencia de cualquier élite de iluminados que ya tienen las recetas". No es así, no "tienden a la radicalidad democrática" en todos los casos, y la historia lo demuestra a cada paso: el más flagrante ejemplo son las masas pronazis, profachistas, etc.
      Un buen número de "masas alemanas" apoyaban a la socialdemocracia traidora en noviembre del '18.
      A nuestro alrededor, lo vemos diariamente en los "nac & pop" ("nacional y popular") pro-Kirchner (peronistas) en la Argentina, y en todos lados: en una cancha de fútbol, etc. Incluso en la revolución rusa. No hay que olvidar que la contrarrevolución se afirma también en movimientos de masas. ¡Y el Kapital sobre todo!

      Rosa Luxemburg era marxista, no "masista".

      Y esto conecta directamente con el tema de la "desideologización" que viene planteando JM (y a su modo, con diferencias, también Luxemburguista): Parecen decir: ¡cuidado con "tenerlo claro", eso es "subjetivismo", etc.!
      ¡Un pobre concepto de la dialéctica sujeto-objeto! como si los seres humanos (como colectivo general) no fuésemos productos de nuestro propio laboratorio "práctico-mental", por decirlo así (usando la falsa polaridad que hace Luxemburguista en la réplica a Hasek: "la revolución es un proceso práctico, no mental". ¡Esta definición de Luxemburguista sí que es anti-materialista y, de paso, anticientífico!

      ¡Ni quiero imaginarme una operación de cerebro, o una operación de lucha proletaria de inexistente "pura" "práctica", "no mental"!

      Defender el programa al que se llegue, ya sea como "portador/portavoz" (que siempre es producto histórico, grupal, etc), ya sea como grupo, como partido o lo que fuere: ES EL PRINCIPIO DE LA REALIZACIÓN DE LA PRÀCTICA, y es OBVIO que solamente un energúmeno puede considerar que un programa (y lo mismo cualquier otra cosa en la vida) es INTOCABLE, INMODIFICABLE, etc. O QUE CUALQUIER PROGRAMA SE BASTA A SÍ MISMO, FUERA DE LA PRÁCTICA SOCIAL Y LA LUCHA. Al programa (por ejemplo al Programa que quiere "una democracia de otro orden" --usando los términos de JM-- y que sin duda debe señalar en qué "formas-contenidos" elementales, o no, se basa, tiene base, es decir: se vincula con la producción, con la la economía, con la "propiedad privada" de los medios-de-producción, y con el trabajo, y frente al capital o frente a su superación... etc) se lo defiende en todos lados, en la calle, en la barricada, frente a los del Orden Cap. e incluso frente a los lúmpenes y frente a los pequeñoburgueses cuando éstos son utilizados por el Orden reinante.

      En el movimiento 15M mundial falta, aún, que aparezca la clase obrera (sobre todo la de los sectores principales de la economía en cada lugar) que en cada caso puede decidir el curso de las cosas... Cada país o región tiene sus "fuertes" y "sectores". Si las luchas obreras se extienden la lucha se convierte en Programa, programa PREEXISTENTE por una simple historia de lucha de clases, y no de meras "ideologías".
      Y aun así ¡NADA ESTÁ GARANTIZADO! (ningún "triunfo" duradero): por eso es que decimos: Lucha, organización y conciencia: Ése creo que es el más necesario debate de fondo por estos sitios virtuales "luxemburguistas".

      Saludos
      JM Delgado
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      El 15M: la hora del despertar Empty ¿Dónde se ha metido el 15-M?

      Post  JM Delgado Tue Nov 29, 2011 12:53 pm

      Compas: me tomo la libertad d enviaros este breve de Isaac Rosa con breve exordio introductorio, tiene su interés y es estimulante, aunque se podría escribir otros de tono mas critico con el 15M, al dia de hoy estamos mas sobrados de critica y de "denuncia" sobre todo y con todo, con la mayor razón en muchos casos, tanto que en estos últimos meses la ofensiva capitalista es de tal calado y afecta a tanto sectores sociales que uno se pregunta si será útil tanta denuncia ....que busca... ¿que busca? LA REBELION, ¿que tipo de rebelión?: responsablemente - cabe pensar - justamente aquella a la que estemos haciendo acopio de medios para hacerla posible, ideas, tacticas, estrategias, iniciativas, resistencias, tejidos de solidaridades, acciones cooperativas, agitaciónes, etc. Pues bien, me paro a pensar y me sale decir que el ritmo, - especialmente - la cantidad y la selección y jerarquización de las denuncias debe estar en concordancia con la formulación de SALIDAS DE LUCHA, objetivos formulados de manera proactiva, NO ya en negativo, y siempre desde el punto de vista unilateral - sí - de la clase obrera y la ciudadanía no propietaria y subalterna.
      Si no cohonestamos las denuncias a la predación capitalista con salidas transitables a las reivindicaciones, corremos el riesgo de irritar, cabrear, convertirnos en los eternos portadores de malas noticias para no pocos -¿cuantos votan al PP, once millones? ¿y casi siete al PSOE¿? - de los que muchos se sentiran tentados en "matar al mensajero", así los potenciales clientes de la extrema derecha se encuentran no pocos veces entre los decepcionados de la izquierda. Que no ocurra, que nos no ocurra.
      Salud: JM.


      ¿Dónde se ha metido el 15-M?
      Isacc Rosa
      Público


      Ha sido una de las preguntas más repetidas en los días previos y posteriores a las elecciones: ¿dónde está el 15-M? En algunos casos se formulaba con una sonrisilla relamida, como saboreando una derrota que algunos llevan meses vaticinando, y que se confirmaría con su inacción en el 20-N. Para otros, la pregunta llevaba un deje de decepción, como quien espera la llegada de un superhéroe que en el último segundo frustre los planes del villano.

      Que unos y otros se pregunten por el paradero del 15-M ya da la medida de lo que ha alcanzado: se ha convertido en un sujeto político a tener en cuenta, que unos ven como amenaza y otros como esperanza. Entre los primeros, hubo quien llevaba semanas advirtiendo de que se preparaba “otro ‘pásalo’ contra el PP, como en 2004”.

      Unos y otros no han entendido el cambio de estrategia de las asambleas del 15-M. Frente a quienes los quieren en la calle y en las portadas permanentemente (garantía para que terminase por desinflarse y se achicharrase bajo los focos), el núcleo del 15-M, que por supuesto es más reducido que los millones que en un momento puntual se suman, ha decidido un repliegue y una reorientación: ambos movimientos buscan la construcción de una base social que en los primeros momentos era amplia pero volátil, y que ahora es más reducida pero más sólida, y sobre todo más activa.

      En las últimas semanas el 15-M no ha parado. No ha recibido tanta atención mediática (tampoco la ha buscado), pero no ha cesado la lucha contra desahucios (con cada vez más contundencia policial), la ocupación de edificios y las acciones locales, de barrio incluso. Además, desde el momento en que las asambleas han repolitizado a muchos ciudadanos, el 15-M ha dado fuerza y agilidad a movilizaciones en curso (como la educativa en Madrid). Y al mismo tiempo siguen activos grupos que ya existían antes del 15-M y confluyeron en éste: hoy hay una marcha desde los barrios y pueblos de Madrid hasta las Cortes, para recordar al nuevo Gobierno que, como se dijo al dejar Sol, volvimos a nuestros barrios, pero sabemos el camino de vuelta.

      Fuente: http://blogs.publico.es/trabajarcansa/2011/11/27/%C2%BFdonde-se-ha-metido-el-15-m/
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      El 15M: la hora del despertar Empty Re: El 15M: la hora del despertar

      Post  Hasek Tue Dec 06, 2011 4:55 pm

      Amigo Paco, pienso sinceramente que te equivocas de raíz e intentaré explicarte mis razones como buenamuente pueda, pero antes me gustaría disculparme por haber tardado tanto en contestar. Ah, y decir que a continuación, cuando escribo DRY implica todos los grupos en su órbita con mil y un nombres distintos.

      En primer lugar, la síntesis general que he conseguido extraer de tu escrito es que te invade un idealismo extremo por los movimientos de masas, y antes de someterlos a cualquier crítica posible prefieres dar el pase gratuito de la fiesta a toda la fauna del izquierdismo trasnochado, desde la socialdemocracia contemporánea de ATTAC hasta los apolitizantes de DRY, pasando incluso por los mismos sindicatos que pactan reformas laborales y llevan décadas siendo cómplices de nuestra miseria cotidiana -seamos sinceros, lo de los sectores críticos de los sindicatos y sus teóricas bases combativas está ya muy pasado de rosca, y los únicos que los defienden a día de hoy son los fósiles del estalinismo que no representan a nadie salvo a ellos mismos y al puñado de burócratas que les lideran. Ni sectores críticos ni puñetas, el que está en un sindicato a día de hoy debe saber que ni es el método de lucha, ni son potencialmente combativos, ni que cambiando a sus líderes pueden convertirse en algo ligeramente revolucionario. Estar afiliado a un sindicato no implica tener una conciencia revolucionaria, ni es necesariamente un progreso a nivel de conciencia de clase, por tanto puedes dejar de defenderlos en favor de la pluralidad revolucionaria, porque nunca han sido revolucionarios.

      Eso sí, los únicos que no disponen del pase VIP a la fiesta popular en la que todo es bienvenido, desde las comisiones de cosquillas a las charlas sobre la falsa revolución islandesa, son -parece- los grupúsculos estalinistas. No entiendo esta obcecación por criticar a los cuatro bufones minoritarios que no están ni politizados, ni pueden entender mínimamente la sociedad a día de hoy, ni lo que ha significado el 15M en las conciencias de la gente. Tu simpatía por los alternativos de todos los colores y formas, desde los ecologistas procapitalistas hasta los sindicatos y grupúsculos en la órbita de ATTAC -próximamente también las bases críticas del PSOE- se contrarresta con tu total repudio a la fauna estalinista. No sé en qué sentido el progresismo moderno es mejor que los estalinistas, y pienso que es incluso malo para la salud tomarles tanto en cuenta cuando significan tan poco, por mucho que usen los mismos conceptos que nosotros usamos. Si hay que usar las armas de la crítica, que sea para mostrar las incapacidades y limitaciones de los programas políticos de las mil y una organizaciones que han hecho del 15M su seno, no únicamente de los estalinistas, sino también todos los cadáveres del izquierdismo resucitado, PSOE, sindicatos, DRY, indignados, etc, cuyos simpatizantes representan un objetivo mucho mayor para politizar que los cuatro colgados fans del gulag.

      Si nos dejamos llevar por el carácter masivo de la protesta -a día de hoy bastante cuestionable- nos toparemos de frente con la realidad pura y dura, y es que la gente no se politiza en asambleas-festines religiosos en torno a un tótem en forma de megáfono, y que pese a tener un contenido simbólico considerable, la realidad es que uno se politiza en su ámbito de vida y en grupos sumamente pequeños. No olvidemos que una asamblea masiva es justamente lo contrario a lo que la democracia como ágora ciudadana implica. Es evidente que las acampadas han supuesto una reavivación del interés de la sociedad por la política y la gestión del espacio común, pero no han ido más allá de eso. Si quieres tener una perspectiva materialista y observar únicamente las resoluciones precocinadas por grupos apolitizantes como DRY, a las mismas resoluciones me remito para remarcar sus clarísimos límites que tu idealismo no te permite ver. Las prácticas en sí no rompen tampoco en nada, no sorprenden, e incluso con las parodias de manifestación masivas está la llamada penetrante al pacifismo y a la sumisión por parte de DRY y demás. Nada asegura que las manifestaciones sirvan para nada, como tampoco las huelgas de un único día -a Grecia me remito-.

      No tengo tiempo a escribir lo demás, mañana o pasado sigo. Un saludo.
      JM Delgado
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      El 15M: la hora del despertar Empty Re: El 15M: la hora del despertar

      Post  JM Delgado Fri Dec 09, 2011 6:59 am

      Hasejk, creo que te pasas algunos pueblos tildando a Luxemburguista de idealista y simpatizante del entorno ATTAC, pero en fin me parece mas idóneo que sea el mismo quien te de respuesta a que lo haga yo. Lo que si diré es que tu critica de lo que pueda ser el 15M peca de reducionista, de volar mas bien rasante, vamos, sin negar que sea falso ni mucho menos las denuncias que haces en tu post al entorno reformista neokeynesiano, me parece que solo ves árboles, no el bosque, la trascendencia sociopolítica - tambien "sindical" - de las acciones de este movimiento.

      Si nos parece justo que no es la "idea" que una entidad pueda tener de si misma la que mas se ajuste a la realidad, ni tampoco la exclusiva de la valoración última, debe serlo también que las distintas versiones de tales entes, del 15M, a menos que traten de objetivizarlo en la coyuntura y la correlación de fuerzas sociales en presencia, (marco en que tambien se puede errar) incurririan en error de perspectiva, pues es altamente improbable que pueda librarse de una mirada hipermétrope, que ve mal demasiado cerca de su objeto si prescinde de todo contexto sociohistórico en relación con las consecuencias derivadas de los hechos protagonizados.

      Es algo que sucede con mucha frecuencia: que los implicados en un conflicto tienden a adoptar una visión endógena, con desprecio o ignorancia de las consecuencias, expectativas, influencia ideológica, política, a medio plazo, de la acciones o eventos protagonizados.

      Considerando tan solo el desafio que el 15M le hizo a la junta electoral central, a las distintas policias y autoridades gubernativas negandose a disolver las concentraciones en las plazas, sacando adelante forzando, una concepción del uso del espacio público mas democrática, solo por esto, ganando las simpatias de la mayoria de la población en la televisión, desacreditando la represión policial, conveniendo que se trata de una valoración subóptima desde una mirada revolucionaria (la mia ahora) si bien es suficiente para legitimar una lectura de lo que ha supuesto a la fecha tal movimiento mas optimista y esperanzada que la que tu haces, versión que por otra parte, es mayoritaria para todos los que han escrito sobre el 15M, y por supuesto que no todos, ni mucho menos, son reformistas neosocialdemócrata, por ejemplo Paco, que en este foro ha fustigado mas que nadie lo que significa la nueva socialdemocracia que se está gestando a través de ATTAC.

      En el hilo La democracia ¿trampa o trampolin? colgué el post siguiente, a ver que opinas, Hasek:

      Pero la valoración de lo que supusieron las manifestaciones del 15-O no puede ser, no debe ser, meramente cuantitativas, así pues entiendo que es necesario atender a su significación política y sociológica:

      1º).- La celebración de centenares de manifestaciones coordinadas el mismo dia 15 de octubre de 2011 bajo el lema explicito "Unidos por el cambio global" (y tras sublemas variados a favor de la democracia considerada como ideal y contra la mercantilización y financiarizacion de la vida) supone las mas avanzada realización hasta el dia de hoy de la contraofensiva popular respecto del ataque del capitalismo financiarizado.

      2º).- El 15-O ha sido una jornada COSMOPOLITICA O TRANSNACIONAL, las especificidades de cada país o estado en el sentido de las demandas cuestionadoras de las formas que revistan las democracia burguesas, no invisibilizan la confrontación con "los mercados" , calificados de verdaderas dictaduras.

      3º).- Con la convocatoria del 15-O, el movimiento convocante, el 15-M, toma el relevo, redefine y radicaliza el movimiento alterglobalización e invita a no caer en forma alguna de nacionalismo economico, cual si de nuevo pendulazo hacia el marco estatal como ámbito exclusivo (en la practica) de la lucha de clases, se tratare

      4º).- El 15-M no inspira ni apunta a negación alguna de la Democracia, sabida burguesa ("le llaman Democracia y no lo es", eslogan muy popular en España en estos dias), la exigencia de DEMOCRACIA REAL se orienta preferentemente en dirección a los contenidos socioeconómicos, sin dejarse empantanar en vias secundarias alusivas a mejoramientos de la actual democracia representativa.

      4.1.-).- El 15-M de manera explicita y coherente con sus demandas sociales inspira y apoya acojerse a los derechos sociales recogidos nominalmente en la constitución: derecho a una vivienda digna, a la sanidad universal y gratuita, a la enseñanza, forzando a los poderes institucionales a confrontarse con la legitimidad del supuesto "estado social y democrático de derecho" en cada ocasión en que actúan (policias, jueces, gobernantes) como representantes de los propietarios y del poder financiero.

      5.-).- El 15-M socializa, en tanto que democratiza en el sentido de empoderar a la ciudadanía, debería ser capaz de evitar las trampas de formular demandas democratizadoras de poderes que deberían ser negados en cuanto tal, en particular del poder financiero, así como de ser coherente con su justificada enemistad con "la casta" o clase politica turnante en el gobierno de España.

      6.-) El eslogan "no nos representan" alude tanto a la actual composición parlamentaria española como a la democracia representativa, al acto de la delegación a través de la representación, en este sentido los tradicionales mecanismos de rotación y revocación presentes en los movimientos obreros asamblearios, de larga tradición en España, suponen una mediación de la democracia directa hacia la representación obligada por obvias razones de escala.

      7.-) El movimiento democratizador y mas o menos anticapitalista mundial inspirado en la Primavera Árabe, ha sido capaz de sustraerse a la posible manipulación del Sistema tratando de convertirlo en especie de "revoluciones naranjas", yendo en la practica mas allá del posible minimo umbral democrático pensado desde el Imperio de EEUU y sus aliados occidentales como adecuado a la salida de las dictaduras árabes, en la Plaza Tahrir, a cuestionar el capital financiero bajo las barbas del mismisimo Wall-Street, en Nueva York mismo y en decenas de ciudades de EEUU, rebotando desde la Puerta del Sol de Madrid, donde quedó palmario que ninguna revolución mas o menos "naranja" ni democracia de minimo umbral iba a prevalecer y que no es deseable ni sería admisible otro "umbral" que no sea el ideal democrático, por su extensión al ámbito económico indistinguible de una democracia socialista.

      7.1.-) El eslogan de propósitos cosmopoliticos #SPANISH-REVOLUTION, reconoce internacionalmente el liderazgo y la madurez del nuevo movimiento alterglobalizador nacido en España, como asímismo evoca toda la legitimidad, la ambición reformadora anticapitalista y de resistencia al fascismo residente en el eslogan revolucionario: NO PASARAN de los defensores del Madrid sitiado de la Guerra Civil.

      No prevaleceran contra el pueblo.
      JM Delgado
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      Post  JM Delgado Tue Dec 13, 2011 12:27 pm

      Se discute el legitimo derecho de Amaiur, la coalición soberanista vasca para poder tener grupo parlamentario propio supuesto que sus resultados electorales en diputados y porcentaje de votos no se circunscribe exactamente al reglamente de uso en el congreso de los diputados, aquí puede verse un debate del que entresaco un post bastante coincidente con nuestros puntos de vista, o eso creo: http://www.burbuja.info/inmobiliaria/politica/269416-amaiur-jugar-3.html

      Ya resultaba un tanto chocante que Amaiur y la peña abertzale que lo
      sostiene se empeñara en presentarse a una elecciones a cortes cuándo
      toda la peña antisistema o extraparlamentaria, socialcomunista,
      anarcosindicalista, dentro y fuera del 15M negaba la legitimidad de la
      representación en este sistema de partidos, con esta ley electoral e
      incluso de toda representación, mas o menos en clave de democracia
      directa rousseauniana, tan chocante como extraña la actitud de los que,
      desde esos y aledaños ámbitos de la izquierda, no toman explicita nota
      de toda la distancia y lejanía que la causa vasca ha llegado a tomar de
      cualquier proyecto socialmente emancipador, llamese Socialismo o como se desee.

      Sin embargo, puesto que van en ese su propio camino, todo lo que le
      debemos y a lo máximo que como democratas estamos obligados los
      ciudadanos con DNI español es a impedir que democraticamente se les
      discrimine, a dejar claro que creemos que estan en su derecho para que
      su voz sea escuchada y sus propuestas conocidas y votadas en el
      parlamento, sin que algo tan escasamente consistente como un reglamento
      pueda y deba contribuir a hacer mas aún desiguales y desproporcionados
      los votos que cada diputado cuesta, incluso en el caso de Amaiur que es
      beneficiario del actaul sistema de circunscripción electoral provincial.


      Ademas, somos todos los ciudadadanos los que tenemos derecho a escuchar una voz que nos pueda permitir SALIR DE LA AMBIGÜEDAD SOCIAL, permitirnos aquilatar cuánto de sensibilidad social, anticapitalista, pro-socialista, universalista, es posible cuantificar tras las confusas y utópicas aspiraciones soberanistas. Eso, que se vea, que se note, ¡sí es que se llega a notarse!

      Algunos recordamos a Francisco Letamendia (Patxi) decirle a Carrillo en el congreso que allí el único comunista que habia era él, bien, pues si ese es el camino de Amaiur lo mismo debemos hablar de otra cosa, si no lo es...¡ya basta de chantajes y de otorgar carnets de demócrata según el apoyo a su causa, a su engañoso derecho a "decidir."!
      JM Delgado
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      El 15M: la hora del despertar Empty Re: El 15M: la hora del despertar

      Post  JM Delgado Tue Dec 13, 2011 12:37 pm




      • PP y PSOE creen inevitable que Amaiur y UPyD tengan grupo propio
      • Los diputados de Amaiur piden a Rajoy "coraje y altura de miras"


      PP y PSOE ya consideraban que, finalmente, sería inevitable que Amaiur
      lograra grupo parlamentario propio. Obviamente, sobre todo para los
      populares, no es fácil aceptar que los siete diputados de la izquierda abertzale
      tengan grupo parlamentario, pero entienden que el reglamento se ha
      aplicado siempre con tanta elasticidad que permite interpretaciones
      distintas y grietas por las que lograr interpretaciones distintas.
      El tener grupo parlamentario permite a los partidos tener más
      posibilidad de cupo para presentar iniciativas en la Cámara, más tiempos
      para intervenir en los debates y capacidad para formular preguntas
      orales e interpelaciones al Gobierno. La decisión, en todo caso,
      corresponderá a la Mesa del Congreso, donde el PP tendrá mayoría
      absoluta.
      Todos los pequeños partidos que formarán el Grupo Mixto están de
      acuerdo en facilitar que Amaiur y UPyD tengan grupos propios, porque en
      caso contrario los minoritarios tendrán que compartir presupuestos,
      tiempos de intervención y representación en las comisiones
      parlamentarias, dificultando su actividad.
      El reglamento del Congreso asegura en su artículo 23 que “los
      diputados, en número no inferior a 15, podrán constituirse en grupo
      parlamentario. Podrán también constituirse en grupo parlamentario los
      diputados de una o varias formaciones políticas que, aun sin reunir
      dicho mínimo, hubieren obtenido un número de escaños no inferior a cinco
      y, al menos, el 15% de los votos correspondientes a las
      circunscripciones en que hubieren presentado candidatura o el 5% de los
      emitidos en el conjunto de la nación”. Amaiur no cumple estrictamente
      estos requisitos, porque sí alcanza el 15% en las tres
      circunscripciones vascas, pero se quedó a unas décimas en Navarra.
      En cualquier caso, el derecho parlamentario se basa en la costumbre y
      la interpretación de las normas y, en este caso concreto, con aval de
      sentencias del Tribunal Constitucional, se han permitido aplicaciones
      extensivas de las mismas. Por ejemplo, en una legislatura dos diputados
      de UPN formaron parte durante meses del grupo de Coalición Canaria para
      permitir a estos tener su propio grupo. En la anterior legislatura se
      aceptó que ERC e Izquierda Unida formaran un grupo juntos.



      Amaiur utiliza una treta para lograr grupo parlamentario propio | Política | EL PAÍS
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      El 15M: la hora del despertar Empty Entre Midan Sol y Midan Tahrir

      Post  JM Delgado Wed Dec 21, 2011 12:06 pm


      Egipto

      Entre Midan Sol y Midan Tahrir


      Amador Fernández-Savater

      Público


      Invitado
      por el Goethe Institut para compartir mi visión del 15-M en un
      encuentro sobre “política y cultura en tiempos de cambio”, viajé a El
      Cairo durante la semana del 5 de diciembre acompañado de mi amigo David
      PM. Estas son algunas de las reflexiones que fuimos haciendo entre los
      dos a lo largo del viaje.



      Nos cachean y nos
      piden la documentación antes de entrar en Plaza (Midan) Tahrir, que
      sigue ocupada tras las protestas en los primeros días de elecciones. Un
      joven revolucionario embutido en un chaleco protector nos explica la
      medida. Se trata de prevenir en lo posible el acceso a la plaza de los
      matones pagados para sembrar el caos, desacreditar las protestas y
      justificar así a Mubarak (antes) y al ejército (ahora). “¿De dónde
      venís?”, nos pregunta. Respondemos “Midan Sol”, como siempre. La Puerta
      del Sol es ya como otra ciudad, otro país. El mejor pasaporte que
      podemos mostrar en Plaza Tahrir. Se golpea el corazón con el puño y nos
      estrecha la mano sonriente: “contad a la vuelta la verdad de lo que pasa
      en Egipto”.
      La verdad de lo que pasa en Egipto. El guardián de
      la Plaza se refiere seguramente a que la situación no ha mejorado mucho
      tras la caída de Mubarak. Mucha gente nos dice que casi todo lo
      contrario. El ejército gestiona el mismo régimen de Mubarak pero sin
      Mubarak: despotismo político, saqueo económico, corrupción generalizada,
      el miedo y la mentira como estrategias de gobierno. La represión es
      incluso más intensa que antes: las manifestaciones son atacadas con
      violencia, a veces a tiros; sigue vigente la ley de emergencia de 1981
      que permite la detención arbitraria sin cargos ni juicio posterior; hay
      doce mil manifestantes detenidos y los civiles esperan juicios
      militares; se han denunciado un sinfín de casos de tortura y maltrato,
      por ejemplo “tests de virginidad” a las mujeres detenidas; la
      manipulación informativa campa a sus anchas en la televisión pública,
      etc.
      Pero lo cierto es que el guardián de la Plaza nos hace un
      encargo demasiado pesado. David y yo llevamos sólo unos cuantos días en
      El Cairo, no nos vamos a quedar muchos más. Nuestra sensación es que
      estamos muy al principio de poder entender bien algo. Con toda seguridad
      hay fuentes mucho más fiables
      para informarse de lo que está pasando en Egipto. Quizá lo más valioso
      que nosotros podemos aportar de vuelta son los apuntes del diálogo
      frágil y complejo que nos empeñamos en establecer una y otra vez entre
      Midan Sol y Midan Tahrir, entre el 15-M y la primavera árabe. ¿Son dos
      mundos distintos, el mismo mundo o las dos cosas a la vez? ¿En qué
      sentido podemos decir que estamos en una lucha común?
      Para viajar
      hace falta compañía. Sólo en compañía podemos franquear la distancia
      típica del turista: o bien demasiado perdido y asustado, o bien
      demasiado confortable en la burbuja de los circuitos preestablecidos.
      Necesitamos compañía para perdernos sin perdernos del todo, para
      encontrarnos más allá de los clichés y los estereotipos. En El Cairo y
      en la vida. Nosotros tuvimos la suerte de contar con la compañía de Olga
      (Rodríguez) y Rosa (Pérez). Olga ya nos venía acompañando antes, con
      sus crónicas y análisis sobre la realidad egipcia en Público y periodismohumano.
      Rosa traducía mi charla en el Goethe, viajó a Egipto hace un año para
      aprender árabe y ha visto cómo su vida era tocada y enriquecida por la
      revolución. Olga y Rosa nos han explicado y contextualizado, nos han
      ayudado a prestar atención y a traducir los códigos, nos han puesto en
      contacto con otras visiones, personas y relatos. Y nos lo hemos pasado
      fenomenal juntos. A las dos, pero también a Tarek (Shalaby), Hassan
      (Soliman), Marc (Almodóvar), Ahmed (Ebeid), Nico (Salazar), ¡mil veces
      sucram!
      Sol y Tahrir, espacios de cualquiera
      Les
      preguntamos a Olga y a Marc qué paralelismos ven ellos entre Sol y Plaza
      Tahrir y aparecen muchas conexiones. La revuelta egipcia no tiene
      líderes: en todo caso hay referentes. Pero si a alguno de ellos se le
      sube la fama a la cabeza y trata de convertirse en líder, se le recuerda
      enseguida que sólo es uno más. Nos cuentan que es lo que ocurrió por
      ejemplo con Wael Ghonim, el trabajador de Google que desde las páginas
      en Facebook convocó a la manifestación del 25 de enero y fue detenido en
      los primeros días de la revuelta. Al parecer, cuando Ghonim salió de la
      cárcel dio por bueno el segundo discurso de Mubarak en el que anunciaba
      su retirada en seis meses y llamó a la gente a volver a casa. Se
      agradeció mucho su aportación a la causa, pero nadie le hizo caso.
      Marc
      nos cuenta que entre enero y febrero no había banderas en la plaza y lo
      que abundaban eran los carteles individuales con mensajes originales,
      juegos de palabras o burlas del régimen. El lenguaje de las consignas
      que se escuchaban en Tahrir no está muy codificado políticamente. Era (y
      es) directo y sencillo: pan, libertad, dignidad, justicia social (Rosa
      nos explica que pan y vida se dicen igual). Basta de opresión, hambre,
      humillación, miseria. Fuera Mubarak. Cualquiera puede reconocerse en sus
      consignas. Van al grano, son universales e inclusivas, como “democracia
      real ya” o “somos personas, no mercancías en manos de políticos y
      banqueros”. Menos es más, tanto en Tahrir como en Sol. Las palabras que
      parecen en principio más vacías, planas y abstractas son sin embargo las
      que tienen más capacidad de abrir la situación y reunir a muchos
      diferentes.

      La fuerza de Tahrir durante el levantamiento de enero
      y febrero consistía en la pluralidad que convivía en la plaza: clases
      medias y populares, hombres y mujeres, adultos y jóvenes, musulmanes y
      cristianos coptos. “No era sólo gente de izquierdas”, nos dice Tarek,
      “había un poco de todo”. Olga nos cuenta que los primeros comunicados
      que se lanzaron desde la Plaza se firmaron simplemente como “la gente de
      Tahrir”. Un nombre para los que no tienen nombre, un espacio en el que
      cualquiera puede contarse. Todo el rato nos vienen a la cabeza algunas
      palabras clave del 15-M: inclusividad, respeto, personas, “somos todos”…

      Aún
      quedan huellas en la plaza de esta convivencia entre diferentes: nos
      llama la atención ver pintado en las paredes el símbolo de la media luna
      rodeando una cruz. Más tarde, en una película que pasan en el Goethe
      Institut, vemos las imágenes impresionantes de los cristianos coptos
      protegiendo el rezo de los musulmanes en la plaza frente a la policía y
      marchando juntos tras una pancarta que dice “todos somos uno”. Alianzas
      imposibles: cuando salimos de nuestro lugar y nos engarzamos con el
      otro, ese otro del que todo nos separa en la organización de las cosas
      existente, las cosas se mueven y lo imposible se hace posible.

      En
      las imágenes de la Plaza se pueden ver también a muchísimas mujeres.
      Como dice la activista Gigi Ibrahim en una entrevista de Olga, “durante
      los dieciocho días de las protestas en Tahrir las mujeres fuimos
      protagonistas indiscutibles, mano a mano con los hombres. Fuimos
      tratadas con respeto, escuchadas y seguidas”. Y también hay una
      presencia masiva de jóvenes. Marc nos lo explica así: hacerte adulto en
      Egipto pasa por el matrimonio. Pero las condiciones para casarse
      (vivienda, salario) se han complicado muchísimo en los últimos tiempos.
      El malestar de una juventud alfabetizada pero sin perspectivas de futuro
      estalló con furia en la revuelta. ¿Qué pasa, qué pasa? Pues que allí
      tampoco tienen casa.

      Más tarde las banderas han vuelto a Tahrir,
      sobre todo la bandera egipcia. También las tensiones étnicas y de
      género. Todo depende, nos dicen, de la cantidad de gente que se junte en
      la Plaza: cuando hay muchas personas, el espíritu de unidad y respeto
      es fuerte; cuando hay pocas, afloran las divisiones latentes en la
      sociedad que el poder instrumentaliza a placer.

      Tiempo de humus


      Nos
      pasa una, dos, tres veces. Aquí nadie llega puntual a las citas. Se
      puede llegar a esperar varias horas. ¿Cómo es posible? Tarek nos lo
      explica muerto de risa: “el truco para quedar con un egipcio es elegir
      un lugar donde siempre tengas a mano un plan B o incluso C”.

      David
      había estado en Marruecos y no le sorprende tanto, pero para mí la
      experiencia es un choque. Me parece que todo va muy lento, siempre con
      retraso. Pero esas son palabras y juicios que pongo yo, habituado al
      tiempo de la urgencia que domina en los países occidentales. Ese tiempo
      siempre ocupado. Esa carrera permanente por llegar al mismo sitio. La
      sensación permanente de que “no hay tiempo” y está uno descuidando mil
      cosas. Y el placer excepcional (pero acotado en fechas fijas) de “perder
      el tiempo”.

      La temporalidad del activismo político siempre me ha
      parecido muy atravesada por esta lógica que es finalmente la lógica
      capitalista de la producción. Casi nunca hay tiempo para lo
      improductivo: los momentos bajos, la reflexión o la socialidad sin
      objeto ni objetivo.

      Allí nos parece -o nos imaginamos- que el
      tiempo de la revolución egipcia es otro. Un tiempo de latencia, de
      humus. Algo se va preparando, en silencio, casi imperceptiblemente. Cada
      cual hace su aportación y contribuye desde su sitio, pero sin ponerse
      en el centro ni pretender arrastrar los procesos. No hay prisa, se trata
      sobre todo de estar atento y disponible. Atento a lo que está pasando,
      disponible para implicarse en lo que viene. Incluso velozmente: de
      pronto el humus prende y hay que actuar. Tiempo(s) de la implicación
      contra tiempo de la urgencia.

      Por lo que hablamos con unos y
      otros, la revolución egipcia no parece tener estrategias a largo plazo
      demasiado claras. Pero hay confianza en que se ha abierto una situación y
      hay un proceso en marcha. A veces no se ve, pero eso no quiere decir
      que no exista, sino que es un proceso subterráneo y discontinuo.
      Confianza en que la revolución ha liberado energías, ha marcado para
      siempre las vidas y ya no hay vuelta atrás. Confianza, no tanto en el
      futuro, sino en que el presente está cargado de futuro. Quizá no sea hoy
      ni mañana, pero sin duda volveremos a Plaza Tahrir.

      Si queremos
      forzar la cita con la revolución nos angustiaremos, ella tiene sus
      tiempos y no se deja empujar. El truco para encontrarnos es seguir
      moviéndonos con un plan B o C, sólo así nos cruzaremos por el camino.

      La tecnología como organización


      Nadie
      niega la importancia de las redes sociales en el levantamiento de Plaza
      Tahrir. Incluso quien cree que está sobrevalorada y no deja ver el
      papel decisivo de las luchas de fábrica en la caída de Mubarak, no le
      quita su valor. El uso político de Twitter, Facebook o Youtube es muy
      intenso. Mucho más que en España. Yo sería incapaz de citar a diez
      bloggeros españoles de referencia, pero los amigos egipcios nos citan
      uno tras otro. La tecnología puede ser la misma en todas partes, lo que
      difiere no es tanto la facilidad de acceso, como sobre todo la necesidad
      de hacer algo con ella. Esa necesidad sentida masivamente ha creado en
      Egipto una verdadera cultura de resistencia en Internet. Las redes
      sociales son una de las mejores maneras de sortear la manipulación
      televisiva, mostrar lo que se quiere invisibilizar, hacer oír otras
      voces y relatos, autoconvocarse en la calle. Nos hablan de las páginas
      de Facebook como si fueran organizaciones políticas. Y cuando le
      preguntamos a Tarek qué grupos tienen más influencia para llamar a la
      protesta, nos responde muy serio: Youtube. Los activistas egipcios lo
      graban todo, ninguna escena de brutalidad policial debe quedar impune o
      pasar desapercibida. Hay que registrar cada abuso, cada injusticia y
      darlos a conocer. La pugna contrainformativa con el relato oficial de la
      realidad tiene más fuerza que en España, como si aquí nuestro problema
      no fuera tanto el ocultamiento de lo que pasa y el desconocimiento de la
      realidad, sino qué podemos hacer con lo que ya sabemos.

      No violencia, resistencia y legitimidad


      En
      la conversación entre Midan Sol y Midan Tahrir quizá hay un
      malentendido en torno a la no violencia. O un entendimiento apresurado:
      se ha transmitido una imagen demasiado edulcorada de la resistencia
      egipcia. En la revolución no hay armas, ni grupos especializados en
      ejercer una violencia separada. Pero defender la Plaza les ha exigido y
      les exige muchas veces piedras y fuego. La novedad del 25 de enero con
      respecto a protestas anteriores es que la gente no se dejó disolver, ni
      desalojar de la Plaza y aguantó con firmeza los ataques brutales de una
      policía sin escrúpulos. Recordemos que ochocientas personas murieron en
      el levantamiento de enero-febrero, ochocientas personas… Una idea
      purista de la no violencia corre el riesgo de ponerse a distancia de la
      resistencia de los egipcios en Tahrir, cuando en general nadie duda allí
      de que se trata de una revolución pacífica. Alguien nos dice al
      respecto: “no se explica si no cómo los camelleros y matones que Mubarak
      lanzó contra los manifestantes en Tahrir sólo eran reducidos y luego
      entregados a la policía o introducidos en el metro para evitar
      linchamientos”. Simplemente violencia y no violencia tienen umbrales
      diferentes aquí y allí. Marc nos cuenta que escuchó a alguien arrojar un
      cóctel molotov a la policía al grito de “¡paz ahora!” Lo importante es
      que se trata de violencia defensiva que protege los lugares conquistados
      y arrebatados al poder, algo bien diferente de la estrategia de los
      grupos y las vanguardias armadas que buscaron durante el siglo XX una
      toma violenta del poder. La conversación más interesante entre Sol y
      Tahrir no gira en torno al carácter más o menos pacífico de las
      acciones, sino sobre la legitimidad que tienen a la vista de todos, el
      espacio que construyen, si todo el mundo se reconoce y se siente
      englobado por ellas, si son en definitiva acciones de consenso,
      entendido como “sentido compartido”.

      Ochocientas personas muertas
      en el levantamiento. Cuesta entenderlo desde coordenadas europeas:
      ¿cómo la gente acudía y acude en masa a la Plaza sabiendo a lo que se
      expone? Tarek nos cuenta que en enero se gritaba “hoy voy a morir” pero
      que eso no significaba que nadie quisiese inmolarse en el
      enfrentamiento, sino que todo el mundo entendía que le podía tocar. Era
      una manera de hacerle saber al régimen que ya no podía contar para
      sostenerse con el miedo que nos vuelve conservadores, porque se lo había
      expulsado colectivamente hasta el punto de no querer ya conservar la
      vida a cualquier precio y de cualquier forma. “Ahora estamos vivos”,
      grita un manifestante en otro vídeo que vemos en el Goethe. Tan vivos
      que arriesgamos la vida.

      Una noche cenamos con activistas de la
      Plaza Tahrir. Nos impresionan sus historias: uno tiene la pierna cribada
      por perdigones, otro fue detenido en Siria en marzo y torturado, están
      los que conocen desde dentro las prisiones egipcias, todos han perdido
      amigos, todos tienen amigos encarcelados. Pero no palpamos rencor o
      resentimiento por ningún lado, ni escuchamos discursos que hablen de
      venganza. Marcados por el dolor, los activistas de Tahrir nos transmiten
      más bien una extraña alegría, otra intensidad de la vida y siempre una
      enorme confianza en el futuro de la revolución. Como cayó Mubarak,
      caerán los mini-mubarak que gobiernan todas las instituciones del país.

      Vemos
      mucha gente en Tahrir con un parche en el ojo. La policía dispara
      perdigones a la altura de la cara en las manifestaciones. En las paredes
      se repite la plantilla con el rostro de un soldado que aparece en un
      vídeo jactándose de su puntería para estallar los ojos de los rebeldes.
      El parche se ha convertido en un símbolo. Hay quien lo lleva “no por mi
      ojo, sino por el que ha perdido mi hermano” (o mi amigo, mi vecino, mi
      compañero). Se trata de mostrar las cicatrices en el espacio público
      frente a la voluntad oficial de olvido y la imagen de normalidad.

      El
      recuerdo de los “mártires” de la revolución (así llaman a los caídos)
      está presente por todas partes: fotos, carteles, graffitis, ataúdes
      simbólicos en los espacios de concentración. Los familiares tienen un
      peso muy importante en la organización de las protestas. Prolongar la
      lucha del ser querido asesinado es una manera de honrar su memoria y dar
      sentido a su muerte. Pero también hay quien se muestra preocupado al
      observar en la plaza algunos comportamientos extremos que asumen a los
      mártires como modelo. Nos preguntamos sin respuesta por el equilibrio
      difícil entre la exigencia de recordar a los muertos y el riesgo de
      convertirlos en héroes.
      La política y los amigos

      Se
      nota que el lazo social es muy denso. Pensarse a la occidental como
      átomos individuales que se conectan y desconectan a los otros según les
      convenga les parece una idea muy extraña a los amigos egipcios. Según
      nos dice Hassan, uno es en, por y a través de sus vecinos, sus amigos y
      su familia. Un punto de cruce en una maraña de las relaciones. “Estoy
      seguro en el barrio y en mi casa, no por la ley o la policía, sino
      porque confío en mis vecinos”, añade. Olga nos cuenta que es muy normal
      que los amigos conozcan y hagan vida con los padres de sus amigos, una
      cosa rarísima para nosotros. Y concluye: “no se entiende la Plaza Tahrir
      sin los amigos”. Se va en compañía de los amigos.

      La densidad
      del lazo se percibe en la calle: calle vivida, poblada, habitada,
      proliferante, abigarrada. Un enjambre permanente de personas que van y
      vienen, venden, conversan, rezan, toman té y ocupan el espacio público.
      La calle es un espacio de vida. Nada que ver con la ciudad occidental
      hiper-regulada, donde un botellón, unos chicos tocando los tambores en
      un parque o un huerto urbano son una anomalía a neutralizar de
      inmediato. Para bien o para mal, El Cairo es un gran caos y todo son
      anomalías. ¿Aportó algo esa experiencia cotidiana de la ciudad (y los
      saberes que le están asociados) al enjambre rebelde de Plaza Tahrir?

      Paseando
      un día por la calle Mohamed Mahmud, que fue escenario principal de la
      última protesta, nos detenemos ante el espectáculo que ofrece: las
      paredes llenas de graffiti, todas las ventanas que dan a la calle
      agujereadas o rotas, un gran muro levantado por la policía cortando la
      calle, rebeldes de Tahrir que pululan, trabajadores de Pizza Hut
      limpiando la acera bajo la atenta mirada del encargado y de pronto unas
      cincuenta personas de chaqueta y corbata que vienen de una boda y
      atraviesan la calle felices, cantando. Uno de ellos nos mira y responde a
      nuestra estupefacción: “Welcome to Egypt!”

      La densidad del lazo
      social es ambivalente: el otro está atento a ti para cuidarte… o
      vigilarte. Frente a nuestro hotel hay un parquecito al que acuden las
      parejas. Las más atrevidas se cogen de la mano. El lazo social
      desigualitario funciona también para colocar a cada uno en su sitio. Ser
      expulsado del lazo es el castigo más duro: es la suerte de las mujeres
      repudiadas que observamos pidiendo en la calle. El mayor castigo es el
      aislamiento.

      Se interpreta el 15-M como un “despertar” del
      individualismo. En Estados Unidos, donde éste es aún más intenso, hablan
      al respecto de Occupy Wall Street de “el milagro de estar juntos”. En
      Egipto el milagro consistiría quizá más bien en juntarse con el otro con
      una causa política en común y atravesando las divisiones sociales en
      pie de igualdad (hombres y mujeres, coptos y musulmanes, etc.).

      Una reapertura de la historia


      Dictadura,
      poder del ejército, religión y represión sexual… uno tiene todo el rato
      la tentación de pensar: “están como en España hace treinta años”. Como
      si la historia fuese un carril único en el que unos van más adelantados
      que otros. “Les sacamos treinta años de ventaja”, “están atrasados”, “uy
      lo que les queda”. Pero los amigos egipcios son muy claros al respecto:
      “queremos salir de la represión política, económica, sexual y
      religiosa, pero eso no significa que queramos el modelo occidental de
      democracia, mercado, relaciones entre géneros o (no) espiritualidad”.
      Mientras que occidente se plantea como juez e ideal, el deseo que nos
      manifiestan los amigos egipcios es inventar caminos propios, sin modelo.
      Si no fuera así la primavera árabe tendría muy poco que decirnos. Nos
      emocionaría su heroísmo contra la tiranía, pero poco más. No podríamos
      aprender nada de ella. No habría conversación posible.

      Pero no es
      el caso. La primavera árabe no expresa la voluntad de los últimos del
      pelotón en llegar al “final de la historia”. De hecho Hassan nos dice:
      “sabemos que en España tampoco hay democracia”. Cada vez está más claro
      que el matrimonio entre democracia y capitalismo era puntual y de
      conveniencia en el mejor de los casos y una estafa en el peor. La
      primavera árabe no significa por tanto el reforzamiento de la idea de un
      “final de la historia”, sino por el contrario la reapertura de la
      historia, su “despertar” como ha escrito Alain Badiou
      recogiendo la metáfora que resuena hoy en tantos sitios. Sólo desde ahí
      se vuelve posible una conversación donde la palabra del otro nos
      interesa de verdad porque nos puede modificar. Y por tanto también un
      juego de aprendizajes recíprocos, préstamos y reapropiaciones entre
      Midan Sol y Midan Tahrir (y Occupy, etc.).

      La onda que comienza
      en Túnez y Egipto ha despertado la posibilidad de luchar por otras
      formas de organizar la vida en un mundo globalizado y por tanto cada vez
      más común. Ahora depende de nosotros pensarla, cuidarla, prolongarla e
      inventar formas a su altura para organizarla. La situación está abierta,
      está todo por hacer. Quizá no es exactamente lo que el guardián de la
      Plaza nos encomendó que contáramos a la vuelta, pero es el mensaje que
      nos sentimos autorizados a traernos de Midan Tahrir.

      ————–

      CONCENTRACIÓN FRENTE A LA EMBAJADA DE EGIPTO EN MADRID EN SOLIDARIDAD CON EL MOVIMIENTO DE TAHRIR

      Lunes 19 de diciembre, entre 18.00 y 20.00, calle Velázquez 69

      #soltahrir

      Iniciativa: Ponte el parche (#ponteelparche)

      En
      Túnez y en Egipto empezó todo. Una nueva onda de acampadas y tomas de
      plazas por la libertad, la dignidad y la justicia social que va desde
      Tahrir hasta Sol, pasando por Plaza Zucotti y Syntagma. Cada plaza
      tomada es la plaza de todos. Siguiendo el llamamiento de los activistas
      egipcios de Tahrir a la solidaridad internacional frente a los últimos
      ataques de las fuerzas de seguridad contra el movimiento, algunas
      personas implicadas en el movimiento 15-M convocamos a una concentración
      frente a la embajada egipcia en Madrid (calle Velázquez, 69) este lunes
      19 de diciembre entre las 18 y las 20 horas.

      Esta es la petición de solidaridad de la gente de Tahrir:

      LLAMAMIENTO DE LOS ACTIVISTAS DE TAHRIR, EGIPTO, A LA SOLIDARIDAD INTERNACIONAL

      Los
      manifestantes de Tahrir que protestan contra el régimen militar egipcio
      llaman a la convocatoria de manifestaciones en Europa contra el último
      asalto brutal liderado por las fuerzas de seguridad egipcias contra las
      acampadas de la plaza Tahrir y del Consejo de ministros el pasado 16 de
      diciembre.

      El 18 de diciembre diez personas murieron y cientos
      resultaron heridas en el ataque. Las protestas en solidaridad con los
      manifestantes agredidos han empezado a extenderse por todo Egipto y en
      otros países (Reino Unido, Irlanda, Canadá, Austria…).

      La gente
      de Tahrir solicita la movilización urgente para exigir a la Junta
      militar que detenga de inmediato las agresiones. Los manifestantes
      pacíficos piden muestras de solidaridad y proponen que pidamos a los
      gobiernos de todo el mundo, y en especial a los principales aliados del
      régimen egipcio -Estados Unidos, Reino Unido y otros países europeos
      como España- que suspendan sus ventas de armas a Egipto y que pongan fin
      a su apoyo financiero y material al aparato represivo del régimen
      egipcio.

      Proponen que:

      -Organicemos protestas en las embajadas egipcias. Enviemos información e imágenes sobre las mismas a menasolidarity@gmail.com o a www.facebook.com/mena.solidarity

      -Redactemos
      un comunicado de solidaridad y recojamos firmas de apoyo para enviarlas
      a la embajada egipcia de nuestro país con copia a las anteriores
      direcciones.

      -Compartamos y difundamos informes e imágenes que
      documenten los ataques contra los manifestantes para romper la
      desinformación de los medios estatales egipcios.

      Visto en takethesquare.net

      Fuente: http://blogs.publico.es/fueradelugar/1326/entre-midan-sol-y-midan-tahrir



      alberto a.
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      El 15M: la hora del despertar Empty Debates con el 15-M: "El poder. Para quién y para qué"

      Post  alberto a. Thu Jan 05, 2012 5:08 pm


      Se puede leer editado en:
      http://www.signosdeltopo.com.ar/000-051/debates15m.htm


      Debates con el 15-M: "El poder. Para quién y para qué"

      por Enric Mompó


      El movimiento de los indignados nació como respuesta de los trabajadores y de amplias capas populares a los ataques del capitalismo y sus representantes políticos, contra sus condiciones de vida y sus derechos sociales y laborales. La respuesta, todavía limitada, está condicionada por la forma en que evolucionó el período histórico anterior al estallido de la crisis.

      —La caída de la URSS y de los estados burocráticos de Europa del Este dejó un vacío ideológico a todos aquellos que veían en ellos, a pesar de la degradación, un referente “socialista” frente al capitalismo. La bancarrota del estalinismo arrastró tras de sí a los viejos partidos comunistas, que en su mayor parte desaparecieron o se reciclaron en la vieja socialdemocracia. El fracaso fue utilizado por el sistema para proclamar el fin del socialismo y el triunfo definitivo del capitalismo (el fin de la historia).

      —El profundo retroceso del movimiento obrero y popular en las últimas décadas del siglo XX, traicionado por sus dirigentes políticos y sindicales, reconvertidos en entusiastas defensores del capitalismo “con rostro humano”, y adormecido por el consumismo y el crédito barato, que parecían confirmar el mensaje de que vivíamos en el mejor de los mundos posibles.

      —La falta de alternativas creíbles, tanto a nivel nacional como internacional, capaces de abrir una perspectiva anticapitalista revolucionaria frente a un capitalismo senil que nos lleva hacia la barbarie y el desastre.


      El movimiento de los indignados no podía ser de otra forma. El malestar social no implica una conciencia anticapitalista madura. Los primeros pasos no podían ser otros: la exigencia de una democracia real y transparente, la reforma de la constitución... Las ingenuas reivindicaciones del movimiento y el hecho de que no naciera en el marco productivo, ni en el movimiento obrero organizado (en el seno de unos sindicatos burocráticos donde apenas existe oposición) hizo que algunos lo descalificaran tachándolo de pequeño burgués y antiobrero. (!)

      La potencialidad revolucionaria del 15-M es sin embargo indiscutible. Sus reivindicaciones están condenadas a no cumplirse. Salvo guiños cosméticos, el sistema no puede satisfacer sus demandas sin poner en peligro su estabilidad. La democracia usurpada por los mercados es el verdadero rostro de la dictadura del capital, sin la máscara “humana” del estado del bienestar. No hay transparencia que valga, ni se va a erradicar la corrupción, porque al contrario de lo que puedan pensar los ingenuos, ésta no es un cuerpo extraño adherido, sino la verdadera grasa que mueve los engranajes de la “democracia” capitalista. Los políticos del sistema, de derechas o de izquierdas, tanto da, representan los intereses de los banqueros y empresarios, no de los votantes, porque los primeros son su verdadera fuente de poder y privilegios.

      El 15-M está condenado a crecer a medida que se agrave el derrumbe económico, pero incapaz de ir más allá, parece destinado a estrellarse contra las líneas rojas del capitalismo. El sistema capitalista está dispuesto a llegar hasta el final, en sus pretensiones de descargar todo el peso de la crisis en la espalda de los trabajadores. Ya no es suficiente con movilizarse y protestar. La tarea es transformar la frustración colectiva en energía y conciencia, capaces de acabar con un sistema irreformable e irrecuperable que sólo puede ofrecer barbarie. Para conseguirlo es necesario ampliar y profundizar el debate sobre cuáles deben de ser los objetivos del movimiento y sin duda alguna la cuestión del poder, como instrumento para transformar la sociedad es un tema central. Desde esta perspectiva es fundamental la crítica contra los que defienden el mito del capitalismo con rostro humano, y se oponen a construir una alternativa fuera y contra el sistema.

      John Holloway (*) es poco conocido por la mayoría de los integrantes del 15-M pero paradójicamente sus tesis gozan de cierta influencia en algunas de las corrientes que forman parte de él.


      • Holloway, ATTAC y los autónomos. La superstición del poder convertida en teoría


      El atraso político y la falta de una alternativa creíble y coherente al capitalismo permiten que las supersticiones teorizadas de John Holloway y otros grupos como ATTAC gocen de cierto predicamento en algunos sectores de los indignados. Si no es posible tomar el poder, ni sabemos cómo hacerlo (los intentos han fracasado, o se han convertido en callejones sin salida), resulta más fácil buscar atajos que nos permitan escurrir el bulto y construir espacios de “dignidad” para sobrevivir en medio de la vorágine capitalista.

      Las tesis de cambiar el mundo sin tomar el poder no son nuevas. Ya fueron puestas en práctica por sectores anarquistas, o por los autónomos en los años 70 del siglo pasado. La teoría se apoya en la experiencia de algunas organizaciones piqueteras argentinas, el neozapatismo y los movimientos altermundistas.

      El marxismo habría fracasado al no comprender la naturaleza del poder. Una vez conseguido el objetivo de conquistar el estado, y al intentar instrumentalizarlo en nombre y a favor de los oprimidos, habría acabado reproduciendo las relaciones de opresión que había jurado destruir.

      “Si el paradigma fue el vehículo de esperanza… se convirtió cada vez más en el verdugo de la esperanza a medida que el siglo avanzaba. La aparente imposibilidad de la revolución a comienzos del siglo XXI refleja, en realidad, el fracaso histórico de un concepto particular de la revolución, el que la identifica con el control del Estado” (J. H., “Cambiar el mundo sin tomar el poder”. Ed. Viejo Topo, pág. 25).

      Sorprende la ligereza con que se tergiversa la historia. Se pone a todo el mundo en el mismo saco. Y con este totum revolutum se borra de un plumazo cien años de historia, con la acusación de que el marxismo defiende una visión instrumentalista del poder. Desde esta óptica ignorante o malintencionada (o ambas a la vez) el marxismo no es más que una corriente “estatista”, burocrática y autoritaria que ha fracasado y que no tiene nada que decir en pleno siglo XXI. Marx se equivocó y Lenin sería el responsable de las salvajadas llevadas a cabo en nombre del socialismo.

      “El error de los movimientos marxistas revolucionarios no ha sido negar la naturaleza capitalista del Estado, sino comprender de manera equivocada el grado de integración del Estado en la red de relaciones sociales capitalistas”.

      La conclusión de Holloway y sus partidarios: “No se puede construir una sociedad de relaciones de no poder por medio de la conquista del poder”. Como los gatos, pretenden dar un triple salto mortal y caer de pie. Sus conclusiones se parecen sospechosamente a las del anarquismo, pero como éste tampoco puede presentar un historial brillante en lo que concierne a llevar a cabo con éxito una revolución libertaria, optan por proclamar una tercera vía: No hay que tomar el poder, ni destruirlo de inmediato, sino… hacer como si no existiera. Crear espacios “autónomos”, de “dignidad”, y corroer los cimientos del estado, hasta que caiga por sí solo. El anarquismo por lo menos, consciente de su importancia, pretende destruirlo de inmediato, aunque no sepa cómo. Holloway, con su jerga “izquierdista”, no va más allá del reformismo de los defensores del capitalismo con rostro humano.

      Holloway no explica cómo la carcoma revolucionaria resquebrajará el capitalismo hasta provocar su caída. Es más, ni le importa. Adorador del espontaneísmo, considera que el “sujeto crítico revolucionario” (el hombre fragmentado) está condenado a enfrentarse al sistema, como consecuencia de las contradicciones de éste. Por consiguiente no hacen falta partidos, ni programas. Basta con crear espacios de no poder, que preparan la caída del capitalismo.

      La clase trabajadora no puede alcanzar la plena conciencia revolucionaria en el seno del capitalismo. El sistema aliena a los trabajadores, los divide y aísla, y los convierte en mercancía destinada a producir y consumir, en beneficio del capital. El choque entre los intereses de los que venden su fuerza de trabajo para sobrevivir y los de los propietarios de los medios de producción provoca el surgimiento de una conciencia sindical, es decir, la de que es necesario luchar para conseguir un mejor precio por el trabajo. Pero no va más allá. Es necesaria la organización política —en la que se discuta y reflexione la causa de nuestros males y cómo superarlos, se analice los errores y las experiencias pasadas, se preparen y se propongan formas de lucha que ayuden a elevar la conciencia de los explotados—, para que podamos transformarnos, parafraseando a Marx, de clase en sí, a clase para sí.


      • ¿Se pueden crear espacios de antipoder hasta agrietar y hundir el capitalismo?

      Holloway dice que tiene la respuesta. Existe un poderoso movimiento social dirigido a transformar el mundo, que no se plantea la toma del poder. Sería por tanto cuestión de desarrollar ese mundo paralelo, en el que la gente se organiza de forma horizontal, para practicar el trueque, crear cooperativas de producción, o solidarizarse con otros. El Estado en medio del vacío de poder, implosionaría sin pena ni gloria, y con él, el capitalismo.

      Pero las cosas no son así. Es cierto que existe un extenso movimiento social y que tiene una gran importancia en la lucha contra el capital. Es primordial desarrollar estas experiencias solidarias y autogestionarias entre los trabajadores y las clases populares, como medio para elevar la conciencia política y social. Pero no basta. Nadie, ningún colectivo puede vivir al margen del sistema capitalista, en el que vivimos. Nos guste o no, todas estas experiencias están obligadas a obedecer las leyes que impone el estado a la sociedad. Hace años asistí a una asamblea de okupas en la que los miembros del local liberado reconocían que las bebidas que se vendían en el bar tenían que comprarse en el supermercado capitalista, la cerveza podía venderse a precio de coste, pero ese coste lo imponían las industrias cerveceras y los propietarios del súper. Las empresas ocupadas en la Argentina , aunque estén en poder de los trabajadores, tienen que adquirir materias primas, para poder manufacturarlas y venderlas en el mercado, necesitan créditos para comprar nueva maquinaria que les permita competir… Con la entrada y la salida de los productos, entra también la ley del valor del capitalismo.

      Mientras el capital controle los créditos y los grandes centros de producción y distribución, los espacios autogestionados sólo serán una valiosa experiencia para que los trabajadores comprendan que no necesitan a los capitalistas para producir. La coexistencia con el capitalismo sólo puede ser precaria y limitada en el tiempo. La burguesía intentará arruinar o corromper la experiencia, para que no sirva de ejemplo. Cualquier proyecto autogestionario sólo puede sostenerse a través de la proliferación de otros similares, y con la perspectiva de construir un poder alternativo que se enfrente al Estado capitalista.

      La autodeterminación de los trabajadores sólo puede plantearse con la lucha por el poder político. Sólo cuando el poder esté en sus manos, podrá organizar la expropiación de los expropiadores. Sólo entonces será posible organizar no ya pequeños espacios de libertad, sino la planificación democrática de la sociedad.

      Mientras aceptemos la existencia del Estado capitalista y no estemos dispuestos a acabar con él, mientras el capital conserve sus resortes de poder político y económico, cualquier experiencia autogestionaria está condenada. Holloway plantea un proceso evolutivo, y en última instancia reformista, para acabar con el capitalismo. Poco a poco ganaremos espacios y obligaremos al estado a retroceder. Con un ropaje izquierdista y libertario, nos dibuja un plácido camino, destinado a tranquilizar a las conciencias bien pensantes. Pero ¿alguna vez en la historia las clases dominantes abandonaron la escena sin presentar batalla?


      • ¿Qué nos enseña la historia?

      La historia nos enseña que las revoluciones que se hacen a medias cavan sus propias tumbas y que la cuestión del poder tiene que decantarse, o bien hacia los que ya no quieren seguir siendo dominados como antes, o bien hacia los que no pueden seguir haciéndolo como lo habían hecho hasta entonces.

      En 1871 los dirigentes de la Comuna de París permitieron la reorganización del gobierno republicano burgués en Versalles, con el que esperaban negociar la coexistencia de los dos poderes. Se negaron a expropiar el Banco de Francia aunque financiase la contrarrevolución, temerosos de ir demasiado lejos en su radicalismo revolucionario. Pocas semanas después, la reacción levantaba la cabeza, apoyada por el ejército prusiano, y aplastaba a sangre y fuego el experimento revolucionario (En Defensa del Marxismo nº 87).

      Sesenta y cinco años después, en 1936, la sublevación contra la república española provocó la respuesta del movimiento revolucionario. No sólo los militares fueron derrotados en gran parte del territorio, sino que la República , desprestigiada por sus vacilaciones frente a la conspiración, se derrumbó. El anarcosindicalismo y la izquierda socialista eran los dueños de la situación. Pero ninguno de los dos estaba dispuesto a llegar hasta el final.

      La dictadura revolucionaria llevada a cabo en la calle, de forma espontánea, por los trabajadores, fue rechazada por sus dirigentes que, fieles a sus tradiciones anarquistas, rechazaron el poder y prefirieron convivir con las ruinas del estado.

      Seis meses más tarde, la revolución estaba aplastada. Las jornadas de mayo de 1937 en Barcelona marcaron el punto y final. El anarquismo retrocedía, debilitado y dividido. Mientras los revolucionarios sufrían la represión, sus líderes formaban parte de los distintos gobiernos republicanos. Los que se habían negado a tomar el poder, ocupaban ahora los flamantes despachos ministeriales. Nada quedaba de la experiencia autogestionaria. Pocos creían que las grandes propiedades no iban a ser devueltas a sus antiguos dueños, una vez acabada la guerra, ya fuera con la victoria franquista, o republicana.

      Sin un proyecto social capaz de ilusionar a las clases populares, en medio de una guerra que había dejado de ser revolucionaria, para ser sólo civil, donde se enfrentaba una república burguesa desprestigiada y un ejército apoyado por las potencias fascistas, el triunfo sólo podía ser para el bando mejor armado y organizado. La victoria de Franco era cuestión de tiempo.


      • El marxismo y el Estado


      Si nos atenemos a sus acusaciones, Holloway nunca leyó a Marx, ni se molestó en ir más allá del título de sus obras. Presenta una visión grosera y simplista de sus teorías, que nada tiene que ver con la realidad. El marxismo jamás se propuso conquistar el estado para ponerlo al servicio de los trabajadores. Por el contrario lo caracterizó como un órgano de dominación de clase. Apoderarse del estado es precisamente lo que han hecho todas las clases propietarias a lo largo de la historia. La burguesía francesa o británica se limitó a acabar con la monarquía y abolió los viejos privilegios feudales, y puso al ejército y a la burocracia estatal al servicio de sus intereses. Sin embargo, el proletariado es la primera clase que no pretende convertirse en propietaria sino desaparecer en una futura sociedad sin clases, en la que el recuerdo de la explotación del hombre por el hombre sólo exista en los museos y los libros de historia.

      Holloway tergiversa la historia del socialismo y la convierte en un cuento para niños. Los marxistas se equivocaron, pretendieron transformar el estado y el estado los transformó a ellos. Acusa a los bolcheviques de ser los responsables de la degeneración estalinista. Pero antes y en los primeros años de la revolución, el partido de Lenin y Trotsky nunca fue una organización autoritaria y verticalista, donde se ahogase la disidencia. El partido estaba en constante ebullición, donde se daban los más apasionados debates y controversias. No es casualidad que “El Estado y la revolución” de Lenin, obra en la que se hace una defensa encendida de las tesis marxistas, fuese publicada (o parte de ella) en el estado español por… ¡ la CNT ! Entonces ¿qué ocurrió para que el proyecto degenerara en el gulag estalinista?

      Fue el fracaso del movimiento revolucionario en Europa y el aislamiento de la revolución en un país pobre y atrasado como Rusia, no la toma del poder, lo que provocó la degeneración. Una economía destruida, sin técnicos, ni trabajadores cualificados que pudiesen poner en marcha la producción. Un país aislado y temeroso de una nueva contrarrevolución. Lo que tenía que ser la dictadura del proletariado, basada en la más amplia democracia directa, se transformó por las circunstancias en una dictadura de partido, y fue en el seno de éste donde comenzó a tejerse la contrarrevolución. Holloway calla sobre todo esto. No hay fórmulas mágicas que puedan asegurarnos un final feliz. El único camino posible es el de la participación democrática plena y directa, y el protagonismo de los trabajadores en lucha por su destino.

      Conquistar el estado para destruirlo, esa fue siempre la aspiración del marxismo. Pero no a la manera anarquista, como un ejercicio inmediato de la voluntad popular y revolucionaria, sino como un proceso que comienza en el mismo instante de la conquista del poder y acaba con la extinción de las clases sociales. La primera revolución obrera de la historia, la Comuna de París, comprendió esa aparente contradicción. Desde el primer momento empezó a demoler el aparato del estado, disolvió el ejército y la policía, para formar milicias que eran el pueblo en armas; acabó con el poder de la burocracia estatal, aboliendo sus privilegios y prebendas. Todos los puestos de la administración eran elegidos por sufragio universal, no podían cobrar más que el salario medio de un trabajador, y eran revocables en cualquier momento, por voluntad de los electores. Ese es el camino que defiende el marxismo y que Holloway y sus seguidores no quieren comprender.

      Pero, ¿por qué resulta utópico aspirar a la inmediata abolición del estado, tal como proclaman los anarquistas? Porque el estado sólo se extingue cuando desaparecen las clases sociales y éstas no lo hacen de la noche a la mañana, ni desaparece de inmediato la amenaza de la contrarrevolución capitalista, tanto a escala estatal, como internacional. Las sociedades no se transforman por arte de magia, sino que sufren paulatinamente un proceso de cambios revolucionarios. Los cambios encuentran la oposición y la hostilidad de las viejas clases dirigentes, que se resisten a ser expropiadas y a desaparecer. Todo cambio real implica una resistencia que debe de ser vencida, y por consiguiente genera violencia, violencia de la gran mayoría contra la pequeña minoría que pretende mantener sus propiedades y privilegios.

      La revolución comienza mucho antes de la toma del poder, con la creación de un tejido social y solidario, en el que se organizan los trabajadores y las clases populares, y a través del que toman conciencia de su capacidad para dirigir y administrar la sociedad. Un conjunto de organizaciones que entran en conflicto con el capital, que aspira a imponer sus intereses. Es tarea de los revolucionarios aprovechar el inevitable choque de intereses para transformar ese movimiento en los ladrillos y la argamasa que conformarán el poder alternativo. Sin esa red social no hay revolución que valga. La democracia directa y horizontal no surge de la nada, ni de la mente de grandes pensadores, sino de las experiencias acumuladas por el movimiento obrero en la lucha de clases.

      El poder no es una institución física, sino un conjunto de relaciones sociales de fuerza que existen entre los sectores y las clases. La dictadura de la burguesía, el poder económico de los bancos y las multinacionales se encarna en el estado, es decir, se transforma en poder político, a través de un conjunto de mecanismos (los medios de comunicación, la iglesia, el ejército, la policía, el parlamento y los supuestos representantes populares) que tienen la función de estabilizar la dominación y la explotación del resto de las clases. Por tanto, la cuestión de qué clase detenta el poder, sigue siendo primordial para llevar a cabo cualquier cambio revolucionario en la sociedad. La cuestión no es si tomar o no el poder, sino cómo hacerlo.



      • ¿Qué proponemos?


      En la medida que los intereses de los trabajadores y las clases populares exige una soberanía real sobre su realidad y su futuro, la democracia burguesa y sus estrechos límites comienzan a quedar en entredicho. Con frecuencia escuchamos criticar a los políticos profesionales del sistema, desconfiar de la naturaleza reaccionaria de la justicia burguesa y sus instituciones. Pero hace falta algo más para convertir esa desconfianza y hostilidad popular en conciencia revolucionaria. La espontaneidad no es suficiente. Hace falta revertir el pesimismo que propaga el sistema y que todo lo impregna, recuperar la confianza de los trabajadores en sus propias fuerzas, y la construcción de un proyecto social y político alternativo que hagan suyo. Y eso sólo puede conseguirse con la lucha cotidiana, a través de sus organizaciones democráticas, asamblearias y autónomas. Y ¡cómo no!, por supuesto, de un programa que nazca de lo más profundo de sus necesidades y experiencias.

      Construir un poder alternativo, horizontal, que se extienda a través de las organizaciones por los barrios populares, los pueblos y los centros de trabajo. Pero para que el conjunto de la población haga suyas esas organizaciones, éstas deben de hacer suyos sus problemas, la lucha contra la xenofobia, los desahucios, el cierre de empresas, la marginación... La lucha por los problemas cotidianos es la primera escuela en la que los oprimidos aprenden a no delegar su solución en otros. Pero el aprendizaje tiene que ir más lejos, los problemas más graves que nos afectan no se solucionan a nivel local, sino a escala estatal o internacional. Toda esa banda de charlatanes que se pavonea de sus títulos y cargos, son incapaces de acabar con la lacra de los cinco millones de parados que existen en el estado español. Si ellos no sirven, si el sistema que defienden no funciona y sólo nos trae más miseria, entonces hay que empezar a plantearse qué es lo que queremos.

      Ninguna confianza en las instituciones del sistema, ni siquiera hacia aquellas regentadas por la izquierda capitalista. Ensayar e impulsar y articular las formas de democracia y participación directa, organizar las luchas populares, son los pasos previos para la construcción de un doble poder popular que dispute su hegemonía al capitalismo.

      No planteamos destruir el poder a la manera anarquista, no pretendemos ignorar el poder como hace Halloway y los autónomos, lo que planteamos es su socialización. Todo el poder para el 95% de la sociedad y sus organizaciones, ninguno para los parásitos y depredadores que nos vampirizan.


      (diciembre 2011)


      Enric Mompó

      ______

      (*) JOHN HOLLOWAY, sociólogo cercano al neozapatismo. En 2002 publicó su libro “Cambiar el mundo sin tomar el poder”. Sostiene que la posibilidad de la revolución está no en la toma del Estado, sino más bien en los actos diarios de rechazo y organización contra la sociedad capitalista, lo que es llamado antipoder (a diferencia del contrapoder). Esto ha suscitado la simpatía de algunas corrientes anarquistas y autónomas, y sus teorías cuentan con cierta influencia entre algunos sectores del 15-M.


      http://www.signosdeltopo.com.ar/000-051/debates15m.htm
      JM Delgado
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      El 15M: la hora del despertar Empty Re: El 15M: la hora del despertar

      Post  JM Delgado Mon Jan 09, 2012 5:53 am

      Interesante y esperanzado artículo sobre el 15M de Amador F. Savater:
      http://blogs.publico.es/fueradelugar/

      La "declaración de huelga" de la comisión de extensión internacional aquí:
      http://madrid.tomalaplaza.net/2011/12/19/extension-internacional-de-sol-se-declara-en-huelga-%C2%BFsomos-el-99/

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