alberto a. Wed Jun 18, 2014 10:21 pm
Fragmentos del Manifiesto del Frente de Izquierda (set. 2013):
La deuda eterna
La Presidenta se ha jactado de haber pagado, en la década, 173 mil millones de dólares de deuda externa –de ser, dijo, “una pagadora serial”. Lo que omitió fue que, mientras tanto, la deuda pública (externa e interna) ha subido casi cien mil millones de dólares, hasta alcanzar una cifra que supera largamente los doscientos mil millones de dólares. Desde 1975, Argentina ha pagado unos seiscientos mil millones de dólares y aún tiene una deuda descomunal. Estamos claramente ante una deuda usuraria, que crece como consecuencia de una continua capitalización de intereses que no se logran pagar. El saqueo del país ha alcanzado hace mucho un carácter delictivo. En este negociado ha intervenido la gran banca internacional, pero por sobre todo los capitalistas nacionales, que siempre han tenido en su poder la mayor tajada de esa deuda. Esto explica la conducta ‘serial’ de todos los gobiernos de los últimos cincuenta años.
Para proceder a ese pago ‘serial’, el gobierno ‘nacional y popular’ ha ido vaciando el Banco Central y la Anses. Esto explica que el 75% de los jubilados cobre un 25% del costo de la canasta familiar. El gobierno K ha tomado dinero de estas instituciones a cambio de títulos públicos que nunca serán cancelados, sino refinanciados en forma indefinida. Esos títulos públicos están contabilizados a una valuación teórica, no la real. Ahora mismo, el gobierno está vendiendo los títulos heredados por la Anses de las AFJP a precio vil, con el bastardo propósito de bajar la cotización del dólar. La Anses tiene en su poder el monto mayor de la deuda en pesos, que se licua como consecuencia de la inflación y de la indexación por los valores del IndeK. El ‘pago serial’ está llevando a la bancarrota al sistema jubilatorio y monetario.
El ‘relato’ del ‘desendeudamiento’ es simplemente una patraña. La reducción de la deuda externa, postulada por la reestructuración de 2005, ha sido una ficción, pues con el agregado de los llamados ‘cupones del PBI’, no ha variado en absoluto. Ha servido, solamente, para ‘estabilizar’ las relaciones con los acreedores capitalistas, a costa de los trabajadores. El resultado es que se asiste a una potencial cesación de pagos, en el marco de una crisis inminente con los llamados fondos buitres. La viga maestra de lo que pretendía ser ‘la reconstrucción de la burguesía nacional’, ha resultado una farsa. El gobierno que subió en 2003 para actuar como síndico de la bancarrota de 2001/2, enfrenta ahora otra crisis, que requiere un nuevo síndico, que será seleccionado, antes de 2015, por vía electoral o extra electoral. El fracaso descomunal del blanqueo de capitales (‘cedin’) constituye un voto abierto de desconfianza en el gobierno, por parte del capital nacional e internacional. Es otra expresión del cambio de frente de la mayor parte de los grandes empresarios y banqueros nacionales y extranjeros que ha apoyado al kirchnerismo, con altas y bajas, durante una década.
El déficit fiscal, para pagar la deuda externa y otorgar toda clase de subsidios a las patronales es la causa principal de la inflación que empobrece a los trabajadores. El gobierno financia también ese déficit con la confiscación de los fondos de la Anses, y las patronales se valen de la llamada ‘libertad de empresa’ para subir los precios y especular con la inflación.
El otro ‘relato’ mistificador es el de la “redistribución” de ingresos. Los síndicos de la bancarrota de 2001/2, se encargaron de acentuar la precariedad laboral, con el pretexto de ‘crear empleos’. Incluso con este recurso, la desocupación sigue muy elevada –del 15% si se incorpora al cálculo a los trabajadores de los ‘planes’, y aun más con los subocupados. Esto explica el elevado nivel de pobreza –un 70% si se toma la canasta familiar, un 35% debajo de la canasta básica. La asignación por hijo, concebida y financiada por el Banco Mundial, apunta a sostener una asistencia social de hambre por tiempo prolongado. Reivindicamos el “trabajo para todos” (reparto de las horas de trabajo) y un salario mínimo igual al costo de la canasta familiar.
La pobreza estructural incluye el derrumbe de la atención de salud y la educación, y el descomunal encarecimiento de la salud privada. El Frente de Izquierda plantea la defensa de la educación y salud pública; una educación nacional única, estatal, gratuita y laica; y un sistema nacional de salud pública y universal, a cargo del Estado, ambos bajo la dirección de los trabajadores. Reclamamos la apertura de los libros de las obras sociales y de la medicina privada. Rechazamos la estatización de las obras sociales (en gran parte pantallas de la medicina privada), por parte del Estado capitalista, pues no sería más que un paso hacia la privatización integral de la salud.
El Frente de Izquierda plantea el no pago de la deuda externa usuraria; la determinación de los responsables de este negociado, con el resarcimiento correspondiente; y el establecimiento de un impuesto extraordinario a los grandes capitales hasta cubrir la confiscación de activos sufrida por el Banco Central y la Anses.
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